May sobrevive al motín de su partido a cambio de negociar e irse

íÑIGO GURRUCHAGA LONDRES / COLPISA

INTERNACIONAL

OLI SCARFF | efe

Renuncia a liderar a los «tories» en las próximas elecciones para salvar la censura interna, pero la perspectiva de que el Parlamento ratifique el acuerdo de salida de la UE no mejora

13 dic 2018 . Actualizado a las 08:25 h.

Theresa May ha superado el motín que le preparó la facción euroescéptica de su grupo parlamentario y ha ganado la moción de confianza por 200 votos contra 117. El resultado significa que puede acudir hoy al Consejo Europeo para proseguir el diálogo con los otros líderes de la UE, a quienes quiere convencer de que emitan una declaración explicativa del acuerdo de salida que facilite su ratificación por el Parlamento británico. No obstante, las cifras del cómputo indican el insalvable nivel de división del grupo conservador sobre cómo debe ser el brexit, con los más firmes partidarios de una marcha sin acuerdo o de una relación futura similar a la establecida entre la UE y Canadá sumando más de un tercio de los votos a pesar del riesgo de crear una crisis política más aguda. Es una victoria típica de May, superviviente contumaz de vicisitudes difíciles.

La primera ministra supo la noche del martes que las 48 cartas necesarias para iniciar la moción de censura interna habían sido recibidas por Graham Brady, presidente del Comité 1922, que agrupa a los parlamentarios conservadores y organiza el voto de mociones de confianza o la elección de candidatos al liderazgo. Tras el anuncio público, a primera hora de la mañana, May confirmó que haría campaña para ganar la votación: «Con todo lo que tengo». Al mediodía desplegó seguridad y fuerza en la sesión semanal de preguntas a la jefa de Gobierno, en una Cámara de los Comunes a rebosar y con la presencia en el palco, por primera vez desde que ella es líder, de su marido, Philip. Desde el inicio de la sesión se percibió el ambiente tribal en los escaños conservadores, que no iban a permitir que la oposición laborista obtuviese réditos de su debilidad.

El laborista Jeremy Corbyn pidió a May que descartase definitivamente una marcha sin acuerdo. La primera ministra le respondió que la mejor manera de evitarlo es votar por el acuerdo. Corbyn rehusó utilizar una moción de censura en estos dos días por su convencimiento de que sería derrotada, y ahora tiene que esperar para abrir esa vía, con la que quisiera provocar unas elecciones generales

Voz quebradiza

La jefa de Gobierno se reunió con su grupo parlamentario antes de la votación. Los diputados oyeron a May prometer, con voz quebradiza, que comprende que no será líder del partido en la campaña de las próximas elecciones, que deben ser antes del 5 de mayo de 2022. Se interpretó como una garantía para ganar el voto de la moción e inevitablemente debilita su poder tanto en el partido como en los Comunes de forma inmediata.

La victoria de May impide que haya otra moción de confianza en su grupo parlamentario en doce meses. Se evita, de ese modo, que los diputados del partido que gobierna entren en un proceso de selección de dos candidatos al liderazgo y la posterior espera al voto postal de los afiliados. Devuelve la atención al acuerdo de salida de la UE y a las dificultades para que sea ratificado por el Parlamento. May cree que una afirmación por el Consejo Europeo de su voluntad de que el mecanismo irlandés previsto en el acuerdo sea temporal, en el estilo quizás de la carta que resolvió los problemas de interpretación surgidos entre Reino Unido y España sobre el marco de las relaciones futuras de Gibraltar, puede llevar a más miembros de su partido a ratificarlo.

Puertas cerradas

Con todo, la aritmética del Parlamento, tal como se expresan los unionistas norirlandeses y los brexiters ahora derrotados, no da una mayoría. May ha insistido en la sesión de preguntas en que todo acuerdo negociado con la UE requerirá algún tipo de mecanismo institucional diferente en Irlanda del Norte para evitar la ampliación de la frontera en Irlanda, pero otros lo consideran inaceptable.

Se estima que 176 diputados conservadores votaron por la permanencia en la UE en el referendo de 2016. Si se suman 218 laboristas, 35 independentistas escoceses, 11 liberal-demócratas y al menos cinco de otros partidos, hay una hipotética mayoría amplia para un brexit más suave. Pero conservadores y laboristas acudieron a las elecciones del 2017 prometiendo un brexit sin libre movimiento de personas.

El profesor de estudios estratégicos Lawrence Freedman afirma que «uno sabe que hay una grave crisis británica cuando ve en la televisión una puerta cerrada». El revuelo del grupo conservador ha deparado horas de pantallas a puerta cerrada. Pero, una vez abiertas, la crisis es idéntica: todos los implicados pronuncian los mismos argumentos con mínimas variaciones y nadie identifica cuál podría ser la puerta de salida.