Atrapado en un edificio en México un malagueño que trabaja para una empresa gallega

Milagros López de Guereño LA HABANA / COLPISA

INTERNACIONAL

Se agota el tiempo para los supervivientes y México pierde la esperanza de hallar con vida a más víctimas al cumplirse 72 horas

22 sep 2017 . Actualizado a las 10:40 h.

Jorge Gómez Varo, un malagueño de 33 años que trabaja para la empresa consultora gallega Valora Consultores, lleva dos días atrapado entre los escombros de un edificio de oficinas en Ciudad México, aunque se encuentra con vida y a la espera de ser rescatado, según aseguró ayer su hermano Alejando a varios diarios de la ciudad andaluza.

El edificio donde tiene una de sus instalaciones la empresa coruñesa ubicado en la avenida Álvaro Obregón número 286, en colonia Roma, una de las zonas más afectadas. El malagueño y una compañera se vieron sorprendidos por el fuerte temblor trabajando en la oficina. Hay más gente atrapada en el edificio, aunque se desconoce el número exacto.

Las cámaras térmicas y los perros han localizado a los supervivientes y los «topos» ya han iniciado los trabajos para cavar un túnel y llegar a donde está Jorge y la mujer. «Esto va a ser muy lento, porque no pueden meter máquinas, trabajan con cincel», para evitar el derrumbe de la estructura del edificio de seis pisos. «Él se encontraba en la segunda planta, y ayer [por el jueves] se produjeron los primeros rescates de gente que estaba en la quinta y en la sexta», explicó su hermano al diario Málaga hoy. «Seguimos con muchas esperanzas, la gente se está volcando de una forma asombrosa», añadió. 

Jorge se trasladó hace tres años a México para trabajar como aparejador en la sección de construcción de Valora. Su novia, que se fue a vivir con él hace dos años y trabaja en una naviera, es la que mantiene informada a la familia, según explica Alejandro a La Opinión de Málaga. Son momentos de mucha angustia, pero también de esperanza: «Esperamos que lo saquen en horas».

Otra empresa afectada

Otra empresa gallega con delegación en Ciudad de México, la constructora Incoga también se ha visto afectada por el terremoto pero todo su personal se encuentra a salvo. Uno de sus directivos confirmó ayer que el edificio donde se ubica su sede, en colonia Tabacalera, sufrió daños estructurales, pero «no hemos tenido ningún incidente con nuestro personal».

Una decena de ciudadanos españoles siguen sin ser localizados. Hasta el momento se tiene constancia de la muerte de un español residente en México. Se trata de Leopoldo Nieto Cisneros, un médico investigador del sida cuya familia es de Alcázar de San Juan (Ciudad Real).

La confusión de la niña Frida

La noche del miércoles unos dedos se movieron entre los escombros del colegio Enrique Rébsabem, al sur de Ciudad de México. La emoción de los equipos de rescate se disparó. Negándose a darse por vencidos, aceleraron el ritmo de su trabajo, a contrarreloj y bajo la lluvia. Uno de los topos contactó con Frida Sofía, una niña de 12 años que logró refugiarse «bajo una mesa». Un poco más lejos, gracias a la termografía y los infrarrojos los socorristas detectaron a otros dos supervivientes. 

Pero ayer, cuando el enjambre que luchaba por rescatarlos removía hierros y cemento, se descubrió que era una historia falsa. La que estaba bajo los cascotes no era una niña, sino una empleada de mantenimiento. La noticia real despertó a México a la cruda realidad de que se acaba el tiempo y con el la esperanza de encontrar con vida a más víctimas del terremoto. La última rescatada con vida ha sido una maestra de 58 años, que fue extraída de los restos del edifico tras pasar veinte horas entre cascotes.

Las instituciones gubernamentales y de la sociedad civil que participan en el rescate pidieron que los padres y familiares de quienes figuran como desaparecidos y podrían estar entre los escombros aportaran detalles esenciales para su identificación. Mientras, miembros de Médicos sin Fronteras y otras oenegés se organizaban para dar apoyo psicológico a víctimas y allegado.

