Colágeno, ¿es realmente efectivo el suplemento superventas?

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Los suplementos de colágeno son algunos de los más populares para paliar los síntomas del envejecimiento.
La Voz de la Salud | iStock

El colágeno es uno de los productos más populares para combatir el envejecimiento y las arrugas. Analizamos su eficacia con el investigador José Miguel Mulet

23 ene 2022 . Actualizado a las 18:27 h.

Es un hecho. A partir de los 25 años, el cuerpo deja, progresivamente, de producir colágeno. Esta proteína, responsable de mantener la estructura de los huesos y la piel, es un bien preciado que se va perdiendo inevitablemente con el paso del tiempo. Por esta razón, los suplementos de colágeno son cada vez más populares. Ya sea en forma de cápsulas, polvos o batidos, el colágeno es fácil de conseguir y muy popular. Sin embargo, no está claro que consumir colágeno por vía oral sea beneficioso. De hecho, algunas personas han comunicado reacciones adversas frente a este suplemento. Veamos qué se esconde detrás de esta proteína tan esencial y de su devenir en suplemento alimentario.

¿Qué es el colágeno?

«El colágeno es una proteína ubicua, es decir, está en muchas partes. Es la que se encarga, por ejemplo, de hacer el armazón sobre el que se montan los huesos, sobre el que se deposita el fosfato de calcio, pero también es la que se encarga de darle consistencia a la piel, de forma que cuando, por la edad, el colágeno empieza a fallar, es cuando salen las arrugas propias del envejecimiento», explica José Miguel Mulet, catedrático de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, director de investigación en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) y autor, entre otros libros, de ¿Qué es la vida saludable?. «El colágeno lo produce el propio cuerpo, como produce cualquier proteína. Dentro de las células, la secuencia está codificada en el ADN y es la propia célula la que fabrica el colágeno», detalla Mulet.

El proceso de producción del colágeno «tiene una maduración bastante complicada, que requiere de vitamina C. Una vez sintetizado, tiene que ensamblarse y hacer una serie de cambios para los cuales necesita la acción de esta vitamina. De ahí, que uno de los efectos de la falta de vitamina C sea que la piel empieza a disgregarse y las heridas no se cierran, porque la piel está perdiendo su estructura. Por eso, cuando la gente tenía escorbuto, la piel empezaba a degradarse, por falta de colágeno», explica el investigador.

En base a estos procesos orgánicos, el colágeno se ha relacionado con beneficios para la piel, el cabello y los huesos. Se consume para fortalecer las articulaciones y su aplicación cosmética busca rellenar o reducir las arrugas.

Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra producción de colágeno?

En realidad, según Mulet, «no hay ninguna forma. Es un proceso irreversible. Lo único que puedes hacer es tener una dieta equilibrada y hacer ejercicio para que los efectos del envejecimiento tarden más en aparecer. Pero el colágeno propio que tú sintetizas, cuando dejas de sintetizarlo, no puedes hacer nada». Lamentablemente, el ritmo de producción de esta proteína disminuye a partir de los 25 años de edad, de forma que entramos en déficit a razón de un 1 % al año, aproximadamente. Además, hay otros factores que contribuyen todavía más a acelerar este déficit: el tabaquismo, la mala alimentación, la exposición excesiva al sol y a la contaminación son algunos de ellos.

¿Qué quiere decir esto? Que, si buscamos aumentar el colágeno disponible en nuestras células, los suplementos no serán la respuesta. «El colágeno es una proteína, y como cualquier proteína, cuando tú te la comes, va al estómago y se degrada en aminoácidos, y allí se ha acabado. Además, el colágeno que tú estás tomando no es colágeno humano, es de cualquier otro animal. Entonces, no tiene ningún sentido. De hecho, no hace falta que te tomes ningún suplemento de colágeno. Te haces un buen caldo gallego con huesos y la proteína que sale de los huesos es básicamente colágeno, ahí tienes todo el colágeno que quieras», plantea Mulet.

