El acusado del crimen del Cash Récord de Lugo niega haber cometido el doble asesinato en 1994: «Era cliente habitual, pero aquel día estuve todo el día en mi bar»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

GALICIA

Manuel Juan Vilariño Casanova solo contestó a las preguntas de su abogada y del fiscal. La hermana de una de las víctimas afirmó que conocía a los empleados de la tienda y que aprovechó su confianza para entrar justo antes de la hora de cierre aquel día

06 feb 2023 . Actualizado a las 22:09 h.

Ataviado con un gorro y una mascarilla que ocultaban su rostro, Manuel Juan Vilariño Casanova llegó este lunes a la Audiencia Provincial de Lugo para ser juzgado por un doble asesinato ocurrido hace casi tres décadas. El crimen del Cash Récord de O Ceao llegó esta semana a juicio tras un caos burocrático y procesal que duró más de 28 años. Llegó acompañado de su abogada, en medio de una enorme expectación de testigos, medios de comunicación y familiares de Elena López y Esteban Carballedo, las dos víctimas del crimen.

El sábado 30 de abril del 1994, un atracador entró en el establecimiento sito en el polígono industrial de O Ceao y asesinó, de un disparo en la cabeza, a los dos únicos empleados que quedaban en la nave del Cash Récord. Se llevó cerca de 5 millones de pesetas. 

Se trata de un caso único en la historia judicial española. Hasta este lunes, jamás se había juzgado a nadie tanto tiempo después de la comisión de un crimen. Una instrucción policial muy pobre, una falta de pistas evidente y varios archivos del caso hicieron que el procedimiento se dilatase durante tanto tiempo. 

Durante 20 años, el proceso estuvo dando tumbos sin un destino claro. No fue hasta bien entrado el siglo XXI cuando el juzgado imputó a Vilariño, el único sospechoso que ha habido en todo el proceso. La policía siempre sospechó de él, una persona condenada por tráfico de drogas y tenencia de armas, y que se rumoreaba que ya había cometido robos similares.

En septiembre del 2021, llegó al juzgado de Lugo a declarar como investigado ante la jueza. También hubo una gran expectación y, como este lunes, sin dar declaraciones.

Mucha expectación fuera y dentro de la sala

Quienes sí hablaron fueron los representantes y las familias de las víctimas (Elena López, cajera de 32 años, y Esteban Carballedo, reponedor de 26), que resumieron la jornada como «esperanzadora» tras tantos años de proceso. Lograr que se juzgue a Vilariño es un «éxito», según dijeron los abogados, que esperan que el juicio ilustre las pruebas que ellos ven contra el acusado. 

En cuanto a la abogada que ejerce la defensa comunicó que no hará ninguna declaración pública hasta que acabe el procedimiento, aunque sí le confirmó que pedirá «la libre absolución» para el acusado. El juicio, que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial se prolongará durante toda la semana. Está prevista la declaración de 53 testigos.

El acusado negó tajantemente su implicación

Ya en la vista oral, Manuel Juan Vilariño solamente quiso contestar a las preguntas del fiscal y de su abogada. El hostelero, acusado del doble crimen, negó tajantemente su implicación. En su turno de palabra, dijo no conocer a la gran parte de los testigos e implicados en la causa. Según su versión, acudía regularmente al Cash Récord en aquella época. Era dueño del bar Los Ángeles, ubicado en la Rúa Nova. «Iba a comprar alcohol para el bar. Una vez a la semana, como mucho. Conocía a los empleados de vista, pero nada más. Ni sabía sus nombres», explicó Vilariño.

Aquella tarde, asegura que estuvo trabajando en su establecimiento todo el día. «En aquella época, abría de dos de la tarde a dos de la noche. Era un bar de copas. Estuve todo el día allí y no sé nada de todo esto», testificó.

Durante la instrucción del caso, varias personas declararon haber visto un coche familiar blanco a la entrada del Cash Récord aquel día. Vilariño afirmó que, en aquella época, compraba y vendía vehículos a pesar de no conducir. Decía que siempre iba en taxi al Cash Récord. Jamás tuvo una ranchera blanca ni similares.

El fiscal le achacó que cuenta con antecedentes por delitos contra la seguridad vial aún diciendo que jamás conducía. Él, entonces, alegó que «justamente las dos veces que conduje en esos años, pues me pillaron y me multaron».

