Y después del AVE... ¿qué?

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vázquez

Galicia aún tendrá problemas de movilidad que solucionar una vez acabado el acceso ferroviario, tanto en los puertos, las grandes áreas metropolitanas o en A Mariña, Ortegal y la Costa da Morte

20 ago 2015 . Actualizado a las 16:03 h.

Si se mantiene e incluso se aumenta el ritmo inversor sería factible terminar el AVE a Galicia a finales del 2018, siempre y cuando se busque una solución provisional para el acceso a Ourense, no haya imprevistos graves -véase el formidable fiasco de los túneles de Pajares- y no se producen más desacuerdos con las adjudicatarias. Las obras están ya muy avanzadas y sea quien sea quien gobierne a partir del 2016 comprobará que el proyecto es ya irreversible, aunque estará en su mano decidir si la línea se pone en servicio provisionalmente con tramos de vía única. Superado el ecuador de la próxima legislatura y una vez puesto en marcha el enlace de altas prestaciones con Madrid, la inversión estatal sin duda caerá en Galicia, como sucedió en Cataluña o en Andalucía cuando se terminaron sus conexiones de alta velocidad. Sin embargo, el Estado aún podrá entonces colaborar, mano a mano con la Xunta, para solucionar asignaturas pendientes en movilidad que ya se están planteando ahora o que el AVE ha puesto en un segundo plano. Los propios Presupuestos del Estado para el año que viene dan alguna pista de cuáles van a ser algunos de estos proyectos, que a buen seguro dejarán de tener partidas testimoniales cuando se finalice la obra magna.

Los flecos del ave

Una solución para Ferrol y Lugo, y el acceso directo a Vigo y Pontevedra. Ya finalizado el eje atlántico entre A Coruña y Vigo, la ministra de Fomento se comprometió a impulsar el acceso directo de alta velocidad a Vigo y a Pontevedra por Cerdedo, y evitar así el paso por Santiago de los viajeros del sur de Galicia. Esta obra podría contar con importantes partidas una vez finalizado el acceso común, pero falta comprobar si el próximo Gobierno seguirá empeñado en gastar más dinero en la red de alta velocidad. Ferrol y Lugo, las ciudades que quedarán más descolgadas de la red de altas prestaciones, también necesitarán una solución. Aunque no se planifique una línea de alta velocidad alternativa a la convencional, sí se debe asumir algún tipo de mejora en los trazados actuales por medio de variantes que hagan más atractivo el viaje en tren. Lo mismo habría que hacer, en colaboración con Portugal, para reducir los tiempos de viaje entre el sur de Galicia y Oporto. Para ello sería interesante continuar el túnel actual hacia el sur para convertir la estación viguesa de Urzaiz en pasante.

Las zonas más aisladas

Ortegal, A Mariña y la Costa da Morte exigen soluciones de movilidad. En los estudios del propio Ministerio de Fomento estas tres comarcas figuran como las más aisladas de Galicia, a pesar de su dinamismo económico. Aunque ya han empezado algunas obras en materia de carreteras en esta zona y es probable que en el 2018 se vislumbren ya los avances, Fomento se plantea ahora por primera vez empezar las obras de la A-82, la autovía que debe unir Barreiros con San Cibrao para compensar el desvío de la transcantábrica hacia Vilalba. Este vial conectaría con el corredor norte que construye la Xunta y que arrastra años de retraso. En paralelo, se hace necesario continuar la autovía del Cantábrico hacia Santiago siguiendo el curso de la N-634, algo que ya está previsto en el Plan de Infraestructuras de Fomento.

Este documento de planificación mantiene sobre el mapa el AVE del Cantábrico que había previsto Álvarez Cascos, un proyecto que probablemente nunca se ejecutará por su alto coste y su fuerte impacto medioambiental. Pero quizás habría que recuperar aquella propuesta para mejorar el trazado de vía estrecha transcantábrico y evitar la lenta agonía de esta línea.

También habrá que pensar si es el momento de construir alguna conexión ferroviaria convencional más, como la que se propuso en algún momento para unir Carballo con A Coruña vía Arteixo, que podría integrarse en un futuro en una red de cercanías metropolitana que incluiría Ferrol. Esta línea serviría para dinamizar la Costa da Morte, otra de las zonas más aisladas al encontrarse ahora a entre 40 y 50 minutos de una estación de tren de larga distancia.

El reto de las ciudades

Retomar los proyectos metropolitanos de metro ligero y cercanías. En el horizonte del 2018 posiblemente esté a punto de terminarse la autovía Santiago-Lugo y será preciso impulsar la que uniría esta última ciudad con Ourense, pendiente también de circunvalación. En el sur también será necesario mejorar la movilidad con alguna de las autovías planificadas en el entorno de Vigo, y para entonces ya debería estar terminada la acuciante circunvalación de Pontevedra. Aparte de los esfuerzos realizados en los últimos años en las ciudades gallegas para mejorar problemas puntuales de tráfico, quizás a partir del 2018 habría que retomar los planes de metro ligero, tren-tram y cercanías metropolitanas. Salvo honrosas excepciones, las ciudades gallegas se han quedado atrás en materia de movilidad urbana y tal vez hay que plantearse más pronto que tarde que no debe apostarse todo al uso del vehículo privado. Todo esto pasa por convertir en intermodales las estaciones de las principales ciudades.

Alternativa a la AP-9

Tomarse en serio el desdoblamiento de la N-550. Aunque existen proyectos aislados planteados como variantes de poblaciones como Ordes, Sigüeiro o Valga, a partir del 2018 debe asumirse como prioritario el desdoblamiento de la N-550 como alternativa gratuita a la AP-9. Se podría apostar incluso por una especialización de usos, dejando la nacional para recorridos cortos y la autopista para distancias más largas. En cualquier caso, el tráfico que soporta esta carretera, maltratadísima en mantenimiento, justifica una acción coordinada de la Xunta y Fomento.

Las mercancías

Mejorar la competitividad de los puertos con accesos ferroviarios. Fomento ya prepara un fondo común de los puertos españoles para ampliar o construir accesos ferroviarios que mejoren su competitividad. Las conexiones a los puertos exteriores de A Coruña y Ferrol deberían estar ya en marcha, pero probablemente se acometerán con más fuerza a partir del 2018, cuando el AVE deje margen presupuestario.

La A-76

La cuarta salida o acceso central por autovía. La vía de alta capacidad entre Ourense y Ponferrada (A-76) ya está siendo tramitada por Fomento. Aunque cuenta con cierta oposición por su impacto medioambiental en el corredor del Sil, ingenieros como Xosé Carlos Fernández defienden su construcción para dar una alternativa a los gallegos del sur que pretenden acceder a las comunidades del norte de España.