Tampoco es útil tomar suplementos de vitamina C para impulsar la producción de colágeno. «Una dieta normal suele contener la vitamina C que necesitas. Y más vitamina C no quiere decir que vayas a producir más colágeno. Yo recomendaría que la gente comiera fruta y ahí tendrá toda la vitamina C que necesite, pero no hace falta tomarse una pastilla», aconseja Mulet.

Tratamientos antiarrugas

Si lo que buscamos es paliar los efectos del envejecimiento, Mulet recomienda dos elementos: el ácido glicólico y la coenzima Q10. «Para las arrugas, los productos que realmente tienen alguna eficacia son muy limitados. Se ha visto que estos dos tienen un efecto para frenar la aparición de arrugas o rellenarlas cuando aparecen», señala. Se trata de ingredientes que comúnmente encontramos en las fórmulas de cremas y tratamientos cosméticos antiarrugas.

Incluso la supuesta efectividad de estos suplementos para la mejora de problemas reumáticos y óseos ha sido duramente cuestionada desde la comunidad científica. Una carta publicada por la revista Nutrición Hospitalaria, firmada por expertos de la Sección de Reumatología del Hospital Marina Baixa, en Villajoyosa (Alicante), sostiene que «no existe evidencia suficiente para concluir que esté indicado en la prevención y el tratamiento de la artrosis o la osteoporosis, ni para recomendar su uso generalizado en la práctica clínica diaria».

Los reumatólogos explican que «numerosos estudios clínicos evalúan la eficacia de colágeno hidrolizado en el tratamiento de la artrosis. Sin embargo, la mayoría son de baja calidad y el resto presentan ciertas limitaciones que obligan a interpretar los resultados con cautela», señalando conflictos de intereses en algunos de ellos, en los que los investigadores mantenían vínculos laborales con laboratorios dedicados a la fabricación de estos suplementos.

Por su parte, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha dirigido dos estudios sobre el uso de colágeno. El primero, publicado en el 2011, investigó los efectos de la ingesta de 10 gramos al día de colágeno hidrolizado en el mantenimiento de las articulaciones. El panel determinó que no podía establecerse una relación causal entre la toma del colágeno y la salud reumática. El otro, del 2013, está firmado por el mismo panel de expertos y relacionado con la elasticidad de la piel y la reducción del volumen de las arrugas. En este caso, tampoco se hallaron relaciones entre el suplemento de colágeno y esos efectos sobre la piel.

Más aún: en algunas personas, el exceso de colágeno puede provocar cuadros similares a los de un trastorno autoinmunitario llamado esclerodermia, en el que la acumulación de esta proteína en la piel y otros órganos lleva a la aparición de distintos síntomas, que van desde la rigidez y tensión en la piel y la pérdida de cabello hasta llagas en los dedos, dolor articular e insuficiencia renal.

En definitiva, el mito del colágeno como suplemento beneficioso podría ser, en gran medida, fruto de maniobras de márketing ideadas para impulsar las ventas de estos suplementos. Queda claro que estas maniobras han sido exitosas. De hecho, un artículo de The New York Times constataba en el 2021 que el término «colágeno» había registrado un promedio de 1,4 millones de búsquedas en Google ese año. Los suplementos en formato de polvo y de bebida encabezaban esas búsquedas. 

Aquellos supuestos beneficios reportados de la ingesta de colágeno no serían, entonces, otra cosa que los beneficios que nos puede traer el consumo de cualquier proteína: mejoras en el estado de la piel y en el rendimiento muscular. Sin embargo, también es cierto que otras proteínas han demostrado ser más eficaces si lo que se buscan son esos objetivos, ya que el colágeno no contiene aminoácidos esenciales.

Aunque la aplicación puntual de colágeno en forma de inyección es un tratamiento estético relativamente seguro y eficaz para aumentar el volumen de los labios, los pómulos o los glúteos, «una cosa es el colágeno a nivel celular, que está dentro de las células de la piel, y otra cosa es una inyección de colágeno, que sería como ponerte un implante de colágeno, lo que no tiene nada que ver», explica Mulet. «Un suplemento de colágeno no tiene ningún beneficio, al igual que una crema de colágeno, que no va a atravesar la piel», concluye.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.