
Solidaria, viajera y enamorada del arte. Inquieta y apasionada, pero siempre buscando el sosiego y la paz. La viguesa compagina su carrera musical y la preparación de un nuevo disco con varios proyectos solidarios de cooperación en Senegal y la India
01 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Dice que busca la paz y el sosiego, pero es incapaz de estarse quieta un segundo. Como muestra, un botón. Si se le pregunta donde reside, María Monsonís (Vigo, 1962) es incapaz de citar un solo lugar. Explica que vive a caballo entre Madrid -«que es para mí trabajo y el lugar donde he pasado más de la mitad de mi vida», argumenta-, Portugal -«por puro amor»- y Vigo -«porque es mi tierra»-.
Por si fuera poco, viaja con cierta frecuencia a Senegal, donde prepara varios proyectos solidarios, y se queja de que hace tiempo que no visita la India, donde apoya también distintas iniciativas de cooperación, «siempre con mujeres, porque la experiencia me ha hecho ver que ellas son quienes educan a los niños y por eso es tan importante ayudarlas. Aparte son muy receptivas, en según qué culturas trabajar con hombres siendo mujer es complicado», cuenta.
Actualmente, María está embarcada en la preparación de un nuevo disco de Cómplices -ya ha perdido la cuenta de cuántos van- y de una gira. El verano, asegura, será tranquilo: «Solo daremos 10 o 12 conciertos», cuenta desde su domicilio gallego, que comparte con su pareja artística y de vida desde hace más de 30 años, Teo Cardalda, y con algunos de los cinco hijos que tienen en común. A la troupe se suman también cinco perros y muchos amigos «bastante guerreros».
Así las cosas, cuesta saber cómo logra sacar tiempo para sus pequeños placeres: pasear por la playa, pintar, escribir, leer u oír música. «Escucho mucha música, sobre todo clásica, fíjate qué curioso en alguien del pop, pero es que yo vengo del clásico», explica mientras de fondo suena, precisamente, Radio Clásica, y justo antes de contar que le «fastidia» haber dejado de lado hace años el violín y el ballet. «Lo difícil de la vida es que siempre tienes que elegir: un novio, un instrumento... Pero como mi vida la he elegido yo y en libertad, duele menos», dice.

Puestos a elegir, ella escogería siempre no madrugar ni hacer recados -«me dan mucha pereza, tardo meses en hacer las cosas, mi agenda de cosas pendientes es impresionante», confiesa-. En su día también escogió hacer un alto en su carrera musical. Fue a principios de los 2000 cuando decidió parar y disfrutar de sí misma y de sus hijos. «Me costó pero pensé que sería bueno para mí, necesitaba un poco de paz después de tanto tiempo sin parar». Y de nuevo aparece la palabra paz, deseada y buscada, pero casi contradictoria con su personalidad. «Es que soy muy apasionada, necesito estar vibrando todo el día. Busco paz pero al mismo tiempo ya estoy haciendo planes y pensando dónde ir», reconoce.
María espera que los años consigan plantarla «en uno o dos sitios» pero augura que será misión imposible: «Mis padres eran iguales, de profesión, viajeros. De pequeña perdía dos meses de clase yendo por ahí así que ¿cómo voy a parar yo?»
Fui
Estudiante de violín y ballet y fundadora de Cómplices
Soy
Madre de cinco hijos, dueña de cinco perros, promotora de proyectos solidarios y sigo en el escenario