Indonesia busca a miles de personas cuatro días después del maremoto

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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El Gobierno admite ya 1.200 muertos mientras crece la polémica por la falta de alertas

01 oct 2018 . Actualizado a las 07:06 h.

Las autoridades de Indonesia elevaron ayer a 1.200 la cifra de muertos por los seísmos y el tsunami que sacudieron la islas de Célebes el viernes, mientras la ayuda a las víctimas se enfrenta a escasez de recursos, apagones y una amplia destrucción.

La cifra de víctimas mortales es aún muy incierta. Son miles las personas que permanecen desaparecidas y cientos los heridos que se enfrentan a la escasez de medicinas y alimentos para superar una devastadora catástrofe que ya ha dejado pequeña la sufrida en un episodio similar en el 204.

Las calles de Palu se convirtieron ayer en una improvisada morgue, con decenas de cadáveres apilados a la espera de recibir rápida sepultura. El objetivo de las autoridades es evitar que se propaguen las epidemias entre los supervivientes. De ahí la celeridad en los entierros.

El portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, señaló en un primer balance desde Yakarta que al menos 821 personas murieron en Palu y las restantes 11 en el distrito de Donggala. Sutopo explicó que, aunque continúan cortadas las comunicaciones con Donggala, han podido recibir informes sobre esas muertes.

Según informa Efe, en Palu, capital de la provincia de Célebes Central y la zona más castigada por el tsunami junto Donggala, de noche la oscuridad es generalizada por los cortes en la red eléctrica, a excepción de unas pocas luces que muestran casas completamente derruidas y objetos que arrastraron las olas de varios metros de altura. Entre ellos destaca un barco pesquero que ha quedado varado junto a la carretera de acceso a la ciudad.

En el tramo de esta vía que conecta la capital provincial con la bahía de Tomimi a través de las montañas, automóviles, motocicletas, ambulancias y grúas intentan avanzar en una carreteras estrechada por las avalanchas, lo que retrasa durante horas la llegada de provisiones y ayuda. 

Sin electricidad ni gasolina

La escasez de gasolina y alimentos quedó evidenciada ayer con saqueos en gasolineras, donde las filas alcanzan los centenares de personas, y tiendas de ultramarinos, en este último caso permitidas por las autoridades en determinadas franquicias.

Al listado oficial de fallecidos hay que sumarle 540 personas hospitalizadas y 16.732 desplazados, todos ellos víctimas de una catástrofe que comenzó con un seísmo de 6,1 grados al que el siguió, tres horas después, un terremoto de 7,5 grados y un inesperado tsunami.

Hay cinco extranjeros, de los 71 que saben que se encontraban en Palu el viernes, en paradero desconocido: tres franceses, un surcoreano y un malasio.

Los equipos de rescate empezaron ayer a sacar supervivientes de entre los escombros del interior del hotel Roa Roa de Palu, donde se estima que entre 50 o 60 personas quedaron atrapadas, una operación dificultada por la falta de maquinaria pesada.

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, llegó ayer a Palu para reunirse con las autoridades y visitar hospitales y la playa de Talise, donde el tsunami se llevó a su paso las estructuras y vehículos de la costa y llegó hasta una mezquita. «Carreteras cortadas, no es posible utilizar toda la pista de aterrizaje del aeropuerto, la electricidad está medio muerta y hay escasez de carburante. Espero que la población sea paciente. Estamos trabajando en esto juntos», escribió Widodo en su cuenta de Twitter.

El aeropuerto de Palu reabrió por fin ayer a vuelos comerciales, aunque avisó de que se dará prioridad a la ayuda humanitaria.

El Ministerio de Sanidad se encarga de abastecer de personal y material médico a una zona donde hacen falta especialistas en ortopedia, cirujanos generales, neurocirujanos, anestesistas y enfermeras.

La seguridad es otro problema por los robos en comercios y viviendas dañados o los presos que se han evadido de una cárcel en Donggala aprovechando los daños causados por los terremotos y que superan más la mitad de los 560 reclusos que custodiaba la cárcel.

En medio de la catástrofe, aún queda espacio para historias de héroes, como la del indonesio Anthonius Gunawan Agung, quien permaneció en su puesto en la torre de control del aeropuerto de Palu hasta que el avión a su cargo había despegado de la pista y ahora forma parte de la lista de muertos en la tragedia.

 

El tifón Trami aísla Japón y obliga a suspender más de un millar de vuelos

El potente tifón Trami azotó ayer la principal isla japonesa (Honshu) tras dejar 75 heridos en las ínsulas circundantes, lo que obligó a detener los transportes y a emitir advertencias por fuertes vientos, lluvias torrenciales, corrimientos de tierra e inundaciones. El temporal tocó tierra en la ciudad de Tanabe, al sur de Osaka, hacia las 20.00 horas locales (11.00 GMT), según la agencia meteorológica japonesa. Los vientos alcanzaron los 216 km/h.

En total, 75 personas sufrieron heridas leves -principalmente cortes por vidrios rotos- y una mujer fue declarada desaparecida en la región de Miyazaki, que sufrió precipitaciones récord e inundaciones puntuales.

Las autoridades emitieron advertencias de evacuación no obligatorias a 1,5 millones de residentes de todo el país. Casi 500.000 hogares en Kyushu y Okinawa se quedaron sin electricidad.

La agencia meteorológica japonesa advirtió que el tifón podía provocar fuertes vientos, precipitaciones, corrimientos de tierra e inundaciones, así como relámpagos y tornados por todo el país.

La circulación de los trenes de alta velocidad se suspendió, y cerca de 1.000 vuelos fueron anulados tras el cierre del aeropuerto de Kansai, cerca de Osaka.

Las autoridades de los ferrocarriles tomaron la infrecuente medida de cancelar los servicios de tren vespertinos en Tokio.

El tifón Tirami es el último de una serie de fenómenos climáticos extremos en Japón, que sufrió tifones, inundaciones, terremotos y olas de calor en los últimos meses que se cobraron una importante cantidad de vidas y provocaron amplios daños materiales. El anterior tifón, Jebi, mató a más de 10 personas a principios de septiembre en el oeste del archipiélago. Ese mismo fenómeno causó enormes destrozos en las islas Marianas, que ayer fueron declaradas como zona catastrófica por parte de Donald Trump

Tres desaparecidos en Grecia

Al menos tres personas fueron declaradas como desaparecidas como consecuencia del ciclón Zorbas, que está azotando grandes áreas de Grecia y ha causado numerosos destrozos. Según informó el cuerpo de bomberos, se trata de tres personas cuyos automóviles al parecer fueron arrastrados por las aguas en la isla de Eubea, en el centro de Grecia. Los bomberos atendieron desde ayer 1.300 llamadas de socorro por casas inundadas, coches atrapados o árboles caídos. Además, hubo daños en el tendido eléctrico, en la red de carreteras, así como en la agricultura.