Los vuelos directos desde Galicia o desde Oporto, en el caso de Canadá, y la posibilidad de manejarse con el inglés hacen de estos países destinos muy apetecibles no solo para estudiar, sino también para buscar un trabajo, para una estancia de estudios con la familia o para un gap year, un año sabático, aunque al asesor de esta agencia con sede en Vigo no le gusta ese término: «Muchos chicos llegan a los 18 años, tienen que decidir su futuro y no saben lo que quieren hacer. Nosotros les ofrecemos estancias de un año en Cambridge, en Dublín o en Canadá. Por las mañanas van a clases de inglés y por las tardes trabajan, hacen voluntariado, reciben orientación universitaria y van pensando en lo que quieren hacer. No es un año sabático».
Si bien el programa más extendido para formarse en el extranjero es el Erasmus, estas otras modalidades -en algunos casos la posibilidad de estudiar toda la carrera fuera- refuerzan el currículo de los alumnos gallegos a los que, cuando vuelven, «se les abren de par en par las puertas de las empresas españolas, que valoran esos perfiles». Además, apañárselas solos lejos de sus familias y en contacto con otras culturas refuerza su madurez.