Estados Unidos se replantea el futuro de su polícia para evitar otro caso Floyd
INTERNACIONAL
Trump explota la imagen de hombre duro y rechaza las críticas contra los agentes
14 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.No hay duda de que el 2020 es un gran acelerador en el que todo se mueve a velocidad viral. Hace dos semanas David Boehnke hablaba de «desfinanciar» a la Policía, una propuesta tan reducida a grupos muy progresistas que ni siquiera llegó a reflejarse en el texto. Hoy es vox populi. Ha hecho falta que la indignación prenda como la pólvora por todo el país, que unos cuantos quemen y saqueen las grandes ciudades de EE.UU. y que muchos millones se lancen a la calle para exigir justicia por el asesinato George Floyd y de tantos afroamericanos que mueren a manos de la Policía. En esas manifestaciones que siguen desfilando pacíficamente, el cartel de «Defund the Police» [desmantela la policía] se ha vuelto recurrente.
Eliminar la financiación a los cuerpos policiales es un concepto tan escalofriante que ha frenado en seco a muchos de los que forman parte por primera vez de una manifestación bajo el eslogan de «Black Lives Matter» [Las vidas de los negros importan]. El expresidente Joe Biden, el senador Mitt Romney y tantos otros miembros del establishment se han apresurado a distanciarse de esa petición con la misma rapidez con la que se sumaron al clamor por la justicia racial.
En la mente de muchos, aplicar esta política significa que cuando estén en peligro y llamen a la Policía no encontrarán a nadie del otro lado. Momento de pánico que Donald Trump ya ha aprovechado para denunciar a «la izquierda radical» y dibujar el mundo apocalíptico del que se erige como salvador. El miedo colectivo siempre ha sido su principal arma electoral y él es la mano dura que hace falta para poner freno a la amenaza. Por eso muchos se han apresurado a aclarar que Defund the Police no significa eliminar a los cuerpos policiales o retirarles por completo el presupuesto, sino reimaginar su función redirigiendo su ingente financiación a otros proyectos sociales. Muchos incluso piden que se cambie el término por otro que asuste menos.
Amplio desequilibrio
EE.UU. tiene el mayor cuerpo policial del mundo fuera de Asia, donde China e India tienen cuatro veces más habitantes. Y aun así, la población de presidiarios de Estados Unidos es la mayor del mundo en términos absolutos, con medio millón de reos más que China.
Desde Nixon hasta Bill Clinton, los presidentes han utilizado el miedo a la delincuencia como arma electoral presentándose como ese hombre duro que ahora interpreta Trump. «En 1968, en pleno apogeo de las protestas contra la guerra de Vietnam, la Casa Blanca de Nixon tenía dos enemigos: la izquierda pacifista y los negros que luchaban por los derechos civiles», confesó en una entrevista a la revista Harper, desenterrada tras su muerte, John Ehrlichman, asesor de política doméstica de Nixon. «Sabíamos que no podíamos ilegalizar las protestas, pero al asociar públicamente a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína podíamos criminalizar ambas con dureza y perturbar a esas comunidades. Arrestar a sus líderes, registrar sus casas, interrumpir las reuniones y vilipendiarlos noche tras noche en las noticias», admite en el documental 13th, que repasa 150 años de opresión carcelaria y estuvo nominado en 2017 para los Oscar. «¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? ¡Por supuesto que sí!».
Un gran negocio
La policía es también el brazo armado que alimenta el gran negocio de las prisiones, privatizadas en 27 estados donde se explota a los reos como mano de obra barata y consumidores forzados. Victoria Secret, Microsoft, Starbucks, Walmart y Whole Foods son algunas de las grandes empresas que pagan céntimos la hora a presos que tienen que pagar un dólar por minuto para hacer una llamada telefónica.