«Espera y observa, selecciona una víctima al azar y va a por ella»

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

El uso del coche para raptar y trasladar a las mujeres evidencia un planificación

03 ene 2018 . Actualizado a las 13:24 h.

La mente perversa de José Enrique Abuín dibujó con premeditación la mejor forma de ejecutar las depravaciones que imaginaba. La Guardia Civil, ayer, confirmó que el autor confeso del caso Diana Quer se movía con patrones de conducta establecidos: «Observa, ve a la víctima, la selecciona y va a por ella». Lo relata el coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que detalló junto al coronel jefe de la Comandancia de A Coruña, Francisco Javier Jambrina, el lado más oscuro del Chicle.

sin conocimiento previo

Evitar ser reconocido. En los casos de Diana Quer y de la joven de Boiro no había un conocimiento previo de las víctimas, igual que con las tres chicas a las que invitó a subir a su coche en Nochebuena. ¿Por qué? Para evitar que la víctima pudiera reconocerlo si el ataque se frustraba. Solo en la presunta violación a su cuñada, hermana gemela de su mujer, que denunció los hechos en el 2005, actuó supuestamente contra alguien que sí sabía su identidad. En esta ocasión salió impune gracias a la coartada que le brindó su mujer, Rosario López.

MUY JÓVENES

De edad o apariencia. La edad de las víctimas elegidas por Abuín Gey era siempre corta, entre los 16 y los 19 años, o si tenía más años, aparentaba lo contrario. Su cuñada no llegaba a la mayoría de edad cuando presentó la denuncia, Diana Quer tenía 18 años y la joven de Boiro, según Corbí, «es algo mayor, pero no lo aparenta». Las tres chicas que lo identificaron no llegan a la veintena.

DESCONOCIDAS

A excepción de su cuñada. El coronel Corbí recordó que «ahora resulta sencillo concluir cómo actuaba, pero hasta su detención fue muy complejo saberlo para resolver las investigaciones», en referencia al esfuerzo que implicó saber si el Chicle tenía compinches o se movía solo, extremo ya confirmado, pero que, durante muchos meses, condicionó el trabajo de la Guardia Civil. Corbí dice también que el caso fue tan complejo que, al principio, no sabían «si había delito». «Se consideró durante mucho tiempo que podía tratarse de una fuga, al no haber pruebas que nos dijeran lo contrario», añadió.

EL COCHE

Fundamental. En el caso de Diana Quer y de la denunciante de Boiro desempeñó un papel fundamental el Alfa Romeo del Chicle. El coronel Jambrina detalló cómo lo usó el día 25 en Boiro: «Estacionaba un poco más adelante de la víctima, salía del coche y esperaba a que pasase a su altura». Esta detallada aclaración fue posible gracias a la grabación de una cámara de vigilancia que hay en el lugar de los hechos y que, añadió Jambrina, «permite saber qué hizo el pasado día 25 y presuponer que pudo repetirlo la noche que desapareció Diana Quer en A Pobra do Caramiñal». Utilizar el maletero de su Alfa Romeo gris para esconder a sus víctimas vivas también es recurrente, como se desprende de los hechos constatados en las investigaciones que instruyen los juzgados de primera instancia e instrucción números 1 y 3 de Ribeira.

Traslados

A pesar del riesgo. La Guardia Civil constata que en el caso de Boiro y en el de Diana Quer había voluntad de trasladarlas en el maletero. La mujer asaltada el día de Navidad se libró por poco, pero este nuevo episodio de conducta reiterada del Chicle evidencia movimientos preestablecidos por su parte, que los crímenes no se cometen en una sola ubicación y que planea distintos escenarios para ejecutarlos. En esto, como explicó la Guardia Civil, es crucial su conocimiento de la red viaria comarcal y una inspección previa de emplazamientos abandonados para ocultarse u ocultar pruebas.

«La chica de Boiro pensó que le ponía un cuchillo en la nuca»

Francisco Javier Jambrina relató ayer el intento de secuestro de la joven de Boiro el día 25. «Ella relata que caminaba manipulando su móvil y una persona la aborda diciéndole: "Dame el móvil, dame el móvil". Ella se resiste, no quiere perder el teléfono y le ofrece los 20 euros que tiene encima». Él, añadió Jambrina, desistió, pero al darse cuenta de que ella se fijaba en la matrícula, volvió a la carga: «Es ahí cuando decide que no la puede dejar irse, saca una herramienta del coche, ella cree que es un cuchillo que le pone en la nuca, pero es una palanqueta pequeña, tal vez para abrir coches. Se la pone en el cuello y le dice: "Entra al maletero", y llega a introducirla casi entera. Se salva al dejar una pierna fuera, y como el Chicle está de baja laboral por una operación en el hombro derecho, no consigue bajar la tapa a pesar de seguir intentándolo. Ahí justo llegaron los dos testigos que sin duda la salvaron». El audio del forcejeo fue grabado accidentalmente en el teléfono de la mujer y figura ahora como prueba.