Wickremesinghe, un presidente no deseado para solucionar la crisis

La Voz / Agencias

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El nuevo presidente de Sri Lanka ha rozado siete veces la jefatura del Estado y ahora debe enfrentarse al descontento de los manifestantes

20 jul 2022 . Actualizado a las 13:05 h.

Ranil Wickremesinghe, uno de los políticos activos con más experiencia en la historia de Sri Lanka, ha sellado este miércoles su ambición de dirigir el país al imponerse como presidente en una votación secreta.

Eterno presidenciable de 73 años, cinco veces primer ministro de Sri Lanka y que ha rozado al menos siete veces la jefatura de Estado sin lograr nunca imponerse, el político debe enfrentarse ahora al descontento de unos manifestantes que reclaman su dimisión desde que accedió al puesto de primer ministro el pasado mayo.

Wickremesinghe asume la presidencia de Sri Lanka en medio de una tumultuosa crisis institucional y económica que mantiene las calles agitadas por las manifestaciones, después de que el exmandatario Gotabaya Rajapaksa se viese obligado a abandonar el cargo y salir del país la semana pasada.

El nuevo jefe de Estado dirigirá el país hasta el 2024, completando así el mandato del depuesto Rajapaksa, tras recibir hoy el apoyo de 134 de los 225 parlamentarios de la Cámara y ser elevado por una facción del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), la formación del expresidente.

Inmediatamente tras oficializarse su victoria, Wickremesinghe pidió unidad a los partidos de la Cámara para apoyarle a sacar al país de la crisis.

Reemplazo de Rajapaksa

El político llegó a la votación como presidente interino de la nación después de que Rajapaksa abandonase el país la semana pasada con destino al archipiélago de Maldivas, y desde allí abordase un vuelo a Singapur y relegase sus facultades en Wickremesinghe.

Una vez el exdirigente hizo oficial su renuncia el pasado viernes, Wickremesinghe tomó posesión del cargo, que debía ocupar hasta la votación hoy en el Parlamento de un nuevo presidente.

Antes de su victoria, Wickremesinghe ejerció como primer ministro de Sri Lanka, después de que reemplazara al hermano del exdirigente, Mahinda Rajapaksa, que se vio obligado a abandonar el puesto el pasado 9 de mayo cuando sus seguidores atacaron a manifestantes en Colombo.

Este nombramiento no detuvo sin embargo la agitación civil en el país, que fue en aumento en las semanas siguientes con el agotamiento de las reservas internacionales de combustible, un profundo endeudamiento y urgido de liquidez para adquirir medicinas y alimentos.

Durante sus 45 años de trayectoria parlamentaria, Wickremesinghe ha ocupado hasta en cinco ocasiones el puesto de primer ministro de Sri Lanka.

Durante las elecciones presidenciales del 2019, que dieron el poder a Gotabaya Rajapaksa, Wickremesinghe sufrió una dura derrota y parecía relegado a la oscuridad política después de que su formación, el Partido de Unidad Nacional (UNP), obtuviese apenas un 2,15 % de los votos en las elecciones parlamentarias del 2020.

Único representante del UNP en el Parlamento, Wickremesinghe esperó hasta que el clan Rajapaksa le tendió la mano para ser primer ministro de nuevo.

Rechazo popular

Sin embargo, la elección de Wickremesinghe como jefe de Estado no es del gusto de los manifestantes, que reclaman su dimisión desde que accedió al puesto de primer ministro, y en los días previos a la votación amenazaron con retomar las protestas en caso de que resultara elegido.

Este descontento fue crítico el 9 de julio, cuando Rajapaksa, todavía presidente, y Wickremesinghe fueron obligados a abandonar sus residencias oficiales tras el asalto de miles de manifestantes exigiendo su renuncia.

Aunque ambos comunicaron ese mismo día que presentarían sus renuncias para permitir la formación de un nuevo Gobierno que devolviera la confianza de la nación y los acreedores, solo Rajapaksa confirmó dos días después que mantenía en pie su decisión.

Por el contrario, Wickremesinghe entró en una carrera política de la que hoy ha terminado saliendo vencedor, y que le llevará a encabezar un Gobierno que deberá retomar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un posible rescate financiero.