Así se gestó el ataque de EE.UU. a Siria, en 63 horas

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Quién es quién en la esfera de poder de EE.UU.

Trump eligió el plan menos sangriento que le presentó la cúpula militar

09 abr 2017 . Actualizado a las 16:14 h.

A las 19.40 horas del jueves en la costa de Florida, mientras Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, cenaban con champán y mariscos en la mansión de Mar-a-Lago, un destructor de EE. UU. lanzaba el primero de las cinco docenas de misiles Tomahawk sobre la base aérea del Ejército sirio. El primer ataque militar de Trump como presidente llegó después de intensas deliberaciones con representantes del Pentágono, el Departamento de Estado, agencias de inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional. A Trump le bastaron 63 horas para fulminar su política de «América primero» y apostar por el intervencionismo que tanto criticó en campaña electoral. 

Martes, día 4

Primera reunión. Las imágenes de mujeres y niños echando espuma por la boca por los efectos del ataque químico son mostradas por la mañana a Trump, quien, profundamente impactado, reúne a sus asesores militares para preguntarles sobre la autoría. 

La primera evidencia pública de la preocupación del presidente proviene de Sean Spicer. El portavoz de la Casa Blanca lee una declaración que condena al régimen sirio y culpa a Obama por su tibieza con Al Asad en el 2013. Desde las 20.00 horas hasta bien entrada la noche los asesores militares se reúnen para estudiar las respuestas al ataque. 

Miércoles, día 5

Pruebas. A primera hora, miembros del Consejo de Seguridad Nacional, capitaneados por el general H. R. McMaster, llegan a la Casa Blanca con pruebas sobre la autoría del Al Asad. A mediodía, en sus primeras observaciones públicas, Trump califica el ataque de indescriptible. Una hora más tarde, y durante la comparecencia con el rey jordano Abdalá, anuncia que el horror de las imágenes le ha llevado a reconsiderar su posición sobre Siria

A las 15.00, los principales asesores de Defensa y de Seguridad Nacional, reunidos en la Situation Room, presentan a Trump tres planes de ataque. Después de varias horas, el presidente elige el menos sangriento. 

Jueves, día 6

Luz verde. A las 12.00 Trump viaja a Florida en el Air Force One. Le acompañan McMaster, Steve Bannon y el jefe de Gabinete, Reince Priebus. A las 13.30, en pleno vuelo, el Consejo de Seguridad Nacional informa al presidente de los detalles de la operación. Seis horas más tarde, a las 19.10, EE. UU. advierte a Rusia del ataque, que comenzará 30 minutos después. Es entonces cuando el vicepresidente, Mike Pence, el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el general McMaster avisan a los líderes extranjeros y miembros del Congreso. Antes de la cena con Xi firmó la orden de ataque y durante esta le informa del bombardeo. Estará con él hasta las 21.15, hora en el que el presidente reúne a su equipo en una sala segura del hotel para analizar la operación. Por videoconferencia están el jefe del Estado Mayor, Joseph Dunford, y el secretario de Defensa, James Mattis. A las 21.43 Trump informa de lo ocurrido: «Mientras EE.UU. defienda la justicia, la paz y la armonía prevalecerán». 

Bannon y Kushner se citan para enterrar el hacha de guerra

«Resolvedlo», dijo un hastiado Donald Trump. La advertencia iba dirigida a dos miembros de su Gabinete, Steve Bannon y a Reince Priebus, para que pongan fin a la guerra abierta contra su yerno y mano derecha, Jared Kushner. Fue el pasado jueves, cuando Trump preparaba su primera acción militar. Según The New York Times, el presidente se dirigió a ambos y les exigió el cese de las puñaladas lanzadas a través de los medios contra el marido de Ivanka Trump. Kushner se habría mostrado disgustado por las críticas contra él por parte de Bannon y su círculo mientras estaba de visita en Irak a principios de semana. 

En un intento de enterrar el hacha de guerra, Bannon y Kushner tuvieron una reunión en Mar-a-Lago, durante la cumbre entre Trump y Xi Jinping. Según desveló un alto cargo a Politico, el encuentro fue «muy positivo» y los dos asesores acordaron «centrarse en la política», a pesar de que esta haya sido el principal motivo de discordia entre dos hombres que fueron aliados durante meses.  

En las últimas semanas, el radicalismo de Bannon y el porte más moderado de Kushner han provocado una tormenta que no solo ha sacudido la Casa Blanca, sino que también ha agotado a un presidente al que no le gusta que ningún miembro de su Gabinete reciba más atención que él mismo. Si el encuentro entre su yerno y el exdirector de Breitbart News no da sus frutos, Trump baraja varias opciones, incluyendo un cambio de papel para Bannon, quien cada vez está más aislado tras su reciente salida del Consejo de Seguridad Nacional. «Bannon habrá desaparecido muy pronto», auguró una fuente cercana en la CNN.