Golpe sin rumbo y a la deriva

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

09 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

el mundo entre líneas

El Ejército intentaba ayer dar una explicación de por qué había matado esa mañana a medio centenar de partidarios del expresidente Mursi, pero no se entendió nada. Fue una narración confusa, llena de agujeros. La única realidad, también llena de agujeros, era que había cincuenta y un manifestantes muertos, una cifra difícil de explicar.

La rueda de prensa en sí, en cambio, fue muy instructiva. Lo dijo todo del nuevo régimen que se ha instalado en Egipto (que en realidad es el de siempre). Los periodistas presentes no solo no hacían ninguna pregunta incisiva sino que aplaudían las respuestas de los uniformados. Antes de empezar el acto, de hecho, habían exigido por unanimidad la expulsión de sus compañeros de la cadena Al Yazira por criticar a los militares. «¡Estamos en Egipto, el país de la libertad!», repetía sin asomo de ironía el jefe de policía que presidía el acto, «si el pueblo pide que se eche a un periodista, se va». No en vano, por ahora la única medida del nuevo Gobierno ha sido cerrar televisiones y arrestar opositores.

Pronto puede que no sean solo opositores, porque ya han comenzado los inevitables codazos en los pasillos del poder. El nombramiento como primer ministro de Mohamed el Baradei, luego retirado por presiones del partido salafista Al Nur, pone de manifiesto que, en este golpe tan «laico» Arabia Saudí y sus aliados fundamentalistas tienen derecho de veto. Al fin y al cabo (atención a esto) una vez eclipsados los islamistas moderados, Al Nur es ahora el partido más fuerte de Egipto. Su oportunismo empezaba a flaquear ayer a causa de la matanza en la madrugada, pero en cualquier caso el futuro es complicado: si los salafistas se van con los Hermanos Musulmanes, el equilibrio de fuerzas se alteraría bruscamente en favor de estos; si se mantienen con los militares, los conflictos con los laicos serán constantes.

La inestabilidad y el desgobierno, los supuestos pecados de Mursi, están prácticamente garantizados.