Condenado por tenencia ilícita de armas

Volvió a repetir el mismo argumento con respecto a la condena que pesa sobre él por un delito de tenencia ilícita de armas. «Se la guardé a un cliente con la mala suerte de que justo me pillaron con ella. Nunca volví a tener un arma», dijo. 

Estuvo en prisión por tráfico de drogas y tenencia. Allí, según él, conoció a varios toxicómanos que se enemistaron con él. «Se inventaron toda esta historia del Cash Récord para perjudicarme», afirmó. El acusado negó también haber presumido en prisión de haber cometido el crimen ante sus compañeros jugando al parchís, como dijeron algunos testigos en instrucción.

Durante toda la instrucción, varias personas lo señalaron como el autor del crimen. Uno de ellos llegó a declarar que Vilariño le ofreció atracar una nave de O Ceao poco antes del crimen. «Jamás le dije algo así a nadie», dijo. Lo cierto es que una persona de su entorno, a quien conoció en prisión, llegó a decir que había colaborado con él para cometer el crimen. Fue condenado por falso testimonio. Vilariño negó también haberle ofrecido a nadie venderle armas (ni, concretamente, la que presumía que había usado para cometer los asesinatos), como consta en los autos. «Nunca andaba con armas. Yo no sé de eso. Solo la tuve una vez porque se la estaba guardando a un cliente, que fue cuando me la encontró la Guardia Civil. Nunca más», alegó. 

«No fui yo el que atracó la tienda y mató a los empleados»

En cuanto a su relación con los fallecidos, afirmó conocerlos «de vista», pero que ni sabía sus nombres. Era cliente habitual y coincidía con Elena y Esteban semanalmente, como corroboraron el resto de testigos. Sin embargo, otras declaraciones contradijeron su versión, dejando entrever que sí tenía una relación cercana con las víctimas.

Su abogada se limitó a preguntarle por su implicación. Él negó todos los hechos y afirmó que jamás volvió a saber nada de sus contactos y amigos de Lugo desde que se fue de la ciudad, en el año 1996. Se le llegó a vincular con un robo previo realizado en otra tienda, el Cash Miño, pero él negó su implicación. «No robé ese establecimiento, ni sé dónde estaba siquiera». «Nunca tuve planos de la nave del Cash Récord». «No fui cuatro días seguidos a comprar esa semana». «Nunca llevé un arma encima». «No fui yo el que atracó la tienda y mató a los empleados». Con estas citas, concluyó Vilariño su intervención.

Justo después, declaró un vigilante de seguridad privada que, en aquella época, patrullaba el polígono. El empleado afirmó no haber visto nada extraño en los momentos previos al crimen. «No recuerdo haber visto nada raro. Sí un vehículo blanco o amarillo claro, un monovolumen, como familiar, aparcado frente al Cash Récord», afirmó.

La declaración de Isabel López: «Mi hermana tenía confianza con Manuel Vilariño»

Isabel López, hermana de Elena, fue quien encontró los cadáveres. Declaró después del acusado este lunes. En su turno de palabra, explicó que, aquella tarde, llegó a buscar a su hermana como hacía habitualmente. Iba acompañada de los hijos de Elena. «Estuve tocando el claxon y no daban salido. Fui a dentro a ver qué pasaba y vi todo apagado ya, salvo una pequeña luz. Había música puesta y no era habitual. Fui a llevar a los niños a casa de mi madre, porque era tarde, y luego volví con mi marido y mi padre. Al regresar, entré con mi padre y descubrí los cuerpos. Mi marido vino luego y salió a pedir ayuda», contó la testigo.

Afirma que, luego, llegaron unos empleados de seguridad privada que comprobaron la situación. Después, llegó la policía. «Era un secreto a voces que Vilariño estaba implicado en el crimen. Lo escuché tiempo después de que pasase todo», añadió Isabel.

«Elena llegó a recomendarle a mi padre para que le hiciese una reparación reparación su bar. Tenía una tubería rota y él le hizo la obra»

Curiosamente, el acusado conocía incluso a su padre. «La relación de Vilariño, que era cliente habitual, con mi hermana, era de confianza. Elena llegó a recomendarle a mi padre para que le hiciese una reparación reparación su bar. Tenía una tubería rota y él le hizo la obra», declaró la testigo.

