El sospechoso del doble homicidio del Cash Récord: «Frío, desafiante y con un gran historial delictivo»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Manuel Juan V. C., en septiembre del 2021, acompañado por la abogada a la que ha renunciado.
Manuel Juan V. C., en septiembre del 2021, acompañado por la abogada a la que ha renunciado. ALBERTO LÓPEZ

Manuel Juan V. C huyó a Burgos poco después del suceso, donde lleva viviendo más de dos décadas trabajando en un bar, y declaró ante la jueza que no tenía nada que ver con el crimen ya que «había estado trabajando en su bar»

15 sep 2021 . Actualizado a las 18:20 h.

Más de 20 años después, Manuel Juan V. C. volvió a Lugo. Es el principal y único sospechoso del doble homicidio del Cash Récord de O Ceao, en el que un atracador terminó con la vida de dos trabajadores de la tienda con una pistola BM 9mm Parabellum, a sangre fría. Regresó ataviado con un abrigo azul, una boina y una mascarilla, que ocultaban la mayor parte de su rostro. Ante él, el edificio de los juzgados, una multitud de periodistas y media docena de familiares de las víctimas, que pedían en dos carteles una «justicia» que aún esperan ver cumplida tras una de las declaraciones más mediáticas de los últimos años.

Su pasado

Manuel Juan V. C. nació en Baracaldo (País Vasco) el 1 de octubre del año 1996, en el seno de una familia de emigrantes gallegos, junto a sus padres y su hermano menor. En un momento de su juventud se trasladó a Lugo, donde abrió un bar conocido como Los Ángeles, situado en la Rúa Nova. Era un lugar de un ambiente cargado, con mucho humo, música alta y un perfil de clientela conflictivo. Era sabido por todos que en aquel lugar tenían lugar negocios relacionados con el tráfico de drogas, por ejemplo, o con el intercambio de armas. De hecho, una redada en agosto del año 1993 fue el primer encontronazo serio que Manuel Juan V. C. tuvo con las autoridades. En aquel episodio, «se le intervinieron dos armas: una pistola STAR modelo BM calibre 9 mm. Parabellum y una pistola STAR modelo 380 calibre 9 mm. corto. Tras efectuarse un registro en el Bar Los Ángeles, se le intervinieron a mayores 100 cartuchos del calibre 9 mm. Parabellum, marca SB», según el sumario. Además de esa condena por tenencia ilícita, también constan sobre él otra por tráfico de drogas y por conducir sin carné.

El día de los hechos

Según las investigaciones, la persona que mató a Elena y Esteban, los dos trabajadores del Cash Récord, «conocía el recinto y los empleados le conocían a él», ya que le abrieron la puerta a las 19.55 horas a pesar de haber cerrado unos minutos antes. Tras el episodio, el culpable huyó del lugar dejando un rastro de huellas que nunca se llegó a valorar correctamente, y sobre el que la Policía Nacional declaró que «era poco probable que hubieran ayudado a esclarecer la autoría del crimen». Varios testigos aseguraron haber visto a unas personas cerca de la nave, al lado de un coche, pero nunca se llegó a esclarecer esta teoría.

Su marcha a Burgos

Unos años después, según el «por la enorme presión que tenía en Lugo», decidió marcharse a trabajar a Burgos. Allí formó una familia, mientras trabajaba como camarero en algunos establecimientos, como el bar España, en la plaza mayor, hoy ya desaparecido, alejado del ruido de Lugo y pasando inadvertido en una nueva ciudad. Sin embargo, él defendió en su comparecencia que su vinculación con el crimen «rompió su relación de pareja» y «le dificultó encontrar trabajo», aunque otras fuentes aseguran que se debía más a su temperamento.

En libertad sin cargos tras decir que aquel día «estaba trabajando»

«Frío y desafiante». Esos dos aspectos fueron los destacados por una persona cercana a la declaración de Manuel Juan V. C. en los juzgados de Lugo de este martes. En ella, defendió su inocencia resguardándose en una coartada simple pero imposible de desmontar: que aquel día estuvo «trabajando en el bar, desde las dos de la tarde hasta las dos de la madrugada». La memoria no le falló en esa ocasión, a pesar de haber pasado más de 27 años desde entonces. Sí le flojeó más a la hora de recordar a varios de los clientes asiduos de su establecimiento, como el agente de la Guardia Civil al que el sumario le atribuye el suministro de armas y drogas para que el sospechoso pudiese traficar con ellas en el bar. Además, justificó su procesamiento en «antiguas riñas» con drogadictos de Lugo, que habrían intentado implicarle en el crimen como venganza tras episodios pasados.