Solo Renfe gestionó más de 1.800 consultas por las secuelas psicológicas de Angrois

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Todos los heridos de Angrois
Alexia

Decenas de personas siguen luchando por superar el trauma del accidente ferroviario

19 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Angrois sigue vivo en la arena política, en el ámbito judicial, en los foros técnicos ferroviarios. Pero sobre todo sigue vivo en aquellos que sufrieron aquel terrible accidente, bien en primera persona o porque perdieron a algún ser querido. Más de tres años y medio después del accidente, cuando las víctimas empiezan a ver la luz al final del túnel judicial con la imputación de un cargo del ADIF, las heridas físicas van cicatrizando, pero la huella psicológica del descarrilamiento se hace más difícil de superar.

Así, la oficina de atención a las víctimas que Renfe creó después del accidente constata que hace ya tiempo que prácticamente todos los heridos del accidente -144 en total, apenas salieron dos personas ilesas del tren- han recibido el alta, aunque algunos siguen pendientes de alguna operación o de las sesiones de rehabilitación. Hay que recordar que seis meses después del accidente ya no quedaba ninguna víctima hospitalizada. Es en el ámbito de la atención psicológica donde los rescoldos siguen más vivos.

Según los datos proporcionados por la operadora ferroviaria, un total de 69 víctimas se acogieron al programa de atención psicológica en el que participaron 86 profesionales. A día de hoy se contabilizan 1.860 consultas por las secuelas mentales del accidente, tanto de heridos como de familiares de fallecidos, repartidas en 16 ciudades y realizadas tanto de forma presencial como telefónica. De las personas atendidas hay 51 casos que se consideran cerrados, pero dieciocho víctimas aún necesitan esta ayuda profesional. Trece de ellos eran pasajeros del Alvia y el resto son familiares.

Aunque en realidad estos datos solo son una aproximación al dolor que aún sigue latente. Hay pacientes que siguieron con la atención psicológica e incluso psiquiátrica que se les ofreció en la sanidad pública, y a día de hoy aún necesitan ese apoyo. También los hay reacios, por razones obvias, a tener algún tipo de relación con Renfe. Otros, como Cristina Liras y Javier García Municio, que perdieron a su hijo Curro en Angrois, optaron por lo que ellos llaman «autocuración». «Al principio tuvimos una entrevista con una psicóloga de Renfe, pero no nos gustó. Les pedimos que nos pusieran en contacto con padres que habían perdido a sus hijos en el accidente porque pensábamos que eso nos ayudaría, aunque nunca nos llamaron», aseguran. 

La familia

El apoyo mutuo, la familia y sobre todo su otro hijo fueron claves en una recuperación que nunca será total. También el contacto con otros padres que perdieron a sus hijos en el accidente, a través de la plataforma de víctimas. Nadie como ellos para entender lo que les pasa. «Es una cicatriz que está ahí y a veces se abre o duele más de lo normal», explica Cristina. Para muchos de ellos la mejor terapia sigue siendo la lucha y la militancia en la plataforma, donde siguen persiguiendo una comisión de investigación y una pesquisa técnica independiente, así como la imputación de los responsables en la causa judicial.

La terapia de grupo con padres que sufrieron la muerte de un hijo no siempre es positiva. Una víctima del Alvia que acudió una vez a uno de estos grupos no volvió nunca más. Comprobó que muchos de ellos habían perdido a sus hijos hace mucho tiempo y estaban peor que ella, de ahí que no le viera mucha utilidad a la terapia.