Caracas, una ciudad sin ley

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

HANDOUT | Reuters

La capital venezolana bate todos los registros de asesinatos en julio, con 553 víctimas de actos violentos

15 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En Caracas, la ciudad más violenta de América Latina, según la oenegé Consejo Ciudadano para la Seguridad, Justicia y Paz mexicano el mes pasado rompió cifras de criminalidad al registrar 535 asesinatos, lo que ha elevado la preocupación de los habitantes de la capital del país sobre el estado de indefensión en que se encuentran. Ello arroja un saldo de 17 muertos diarios por acciones violentas. Solo los fines de semana se roza el medio centenar de personas asesinadas en las calles -o en sus casas- en la urbe caraqueña. Como muestra comparativa, Madrid registró en todo el 2015 un total de 16 muertes violentas. Y A Coruña, solo una en el primer semestre del 2016.

Las cifras son extraoficiales, pues hace más de una década que el Gobierno no da información oficial sobre el número de homicidios que se registran en el país y en sus principales ciudades. Ello refleja la falta de interés y de coherencia que el chavismo ha mostrado frente al fenómeno de la inseguridad, asegura Fermín Mármol García, uno de los autores del informe, quien señala que «en Venezuela ya no es que no haya políticas de Estado frente al tema de la violencia, es que ni siquiera hay políticas de Gobierno». Y agrega que «ni para Hugo Chávez ni para Maduro, la inseguridad ha sido una preocupación». Los datos manejados por el Observatorio Venezolano de Violencia, una web que se ha erigido en la principal divulgadora de la inseguridad en la capital venezolana, certifican que Caracas ya es la ciudad más peligrosa de América Latina, dudoso honor arrebatado a la localidad hondureña de San Pedro de Sula.

Según los expertos, la tasa de muertos por cada cien mil habitantes registrada en Caracas supera ya en doce veces lo que la Organización Mundial para la Salud define como una epidemia de violencia criminal.

El general Néstor Reverol, acusado en Estados Unidos de narcotráfico, es el nuevo encargado, como ministro del Interior, de lidiar con la inseguridad. El presidente, Nicolás Maduro, le pidió «reimpulsar la operación de liberación del pueblo (OLP)», un operativo que actúa en las zonas populares y que la oenegé de derechos humanos Provea califica de «razzia contra los pobres», ya que ha causado unas 245 ejecuciones en un año de actividad.

Planes sin éxito

García señala que Reverol es el ministro del Interior número 16 en 17 años, que es el decimotercero venido del Ejército, y que Maduro le pidió reforzar el plan de seguridad número 24 de las gestiones de Chávez y Maduro, en un momento en que hay cuatro planes simultáneos contra la inseguridad en operación; a lo largo de los 17 años que el chavismo ha estado en el poder el número de homicidios se elevó de 4.500 al año en 1999 (ya una cifra alta) a 27.000 el año pasado, según el Observatorio Venezolano de la Violencia. Y este año, Mármol estima que superará los 30.000 homicidios, acercándose a una tasa de uno por cada mil habitantes, lo que convertiría a Venezuela en la sociedad más violenta de la región y del planeta.

«Si la OLP fuera efectiva, el número de homicidios y secuestros no se hubiera incrementado (se estima que sobre un 10 %) en el año que lleva en funcionamiento», indica; y agrega que la violencia tiene varias causas en Venezuela, pero una fundamental es el narcotráfico.

«Vivo con miedo constante por mi familia y por mí»

El Observatorio Venezolano de Violencia señala que el incremento de los asesinatos se registra en todo el país, pero que las cifras son especialmente escalofriantes en la capital. El número de policías y agentes del orden muertos es de 89 en el primer semestre del año, un diez por ciento más que en todo el 2015. El sector en el que más se ha acentuado la violencia es el de los chóferes, con un tercio más de muertos que en el pasado año. 36 conductores fueron asesinados.

También se han disparado las alarmas con el incremento de la presencia femenina en las bandas, que se cifra en un 15 % más y que, según los conocedores del mundillo delictivo, «se emplean con especial violencia y dureza contra sus víctimas».

Pero quienes viven más preocupados por la inseguridad son los ciudadanos de clase media, como José Manuel, de origen gallego, y recientemente víctima de un secuestro exprés, razón por la que prefiere ocultar su apellido. Las horas de terror vividas mientras su familia entregaba tres mil dólares en una plaza del oeste de Caracas y era liberado lo han llevado a abandonar todo y hacer planes para establecerse como retornado en Galicia.

Ana Gamallo, de 53 años, médica e hija de gallego nacido en Chantada, Lugo, ha sido víctima del robo de dos de sus vehículos, que jamás aparecieron. Frecuentemente ha sido atracada en el transporte público. «No puedo salir de noche, no puedo aceptar turnos nocturnos en los hospitales, vivo con miedo constante por mí y por mi familia. La delincuencia es una gran limitante de todo lo que uno se plantee hacer en Venezuela», señala.

En el ránking de ciudades violentas también ocupan un lugar destacado Maturín, capital del estado de Monagas, al este del país, en quinto lugar -tras Caracas, San Pedro de Sula, San Salvador y Acapulco- y Valencia, capital de Carabobo, séptima. Otras seis urbes más del país de Maduro están entre las cincuenta ciudades más violentas de América.

Maduro busca apoyos en el castrismo cubano

Mientras Venezuela se desangra entre asesinatos y robos, además del deterioro democrático que supuso la ratificación de la condena a Leopoldo López, su presidente, Nicolás Maduro, buscó refugio en uno de los pocos regímenes amigos que aún conserva. Maduro, acompañado de su mujer, Cilia Flores (en la foto junto a ambos), fue uno de los protagonistas del acto central de homenaje al expresidente cubano Fidel Castro en el día en el que se conmemoraba su noventa cumpleaños. foto REUTERS