¿Está viva Galicia?

GALICIA

08 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1917, Emile Boriac acuñó el término déjà vu (ya visto) para definir un fenómeno de la mente en la que el protagonista cree haber vivido antes un hecho nuevo. Es probable que quienes siguieron el debate sobre el estado de la autonomía tuvieran esa misma sensación, y no solo por la intervención del presidente de la Xunta, también por la de una oposición en tromba, lista para rechazar de antemano (quid pro quo, Feijoo) todas las propuestas del PP, no importa cuáles fueran, así es la política. Lo cierto es que volvieron a planear por O Hórreo términos machacones y sospechosos como regeneración democrática, senda de la recuperación, revitalización del medio rural, pacto por la demografía, plan de empleo juvenil, apuesta por nuevos sectores... todo con olor a naftalina y a frustración. Idénticas expresiones usó Fraga durante 15 años y, más recientemente, Touriño. Por lo menos Feijoo, que en palabras de Jorquera parecía en muchos pasajes de su discurso estar hablando de Finlandia, no cayó en el error del expresidente socialista de situar a la comunidad en la Champions League de la economía, ocurrencia pronunciada nada menos que al borde del precipicio, el de todos y el suyo. La frase más inquietante del discurso del presidente de la Xunta resultó ser «Galicia está viva», expresión que parece una invitación a preguntarse, ¿de verdad está viva? Sí, ha bajado el paro, pero desde el último debate sobre el estado de la autonomía Galicia ha perdido 15.000 almas, 15.000 cerebros, 30.000 manos para levantar todo esto, algo por lo que ni el Parlamento ni desde luego Feijoo entonaron ningún mea culpa.