Diez claves para entender el resultado del referendo

INTERNACIONAL

Las razones de la victoria del «no» y sus consecuencias

19 sep 2014 . Actualizado a las 22:28 h.

El voto oculto

El «sí» tomó las calles y el «no» tomó las urnas. Durante la campaña resultaba más difícil encontrar en las calles a los partidarios del unionismo, a los que costaba también más reconocer su voto con nombre y apellidos. Algunos confesaban que, más que por miedo a represalias, por el temor de no parecer «muy escocés» con su decisión. Pero esos electores han aflorado en toda Escocia.

La clave social

El claro triunfo del «sí» en el cinturón de Glasgow y la victoria del «no» en todo el norte inciden en que el componente social ha podido pesar más que el identitario en el apoyo del referendo. Glasgow es un ciudad obrera que ha sido tradicionalmente un granero de votos para el laborismo. Allí ha calado el mensaje nacionalista que justificaba el trasvase de votos: «No hemos abandonado a los laboristas. Ellos nos abandonaron a nosotros». El triunfo unionista en Aberdeen, la capital petrolera de la Unión Europea, refuerza la tesis. Sus habitantes tienen un alto poder adquisitivo derivado de la extracción del oro negro.

Cultura democrática

La participación ha sido histórica: un 84, %. En algunos distritos electorales ha superado el 90 %, un dato que se antoja difícil incluso desde la estadística matemática. Los electores se han involucrado como nunca en el proceso y los incidentes han sido mínimos. En las calles se han vivido debates improvisados entre voluntarios sobre la sanidad, la economía o la Unión Europea. Escocia se ha pronunciado de forma civilizada.

Más autogobierno

Cuando las urnas prácticamente estaban preparadas para la votación el frente unionista ofreció mayor autonomía al Gobierno escocés si triunfaba el «no». La propuesta fue muy criticada en la calle por los partidarios del «sí» y del «no» por haber llegado muy tarde. Pero ahora Westminster y Holyrood deberán sentarse para negociarlo. El líder nacionalista, Alex Salmond, lo recordaba en el discurso en el que reconocía la derrota.

Aparcado el debate por una generación

Una vez pactado el referendo, Salmond se comprometió a garantizar que al menos durante una generación no volviera a realizarse este tipo de consulta. Con la alta participación y la diferencia del unionismo no hay argumentos para volver a dirimir la cuestión en las urnas a corto o a medio plazo.

El futuro de David Cameron

El primer ministro británico se la jugó al todo o nada. ¿Ha ganado? El triunfo es del «no», no de Cameron. Éliminó la posibilidad de incluir en la votación una tercera vía, un pacto fiscal con los escoceses, confiando en el triunfo seguro del «no». Y las encuestas hicieron que toda su estrategia se tambaleara. En su discurso para valorar los resultados del referendo, el líder conservador justificó su decisión de autorizar la votación y pidió que los ingleses voten también sus leyes. Mensajes lanzados más hacia su propio partido y sus votantes que hacia los escoceses. Pero Cameron ya estaba muy solo en su partido antes de este bache. Boris Jonson, el alcalde de Londres, espera en la recámara. Y el Ukip se frota las manos para recoger el voto tory, partido para el que Escocia sigue siendo misión imposible.

Alex Salmond

Sin su carisma, su gestión al frente del Gobierno escocés y su potente esprint final en las campañas electorales (excepto en esta), seguramente hubiera sido más difícil que los nacionalistas obtuvieran mayoría absoluta en Holyrood. Él ha llevado a Escocia a este referendo y ha impulsado la entusiasta campaña del «sí». Por todo ello, analistas políticos británicos señalan que es probable que sobreviva políticamente al «no».

La situación del laborismo

Que los escoceses no quieran irse del Reino Unido no significa que haya recuperado el aliento el laborismo. Su líder, Ed Miliband, dejó algunas perlas durante su campaña a favor del «no». Tuvo que suspender un acto en un centro comercial cuando fue increpado por partidarios del «sí». Fueron mejor recibidas las visitas del ex primer ministro Gordon Brown.

Otros movimientos soberanistas

El «sí» de Escocia hubiera abierto las puertas a otros movimientos soberanistas en toda Europa para reclamar su referendo. A pesar del resultado, la votación, por su convocatoria, participación y celebración sin apenas incidentes, se ha convertido en un modelos para los nacionalistas. Las banderas catalanas, además de las escocesas, eran las más numerosas ayer en las calles de Edimburgo.

La Unión Europea

La independencia de Escocia podría ser un reto temporal por posibles vetos para que el país entrara en la UE con su categoría de nuevo Estado. Pero ahora el dolor de cabeza es el rechazo del Reino Unido hacia Bruselas, encabezado por los ingleses. Sería paradójico que los británicos se marcharan después de que Escocia decidiera quedarse. Pero no es descartable. Los conservadores han extremado su juego antieuropeísta pero ha sido el Ukip el que ha rentabilizado ese sentimiento.