Podemos intenta activar a Beiras

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La formación de Pablo Iglesias quiere sumar a su proyecto el potencial electoral del líder de Anova, al que tientan con la presidencia del Senado

13 sep 2015 . Actualizado a las 11:31 h.

En algo se parecen Alberto Núñez Feijoo y Pablo Iglesias Turrión, y es en recurrir al fútbol para darse a entender al hablar de política. Una vez, en junio del 2014, le preguntaron al presidente de la Xunta que por qué prescindía de un conselleiro como Agustín Hernández para quemarlo en la alcaldía de Santiago, cuando era casi imposible revalidarla. Y respondió así: «Está difícil, pero hay que jugar el partido; lo contrario sería como pedirle a España que no viaje a Brasil porque no va a ganar el Mundial». Quién sabe si intuía que la Roja iba a caer en primera fase.

Igual de rumboso, el líder de Podemos proclamó en el arranque del curso que su formación saldrá al campo de las generales a ganar para ser presidente, aun sabiendo que «el partido se presenta difícil», y que algunos preferirían no jugarlo. La de Iglesias no fue una declaración menor, pues era su forma de admitir que su formación ya no pita como pitaba a causa del retroceso electoral sufrido en todo el 2015, especialmente desde que Susana Díaz logró torearlos en las elecciones andaluzas de marzo.

La serie anual del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es reveladora. A falta de la cuarta entrega, que se conocerá en octubre, las de enero, abril y julio reflejan una trayectoria descendente muy marcada. A principios de año, Podemos se alzaba con casi el 24 % del voto, desbancando al PSOE como segunda fuerza; en julio, antes de conocerse el desenlace de la última crisis griega, caía ya hasta el 15,7 %.

Parte de lo que está ocurriendo se explica por la ligera recuperación de lo que Iglesias llama «partidos del régimen», PP y PSOE, a los que Podemos no les hace tanta pupa como en el 2014. Se ve analizando el trasvase del voto del CIS: en enero, el 7,3 % de los votantes del PP del 2011 tenían previsto apoyar a Podemos, al igual que el 26,1 % de los del PSOE. En julio, la fuga se aminoró: PP y PSOE le cederían el 3,5 y el 15,7 %, respectivamente.

Y otra parte se explica en que Podemos es ya un actor más del paisanaje político, con un lenguaje más fresco, pero con similitudes a los otros partidos que pesan como el plomo en las alas. En la formación morada funciona la verticalidad y la jerarquía, como en casi todos; muchos de sus patrocinados en las municipales admiten que no podrán cumplir el programa prometido -¿a qué recordará eso?-, dentro de la organización surgieron voces críticas para desestabilizarla y, a la postre, Podemos también reparte sobresueldos a sus dirigentes.

Todos estos elementos lo que hacen es minar el potencial electoral de Podemos, que en las municipales y autonómicas ya comprobó que en alianza con otras fuerzas logra mejores resultados que en solitario. Por eso en Galicia necesita de un socio potente que le presencia en la escena, ya que en solitario se arriesgaría a quedar sin representación.

Y como socios preferentes, Iglesias ha elegido a Anova, Esquerda Unida y las candidaturas de unidad popular, desechando la del BNG, del mismo modo que desecha el nacionalismo en Cataluña o el País Vasco. Pero sobre todo ha elegido a Xosé Manuel Beiras, el que mejor puede.

El coruñés Antón Gómez-Reino, vicario de Pablo Iglesias en Galicia, tiene un esquema trazado para capitalizar la figura de Beiras en campaña haciéndolo candidato. Y consiste no solo en lanzar un presidenciable a Moncloa, como es Iglesias, sino otro presidenciable al Senado, como sería Beiras. Claro que a esto le falta lo más importante: el OK de la Reboraina, donde también saber hacer sus cuentas.