El vaciado de embalses obligó a los hidroaviones que atendían el incendio de Ribas de Sil a alejarse más para coger agua

m. rodriguez OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Un helicóptero carga en el río Sil para llevar agua al incendio de Ribas de Sil.
Un helicóptero carga en el río Sil para llevar agua al incendio de Ribas de Sil. ALBERTO LÓPEZ

En el incendio que afectó esta semana al sur de Lugo, algunas cargas tuvieron que realizarse en el embalse de Belesar, a 40 kilómetros, en lugar de en el de Cenza.

09 sep 2021 . Actualizado a las 18:18 h.

La actuación de los medios aéreos, en apoyo de las unidades terrestres, es clave en la extinción de los incendios forestales, sobre todo en Galicia, donde muchas veces los fuegos progresan en zonas altas o de complicada orografía que dificultan el acceso por tierra. Los embalses próximos suelen ser utilizados por los medios aéreos como grandes masas de agua donde cargar.

El bajo nivel de caudal que presentan algunos de los pantanos en las últimas semanas por su uso hidroeléctrico provocó que, en algún momento, los aviones se tuviesen que desplazar a un embalse algo más lejano para poder cargar eficazmente. Según las fuentes consultadas, en el incendio que afectó en los últimos días al sur de Lugo, algunas cargas se tuvieron que realizar en el embalse de Belesar (Chantada), situado a 40 kilómetros —que está al 28 % de su capacidad de agua embalsada— en lugar de volar al de Cenza (Vilariño de Conso), que sitúan a 26 kilómetros, pero que está casi vacío, con un 13 % de agua. También se utilizó, según Iberdrola, el embalse de Portas.

El tiempo empleado en el desplazamiento hasta los puntos de agua es un factor que puede influir en que la cadencia de las descargas de los aviones no sea de la máxima eficacia, indican fuentes de la extinción. Desde el Ministerio de Medio Ambiente aclaran que los pilotos dicen que pudieron coger agua sin problema para los últimos incendios.

Para los vuelos de las aeronaves de mayor tamaño se tiene en cuenta no solo el nivel de agua embalsada, sino la superficie de los pantanos. Belesar tiene 1.910 hectáreas y los pilotos de extinción —especialmente los que manejan aviones de mayor tamaño, como los Canadair anfibios que pueden cargar hasta 5.500 litros de agua, o los Fire Boos, de 3.100 litros— seleccionan para sus maniobras los embalses de mayor tamaño en los que pueden coger agua y remontar con facilidad y, sobre todo, con seguridad. Por ello en el incendio de Chandrexa los aviones no cargaron en el embalse más cercano, el de Chandrexa, ya que la ubicación encañonada de esta presa, además de su pequeño tamaño, dificulta el despegue, aunque tenía suficiente caudal, el 53 % de su capacidad.

Para facilitar la extinción y las cargas de los medios aéreos, la Consellería de Medio Rural tiene dispuestos numerosos puntos de agua en los distritos y en las bases, que son los que utilizan los helicópteros ligeros que, provistos de bambis, pueden cargar entre 1.000 y 1.500 litros, bien sea en depósitos artificiales o naturales.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente, que apoya con medios aéreos a los servicios de extinción de la Xunta, apuntan que para este incendio de Chandrexa de Queixa enviaron dos aviones de carga en tierra desde la base de Xinzo de Limia, con 3.100 litros. La Xunta utiliza en sus campañas dos aviones de carga en tierra, que tienen una capacidad máxima de 2.700 litros, y que se abastecen en las bases. Estos ACT son, por su capacidad de carga y su maniobrabilidad, los más utilizados en la extinción, según un estudio de la consultora aeronáutica Itor Martín.

El ministerio añade que al fuego de Ribas de Sil desplazó a dos de las BRIF (Laza y Tabuyo del Monte) con sus cuatro helicópteros, que llevan a las brigadas y que tienen capacidad para descargar 1.200 litros de agua. Asimismo, al incendio de la Ribeira Sacra lucense enviaron cuatro aviones Canadair, tres desde la base de Lavacolla y uno desde la de Matacán (Salamanca), un Fire Boss, un avión anfibio que despegó de la base de Rosinos (Zamora), un helicóptero pesado y el bombardero Kamov, con capacidad para 4.500 litros, que voló desde Ibias (Asturias).