José Luis López Sors: «Soy más ecologista que Nunca Máis»

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

López-Sors, en una sesión del juicio del Prestige
López-Sors, en una sesión del juicio del Prestige GUSTAVO RIVAS

«El juzgado estuvo a punto de embargar todos mis bienes y bloquear mis cuentas para responder por una fianza de 2.000 millones. Fue una cosa de locos», dice López Sors

16 nov 2013 . Actualizado a las 22:12 h.

José Luis López Sors es un tipo feliz. No puede ni quiere disimularlo. Tras once años pendiente de un proceso judicial, el ex director general de la Marina Mercante descubre la agradable sensación de pasar página. Habla entusiasmado, a veces incluso de forma un tanto atropellada. Se demora en las anécdotas de aquellos días, cuando estaba comiendo en su casa de Madrid y lo llamaron para presentarle a un tal Prestige. Fue a su habitación, hizo una pequeña maleta, se puso una americana a cuadros -que luego le criticaron por lo mal que daba en las fotos- y se fue a A Coruña. Aquel fue el inicio de todo. Ayer, al otro lado del teléfono, su mujer se hace oír. Conscientemente interviene en la conversación. Y lo hace con una frase implacable. «Diles que te dejaron solo durante 11 años».

-¿Es verdad lo que dice su mujer? ¿Lo dejaron solo?

-La verdad es que nunca estuve solo. Siempre la tuve a ella. Mi mujer y mi familia siempre me han apoyado.

-Hablamos hace unos días y me dijo que solo quería seguir siendo feliz tras la sentencia. Intuyo que lo ha conseguido.

-Fue una alegría muy grande. He disfrutado la sentencia.

-Supongo que la ha leído ya unas cuantas veces.

-Pues no. Aún no la he leído. Vi por televisión la lectura del fallo, con mi mujer y una hija [tiene cinco hijos y diez nietos]. Aún no la tengo. La leeré.

-Alivio, quizás rencor... habrá una explosión de sensaciones después de tanto tiempo, ¿no?

-No tengo nada contra nadie, ni siquiera contra Nunca Máis. Pero tengo que reconocer que temía ir a la cárcel. Menos mal que pensaba que por mi edad [72 años] quizás no fuera a entrar nunca.

-¿Cuál fue su peor recuerdo de estos años?

-Yo no tengo patrimonio, pero fíjese usted que el juzgado estuvo a punto de embargar todos mis bienes y bloquear mis cuentas para responder por una fianza de más de 2.000 millones.

-Ahí supongo que se dio cuenta de dónde se había metido.

-Fue una cosa de locos. Alguien que hubiera leído algo sobre eso pensaría: «Cuánto habrá robado si le embargan por 2.000 millones».

-¿Su absolución supondrá algo en este extraño mundo del mar? ¿Se consagrará lo de mandar los barcos al quinto pino?

-Como le dije en otra ocasión, al menos ahora el director de la Marina Mercante será libre para decidir. Si me hubieran condenado, probablemente se habría visto obligado a llevar a otro petrolero como el Prestige a Corcubión. Pero los barcos son pesados y no se dejan llevar fácilmente adonde uno quiere.

-Pues para muchos expertos era una solución factible.

-Si el barco se rompe y hay un derrame en esa zona los efectos del vertido habrían durado muchos más años. Quizás aún hoy habría restos.

-Nunca Máis siempre defendió la opción de refugiarlo allí y lo acusó a usted de repartir la contaminación por 2.900 kilómetros de costa.

-Cuando ves que Nunca Máis defiende eso... ¡Qué barbaridad! Iban a conseguir que los gallegos estuvieran jorobados durante años. Tengo mucho más amor al medio ambiente que ellos, soy más ecologista que Nunca Máis. Porque su propuesta habría dejado afectada la costa durante años y con el alejamiento conseguimos que todo estuviera limpio en muy poco tiempo. Lo dicen los jueces.

-Para no tener rencor, vaya recadito que les manda.

-No tengo rencor. He tratado al abogado de Nunca Máis con delicadeza. Creo que es razonable y entendió mi punto de vista. Pero nunca le dejarían reconocerlo.

-La sentencia concluye que no es creíble que la decisión la tomara usted solo.

-Ahí tengo que decir lo que ya declaré en el juicio. Mejor ser respetuosos.

-Seguirá callado, ¿verdad? Ese es su secreto.

-No tengo secretos. Cascos me comentó el plan de bombardear el barco y yo me opuse. Me parecía una barbaridad porque nos convertía en contaminadores. Poco más hablamos del tema.

-Eso es difícil de creer.

-Pues mire. Cascos sabe mucho y le gusta aportar. Pero no mandar. Eso sí, si la persona que tiene debajo no sabe, entonces, por complacerle, quizás le obedezca.

-En su caso le obedecieron, pero tenía a muchos funcionarios en contra del alejamiento.

-No era mucha gente. Pero era bueno tener distintos puntos de vista. Si hubiera decidido sin consultar habría sido negligente.

-La clave fue el informe de los ingenieros navales, ¿no? Decían que el buque se iba a partir de forma inminente.

-Recuerde que yo soy ingeniero naval. Sabía que iba a romperse, pero lo consulté por si me equivocaba.

-A Fernández de Mesa la sentencia no lo deja bien.

-No sabía de barcos, pero es un tipo sensato y sabe cómo funciona la Administración.

-Hace unos días también se lo pregunté. ¿Es posible que no se arrepienta de nada?

-Sí. De haber mandado a descolgarse sobre el barco a Serafín [Díaz, inspector] con 67 años. Pero fue el único que se ofreció.

-¿Lo llamó Rajoy?

-Tiene cosas mucho más importantes que hacer.

-¿Qué va a hacer ahora?

-Aportar mi conocimiento. Si puedo evitar otro Prestige...