Akihito, el emperador que espera con paciencia y discreción su retiro

Efe

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KIM KYUNG-HOON | Reuters

El nipón tendrá que esperar a la primavera del 2019 para salir del trono, tres años después de plantear su renuncia

01 dic 2017 . Actualizado a las 14:15 h.

El discreto Akihito, único monarca con el título de emperador, tendrá que esperar a la primavera del 2019 para abdicar, después de 30 años sin sobresaltos ni estridencias al frente del milenario Trono del Crisantemo. El Gobierno nipón anunció este viernes que la esperada abdicación del emperador de 83 años se producirá el 30 abril del 2019, tres años después de que el monarca expresara su deseo de jubilarse por estar «cansado».

Akihito, cuyo delicado estado de salud es motivo de preocupación desde hace más de una década, sorprendió a los japoneses en agosto del 2016 cuando se dirigió al país para explicar que debido a su avanzada edad y condición física le sería difícil «seguir asumiendo responsabilidades importantes». Fue una intervención bastante excepcional para un hombre conocido por su extremada discreción que se convirtió el 7 de enero de 1989 el único emperador japonés en llegar al trono sin el halo divino de sus antecesores.

Solo en una ocasión anterior, el silencioso y menudo emperador se dirigió a su pueblo por televisión. Fue cinco días después del terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo del 2011, una tragedia en la que murieron casi 20.000 personas y que desencadenó la crisis nuclear de Fukushima.

La fecha de la abdicación- la primera en Japón en 200 años- ha sido decidida por el Gobierno y el proceso ha supuesto un quebradero de cabeza para el formalismo japonés ya que la Ley de Sucesión nipona no contempla que el emperador ceda su puesto en vida a su heredero. 

De aspecto frágil y elegante, Akihito se sometió en 2012 a una operación coronaria de «bypass» y en el 2003 fue operado de cáncer de próstata. Además, el 2008 sufrió una hemorragia estomacal, enfermedad que llevó a la muerte a los 87 años a su padre Hirohito, que en 1945 renunció al carácter divino de su puesto tras la derrota nipona en la II Guerra Mundial.

El emperador al que la Carta Magna nipona señala como «símbolo del Estado y de la unidad del pueblo» tiene un papel meramente ceremonial, pero a pesar de las limitaciones del protocolo y ley siempre ha mostrado su deseo de conectar con su pueblo. Los japoneses, que mayoritariamente se han solidarizado con su deseo de abdicar, le ven como una figura de estabilidad y continuidad.

Desde su ceremonia de entronización en el 12 de noviembre de 1990 tras la muerte de su padre un año y diez meses antes, Akihito ha convivido con 16 primeros ministros y 24 gobiernos diferentes. En sus escasas intervenciones este emperador ha pretendido responder al nombre que designa la era iniciada con su llegada al trono, denominada «heisei» o paz.

Su marcado tono pacifista quedó especialmente patente durante el 2015, cuando se cumplió el 70 aniversario del final de II Guerra Mundial y mostró su remordimiento por las agresiones durante el conflicto del Ejército imperial nipón. El emperador, que emprendió entonces una «gira de la paz» para rendir homenaje a las víctimas en territorios ocupados por Japón como Saipán, Palau y Filipinas, se ha desmarcado claramente de la actitud revisionista de la historia del actual Gobierno del conservador Shinzo Abe.

Nacido el 23 de diciembre de 1933 y educado por estrictos tutores imperiales, la II Guerra Mundial lo envió de niño como refugiado a las montañas de Nikko y, cuando en 1952 fue proclamado heredero imperial como único hijo varón de su padre, ya sabía que su papel se limitaría a tareas de representación.

Akihito empezó a romper moldes, aunque siempre de manera prudente, en 1959 cuando se convirtió en el primer heredero al trono en casarse con una plebeya, la actual emperatriz Michiko, a la que conoció jugando al tenis y junto a la que ha visitado unos 30 países. Además, decidió educar a sus hijos personalmente, viajar en un avión comercial, visitar China (país también invadido bajo el reinado de su padre) o reunirse con un Papa.

Aficionado al tenis, reputado experto en el estudio científico de los peces gobios, intérprete de violonchelo y autor de poemas wakas, Akihito tiene tres hijos y cuatro nietos. 

Su heredero es Naruhito, de 57 años, quien solo ha tenido una hija, Aiko, de 15 años, por lo que el encargado de seguirle en la línea de sucesión es su sobrino Hisahito, de 11 años, único príncipe varón nacido en el Trono del Crisantemo en cuatro décadas.