Detalló la hermana de la víctima, finalmente, que «Elena me había dicho esos días que hacía semanas que no llevaban la recaudación al banco. Normalmente, los sábados, la llevaba a dejar el dinero en el banco, pero esas semanas no habían ido». 

El encargado del Cash Récord en aquella época, sin embargo, pronunció un testimonio que sembró las dudas con esta última circunstancia. Según él, los fines de semana no se llevaba la recaudación, ya que no fue hasta después del crimen cuando empezaron a dejarla en los cajeros. Hasta entonces, siempre iban a la oficina, y los sábados no estaba abierta. «Era yo el que hacía los ingresos casi siempre. Alguna vez pudo ir Elena u otro empleado, pero no podía ser cuando la sucursal estuviese cerrada», comentó. Un compañero de Elena y Esteban mantuvo la versión de que ellos sí hacían ingresos de vez en cuando, pero siempre en oficina, eso sí. «No era tan raro que hubiese tanto dinero en la caja, sobre todo un sábado», comentó este empleado.

Solamente se dejaría pasar a esa hora a un cliente de confianza, como era Vilariño

En una ocasión, recordó Isabel, su hermana le dijo que había tenido un conflicto con Vilariño. «Un día, al ir a recogerla, me comentó que había discutido con Vilariño, el dueño del bar Los Ángeles. Parece que algo pasó ese día y se quería ir sin pagar. Elena le dijo que no podía hacer eso y tuvieron ahí una discusión, pero tampoco pasó a más», dijo Isabel. Esto habría ocurrido «unos meses, o incluso años», antes del asesinato, según la testigo. 

Todos los testigos coincidieron, eso sí, en que el asesino debía ser una persona de confianza para las víctimas. Fue el encargado de la tienda en aquel momento, el superior de Elena y Esteban, quien mejor lo corroboró. «Si no era a un cliente conocido, a aquella hora no se le abría la puerta a nadie. A las 19.30 horas, se solía bajar el portón del aparcamiento interior si no quedaba ningún coche dentro, y empezaba la fase de cierre. No se dejaba pasar a más clientes conforme se acercaban las 20.00 horas, hora de cierre. Solamente se hizo la vista gorda en alguna ocasión con algún cliente de confianza que llegase algo tarde o se hubiese olvidado algo. La puerta de entrada quedaba bloqueada, así que eran los empleados los que se acercaban a mirar y, si veían que era un conocido, le abrían manualmente. Desde luego, el señor Vilariño era cliente habitual, así que no tengo dudas de que le hubieran abierto la puerta si fuese él quien apareció por allí aquel día», resumió. 

El testimonio del marido de Elena, clave

Desde el principio del proceso, las familias de los fallecidos se han preguntado si el marido de Elena López, la cajera fallecida, «sabía algo más que nosotros», como dijo su excuñada este lunes al salir de la Audiencia Provincial. Varios testigos, a lo largo de la instrucción, lo señalaron como una persona cercana a Vilariño. Incluso como un habitual de su bar, Los Ángeles. Sin embargo, en su declaración de este lunes, afirmó no haber pisado jamás ese establecimiento. «Nunca entré en ese bar. Sabía que estaba en la rúa Nova porque me sonaba el nombre, pero no fui en mi vida. Y por supuesto que no conocía a este señor [Vilariño]. Solamente supe su nombre y que se le investigaba por el crimen cuando me lo dijo la policía, tiempo después de la muerte de Elena», contó.

Este hombre, al igual que Isabel, afirmó que, en ocasiones, iba a recoger a su mujer al Cash Récord y la llevaba hasta el banco para que ingresara la recaudación. Aquel día, él estaba trabajando en su bar. «Me contó mi suegra lo que había pasado. Vino corriendo, muy agobiada, con los niños, y me dijo que tenía que ir a O Ceao, que algo había pasado. Pasaban de las diez de la noche. Cuando estaba saliendo, me cogió un policía y me dijo que ya me llevaba una patrulla hasta allí. Cuando llegué, vi a mi suegro arrodillado en la puerta del Cash Récord y ya supe que algo horrible había pasado», explicó uno de los testigos que compareció este lunes.

No especificó más sobre lo que hizo una vez llegó a la nave. Simplemente, «fumaba y me preguntaba quién iba a cuidar a mis hijos». Finalmente, y respondiendo a una pregunta de la abogada de la familia, confirmó que él había cobrado todas las indemnizaciones que le correspondían por la muerte de su esposa. 

