Los vecinos del edificio okupado de Vigo reclamarán por los daños sufridos

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Imagen del desalojo con la policía custodiando la entrada ante una okupa con sus maletas
Imagen del desalojo con la policía custodiando la entrada ante una okupa con sus maletas M. MORALEJO

Filtraciones y ratas afectan a los colindantes que, aún así, se sienten liberados

04 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Aunque han instalado una verja en el portal, veremos si no se vuelven a meter dentro», dice una de las vecinas del edificio contiguo al tomado por los okupas en el centro de Vigo que el lunes desalojó la policía tras casi un año de incidentes y trasiego de personas que se iban instalando en el inmueble inacabado, situado en la Gran Vía. Los residentes en el barrio se sienten «liberados», pero su desconfianza ante una posible vuelta de los okupas se mantiene después de que, tras múltiples quejas, hayan tardado meses en ser atendidos para que se zanjase una ocupación que había llevado a la zona numerosos incidentes y que atrajo a compradores y consumidores de droga, lo que menoscabó la habitabilidad y el valor de sus viviendas.

«Nuestro edificio sufre filtraciones provocadas por los desperfectos y partes sin acabar del que estaba ocupado. Estas generan humedades que se suman a los malos olores y a las ratas, que se han adueñado de la manzana y suben a las casas desde que se metieron en el edificio», relata el administrador de una de las comunidades colindantes.

Esgrimen los vecinos varias sentencias de los juzgados de Vigo donde se reconocen los daños que han sufrido sus edificios y la condena a los promotores de la construcción para que los solventasen. «Los jueces nos dieron la razón, pero la empresa condenada estaba afectada por múltiples embargos y no hubo manera de que nadie se hiciera cargo», añade el administrador en alusión a la quiebra de la promotora que levantó el edificio, que acumuló una deuda de 11,4 millones de euros, que pasó de Bankia a la Sareb, así como ahora a la titularidad del edificio.

Con un propietario ya definido, al menos la comunidad colindante de Gran Vía ha decidido reclamar a la sociedad semipública los gastos que han contraído para tratar de aislar su edificio de las filtraciones y de los perjuicios que causaba el inmueble okupado. En esa factura también incluirán la impermeabilización de fachadas que está programada para intentar poner remedio a las humedades que vienen de terrazas y patios, a los que les faltan ventanas, revestimientos y cerramientos, que bien fueron arrancados del edificio desalojado el lunes o que ni siquiera llegaron a instalarse cuando se paró la obra hace siete años, cuando solo quedaban por hacer los remates finales.

El edificio fue tasado el año pasado para su subasta en 12,1 millones de euros, pero solo se recibieron ofertas por cuatro plazas de garaje y por dos pisos, con bajas de más del 80 % respecto al precio de salida. Por una de las plazas de estacionamiento valoradas en 72.090 euros se ofertaron solo 8.650, y por un piso de 325.500, únicamente 45.570 euros.

El edificio está ubicado junto a la plaza de España y a dos manzanas de El Corte Inglés. Tiene 26 pisos, 20 plazas de garaje, 5 trasteros, 2 oficinas y 2 bajos comerciales, siendo publicitadas en obra las viviendas entre 231.600 y 607.200 euros en el caso de las mejor ubicadas.