Pero el tiempo se agota. Según los expertos, nadie puede resistir sin agua más de 72 horas y el plazo se cumple hoy. No obstante, las familias piden más tiempo. Por ello, el Gobierno ha autorizado ya el uso de excavadoras en tres de los 38 edificios colapsados por acción del terremoto del martes. Sin embargo, no todos comparten esta decisión. Es el caso de Gabriela Cueto, una civil entrenada en rescates, que denunciaba que, en un edificio de la colonia Del Valle, Protección Civil y el Ejército desalojaron a los voluntarios, impidiéndoles seguir buscando supervivientes. «Todavía puede haber personas vivas y ya no nos dejan entrar a sacarlos. Nosotros tememos que lo quieran demoler ya», aseguró angustiada. Agregó que bajo los cascotes podría haber al menos tres jóvenes.

«Cada minuto cuenta»

Citaba el caso de Juan Pablo, de 19 años, cuya madre pasó toda la noche en vela hasta que por la mañana los soldados la desalojaron. El presidente del país, Enrique Peña Nieto advirtió en un tuit que «cada minuto cuenta para salvar vidas». En total, 53 personas pudieron ser rescatadas vivas desde que a las 13.15 horas del martes se produjo el temblor. Evodio Darío Marcelino, un voluntario que trabaja en un edificio de viviendas derrumbado, avanzando centímetro a centímetro, sacando piedras con sus manos, alerta de que «todavía hay gente que se queja allí. Les faltan tres pisos para retirar el escombro». Pero las esperanzas se van perdiendo al tiempo que se conocen historias de supervivientes y de héroes anónimos. Por ejemplo, la de Óscar Castellanos, que pasó dos SMS a amigos que le salvaron la vida: «Estoy atrapado cerca de la escalera de emergencia», les comunicó. Seis horas pasó preso de los escombros de un edificio de la calle Álvaro Obregón hasta que fue rescatado por los propios vecinos. Personas anónimas como el conserje de un edificio de cuatro pisos aplastado en la Colonia Obrera, que salvó al menos a veinticinco personas. El balance de muertos oficiales ascienden ya a 253.

¿Cuánto se puede sobrevivir bajo los escombros?

La franja de esperanza de vida bajo los escombros tras un terremoto se sitúa en 72 horas, según los protocolos internacionales. Las Naciones Unidas cancela las misiones de rescate entre cinco y siete días después de un desastre y luego de dos días sin hallar supervivientes. Pero, hay muchos casos de personas que han sobrevivido mucho más tiempo.

Según Bomberos Unidos sin Fronteras y Médicos sin Fronteras, presentes en este tipo de desastres, después de tres días las posibilidades de encontrar a una persona con vida entre las ruinas de un edificio descienden drásticamente. Pero apuntan que todo depende de las condiciones en las que se encuentre la víctima: el hueco en el que este atrapada, la cantidad de oxígeno que tenga y el acceso a agua. Estar confinado en un pequeño espacio significa un aumento en la temperatura y un incremento del dióxido de carbono que, de alcanzar un alto nivel, provoca la muerte.

También hay que tener en cuenta las condiciones de salud y las heridas que presente. El hecho de no poder moverse o tener heridas en las extremidades pueden llevar al síndrome del aplastado: la sangre deja de circular a las extremidades y, cuando se retira el peso que inmoviliza a la víctima, las toxinas acumuladas invaden el cuerpo y este no puede reaccionar, provocando un daño renal y shock.

Pero, también hay una larga lista de rescates milagrosos de personas que han sobrevivido más de una semana. Precisamente en el devastador terremoto del 19 de septiembre del 1985 de México, los equipos de socorro recuperaron vivos a dos bebés de en sus cunas del hospital Juárez donde habían nacido pocos días antes del temblor. En el seísmo que asoló Nepal hace dos años un hombre de 60 años y una mujer de 23 fueron rescatados nueve días en el distrito de Gorkha. También hay casos excepcionales que desafía la lógica médica como el de Evans Monsignac que estuvo atrapado durante 27 días tras el terremoto del 2010 en Haití. Como él mismo confeso, sobrevivió bebiendo agua de una alcantarilla.