Los familiares de los asesinados están esperanzados

Los familiares de Elena López y Esteban Carballedo, las dos personas asesinadas a tiros el 30 de abril de 1994 en el Cash Récord del polígono de O Ceao, en Lugo, se mostraban esperanzados este lunes, antes del inicio del juicio al único procesado por el doble crimen, en conseguir una condena para quien, según su criterio, fue el principal sospechoso «desde el minuto cero».

En declaraciones a los medios de comunicación, antes de entrar en la vista oral, Isabel López, hermana de Elena, la cajera asesinada en esa nave de O Ceao, reconoció que vive la primera jornada de juicio con «un poquito de nervios», aunque con la esperanza de que «ahora la justicia responda». «Es lo que esperamos, simplemente. Que haya juicio con justicia», afirmó.

«Siempre te parece que no va a llegar, y al final llega. Vamos con un poquito de nervios, pero aquí estamos. Lo peor ya lo hemos pasado, que ha sido la pérdida de Elena y de Esteban. Aunque tengamos que sufrir un poquito más, tampoco nos importa», dijo Isabel, quien confía en una resolución a favor y, por lo tanto, que el único procesado sea condenado por el doble crimen.

«En el juicio va a haber muchas sorpresas»

Después de casi tres décadas de lucha, reconoce que los familiares de ambos asesinados están «muy ilusionados porque en el juicio va a haber muchas sorpresas» que pueden jugar en contra del procesado. Desde el minuto cero, cuando empezamos esta lucha, siempre pensamos que había sido él», añadió. «Él solo no fue, tuvo ayuda», añadió Isabel López, pero «hay gente que ya falleció», por lo que espera que, al menos, se haga justicia con la única persona que se sienta este lunes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial.

Por su parte, «Beli» Sánchez, familiar de Esteban Carballedo confía en que el día se «dé bien y este señor vaya para el lugar para el que tiene que ir». «Tenemos que vivir estos momentos, vamos a vivirlos con calma», dijo Avelina, quien opina que la instrucción de esta causa fue «una chapuza muy grande, ya no una chapucita, una chapuzona».

Al terminar la primera vista del juicio, ambas se encomendaron a la declaración de varios testigos que comparecerán el martes. «Mintió totalmente en todo. Se veía que estaba mintiendo en muchas cosas. Y no solo él, sino el resto de testigos. Nosotros no somos quién para decir cuál es la verdad, pero ellos no contaron ni una», explicó Beli con respecto al primer día de juicio. Isabel también valoró la sesión, afirmando que fue «muy duro» declarar para ella. «Creo que van a venir cosas muy buenas. Creo que puede haber justicia si se hacen las cosas bien», concluyó. 

La abogada de la familia: «Este juicio es un partido que está aún por jugar»

Antes, a la entrada de la Audiencia, la abogada que ejerce la acusación particular, Carmen Balfagón, aseguró que este juicio «es un partido que hay que jugar», aunque las familias de ambas víctimas, y en consecuencia su representación legal, tengan «algún elemento en contra».

En cuanto a los elementos en los que se basa la acusación particular para aspirar a una condena al único procesado, dijo que un «elemento fundamental» van a ser estos 29 años de instrucción judicial por el asesinato, en abril de 1994, de la cajera Elena López y Esteban Carballedo, que trabajaba como reponedor en el Cash Récord». «Contamos con lo que hemos tenido siempre, estos 29 años de instrucción, que para algo van a servir. Ese es el elemento fundamental», sostuvo la letrada.

En cuanto a la instrucción del caso, reconoce que «podría haber sido mejorable». Con respecto a la decisión de la Fiscalía de no formular acusación, afirmó que «hay que respetar su opinión». «Ha decidido no acusar. Tenemos que respetarlo. Forma parte de las reglas del juego», dijo Balfagón, quien pide para el único acusado 28 de cárcel, dado que será juzgado de acuerdo con las leyes vigentes en 1994.

Al salir de la primera sesión, este lunes, Balfagón destacó que el acusado declarase «al menos» ante el fiscal y su abogada. «No ha habido sorpresas. Era la declaración esperada, la que ha mantenido siempre. Está en su derecho de defenderse. Estamos contentos porque hay juicio y eso es una oportunidad para aclararlo todo. Este martes hay declaraciones muy importantes que pueden ser clave», resumió la letrada madrileña.