Washington se acerca a los islamistas

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

15 jul 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Hillary Clinton no tendrá dificultades para entenderse con el nuevo presidente islamista de Egipto, Mohamed Mursi, en su primera visita oficial. Al menos no en el plano lingüístico, porque Mursi estudió y se doctoró en la soleada California. Pero no solo en ese plano. En realidad, las relaciones entre Washington y los Hermanos Musulmanes son mucho más fáciles de lo que en principio se pueda creer.

Si Estados Unidos no mantenía en el pasado buenas relaciones con los Hermanos Musulmanes se debía solo a que eran rivales de su hombre en El Cairo, Hosni Mubarak. Pero ahora que han llegado (más o menos) al poder, su islamismo conservador (no revolucionario) se contempla en Washington como una fuerza estabilizadora, aliada de otros aliados suyos como Catar. Clinton le hará algunas advertencias a Mursi sobre democracia, minorías y derechos de las mujeres. Pero basta recordar que Estados Unidos tiene desde hace décadas la más cómoda de las alianzas con Arabia Saudí para entender que esos no son los asuntos que determinan las relaciones de Washington con un país de Oriente Medio. De lo que Clinton ha ido a hablar con Mursi es de Israel.

Llegarán a un acuerdo. No son los islamistas, sino los egipcios en general, quienes tienen pocas simpatías por Israel. La diferencia es que, mientras que para los nacionalistas e izquierdistas ese es un asunto de primer orden, para los islamistas es más secundario. Desde luego, Mursi no mantendrá el grado de cooperación con Israel que había establecido Mubarak, porque esto es tan impopular que solo era posible en el contexto de una dictadura. Pero evitará provocar tanto a Tel Aviv como a Washington, puesto que hacerlo no tiene ningún incentivo, y Mursi sabe que el Ejército lo mantiene en libertad vigilada. Para Washington, en un Oriente Medio cada vez más incontrolable en este sentido a medida que se va haciendo más democrático, eso es más que suficiente por ahora.