Así funcionan las cocinas clandestinas que se anuncian en las plataformas de entrega a domicilio
GALICIA
Una redada en varios locales de A Coruña alerta sobre la proliferación de estos lugares que no cumplen las medidas higiénico-sanitarias. Varias marcas que figuran en las «apps» más conocidas están en el mismo establecimiento y ninguna cumple los registros obligatorios
15 sep 2024 . Actualizado a las 18:38 h.«Al final no denuncié. Aunque sé que pasan cosas raras, creo que no sirve de nada». José Luis descubrió el pasado abril que su carnicería de A Coruña, cerrada desde hace cuatro años, era el domicilio digital de una docena de locales de delivery —comida a domicilio— especializados en hamburguesas, pizzas, tortillas y churros. Los platos, disponibles a golpe de clic en Glovo y Just Eat, llegaban al hogar de cualquier consumidor, que se encontraba absolutamente desamparado si tenía algún problema con el pedido: desde un retraso a una intoxicación. Quién preparaba esta comida y dónde son preguntas que quedaron sin respuesta. Lejos de tratarse de un caso aislado, la impunidad hizo que los usuarios de este tipo de plataformas se siguiesen encontrando, sin saberlo, con locales clandestinos que no garantizan los requisitos higiénico-sanitarios obligatorios para un local de hostelería.
La Voz puso en alerta a la Asociación de Hostelería de A Coruña del engaño que sufrían los clientes de Glovo y Just Eat que pedían comida a, al menos, una veintena de supuestos restaurantes. El 17 de julio dos pedidos confirmaron las sospechas. Uno se realizó a una pizzería, el otro a una hamburguesería. Cada local se encuentra, según su información en las apps, en un punto de la ciudad. En esos lugares, dos redactoras confirman que se trata de establecimientos cerrados o en venta de los que no sale ni entra nadie, pero la comida acaba siendo entregada a la hora prevista. Aunque se trata de locales diferentes, que los pedidos lleguen en el mismo envío levanta las sospechas, que el rider aclara al preguntarle dónde están los restaurantes —cuya huella en Google es inexistente—. «Esto sale de la calle Nueva Travesía Buenavista, en Os Castros».
Efectivamente, el equipo de La Voz se traslada al lugar y entra en el local indicado. Se trata de un bar cerrado desde hace tiempo que tiene la verja medio echada. Dentro, oscuridad. Taburetes sobre la barra y cajas y más cajas apiladas. Solo hay una luz al fondo, la de la cocina, donde una mujer trabaja en los fogones. Cerca de la barra, un joven. Al preguntarles, no tienen claro para quién cocinan. O no lo quieren decir. «¿Esto es la pizzería [nombre del restaurante]?», pregunta una periodista. «No», dice uno, mientras se miran. «Sí, pero solo atendemos a domicilio», responde ella. En realidad tienen difícil saberlo: en ese momento hay domiciliados en el local 14 restaurantes diferentes. Hace solo unos días este negocio fue objeto de una redada policial que pone sobre la mesa una problemática que preocupa, y mucho, al sector.
La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña denunció los indicios de una «red de supuestos establecimientos de hostelería que ofrecen comida a domicilio sin estar dados de alta en Turismo, tampoco en Sanidad (seguridad alimentaria) y desconociendo si los trabajadores están dados de alta, así como su situación con Hacienda». De este modo, un operativo formado por la Policía Nacional, Policía Judicial, Policía Local, inspectores de Sanidad, Trabajo y Extranjería ha terminado con una investigación que también tiene en el foco otros locales de la ciudad.
El titular de algunos de esos restaurantes, cuyas cocinas no aparecen en ningún registro, culpa a las plataformas de fomentar este entramado. «Los comerciales te invitan a abrir marcas digitales en diferentes zonas de la ciudad. Ellos cobran por alta y a nosotros, al final, nos entran pedidos». Fuentes de Glovo indican que «no les consta esta práctica» y que para darse de alta en su aplicación, los restaurantes deben «conocer y cumplir la normativa española y contar con las licencias necesarias». Just Eat, por su parte, asegura que mantiene «un compromiso con la responsabilidad del sector y procedemos a investigarlo». Y añaden: «Seguimos un protocolo de verificación documental y supervisión».
«No tenía ni idea de que se estaba usando este local sin mi permiso»
La cascada de irregularidades que parecen cometer los propietarios de estos locales inexistentes va de la ausencia de garantías higiénico-sanitarias a tiques en los que no aparece el CIF de la empresa ni el IVA, pasando por la usurpación de direcciones que corresponden a individuos que viven ajenos a esta situación.
Como le ocurrió a José Luis con su carnicería hace unos meses, una joven se enteraba esta semana de que el bajo que su familia tiene a la venta es, en varias plataformas, la dirección de una pizzería. «No tenía ni idea de que se estaba usando este local para esto sin nuestro permiso», indica la interlocutora, que desconoce cómo debe proceder.
La abogada Ester Domínguez, especializada en Derecho Digital del despacho Edmlegal, afirma que en estos casos, además de pedirle a la app que deje de publicitar esos restaurantes, hay que solicitarle la identidad del dueño, «y si no nos lo dice, debe de responder la propia plataforma por los daños y perjuicios».
«Hay que regular esta actividad, como las viviendas de uso turístico»
Héctor Cañete, que representa a los hosteleros de A Coruña, explica que «el tema es muy serio, y he querido colaborar con la policía para reflejar que no vamos a permitir que nadie trabaje fuera de la legalidad. Vamos a vigilar este tipo de actividades clandestinas y pedimos colaboración. Si algún vecino detecta que hay este tipo de cocinas en su edificio, deben ponerlo en conocimiento de las autoridades». Del mismo modo, considera que con la evolución de las nuevas tecnologías surgen actividades que deben regularse, entre otras cosas, para evitar la competencia desleal, como ocurre con las viviendas de uso turístico».
En otros puntos de la geografía gallega, según indican las asociaciones de hosteleros, todavía no han detectado fraudes de este tipo, aunque en Ourense «sí que existe el runrún, y más de una vez en el sector se ha comentado que puede que existan estos restaurantes», dice Javier Outumuro, de Unión de Hosteleros Ourensanos. Cheché Real es la cabeza visible de los hosteleros de Lugo, y también advierte: «Extremaremos las precauciones para que esto no ocurra».
Sanidade exige a las «apps» que verifiquen que los locales están en regla
La Consellería de Sanidade se suma a la ofensiva contra estos establecimientos fantasma. El departamento que dirige Antonio Gómez Caamaño indica que las plataformas que actúan como «marketplace de alimentos son responsables dos contidos que nelas aparecen», o lo que es lo mismo, deben verificar que quien ofrece esos productos «pode facelo».
Además, Sanidade añade que en la comunidad toda actividad que sirva «ao consumidor final ten que estar inscrita no Rexistro Galego Sanitario de Empresas e Establecementos Alimentarios (Regasa). Esto no ocurría en, al menos, una veintena de restaurantes presentes en aplicaciones de comida a domicilio, según ha podido comprobar La Voz.
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Fuentes de esta consellería confirman que desde la Dirección Xeral de Saúde han trasladado a Aesan «esta problemática na comisión institucional do mes de xuño» porque estas plataformas «operan a nivel nacional».