Dos auditorías calificaron de riesgo utilizar el sistema ASFA en Angrois

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Imagen del accidente del Alvia en la curva de A Grandeira, en Angrois, el pasado 24 de julio.
Imagen del accidente del Alvia en la curva de A Grandeira, en Angrois, el pasado 24 de julio. Xoán A. Soler< / span>

Las empresas e Ineco trasladaron al maquinista y al ADIF la responsabilidad en estas zonas

19 oct 2013 . Actualizado a las 12:02 h.

Las empresas encargadas de llevar a cabo las instalaciones de seguridad y señalización en el tramo de alta velocidad Ourense-Santiago realizaron en el 2011 una auditoría técnica del sistema que acababan de instalar y concluyeron que era satisfactorio en lo que respecta al funcionamiento del ERTMS, el equipo que monitoriza totalmente la conducción, frenando el tren si excede los límites de velocidad. Sin embargo, elaboraron todo un capítulo de «riesgos exportados», es decir, una lista de «amenazas» de las que no se hacían responsables porque «su completa mitigación cae fuera del sistema suministrado».

El procedimiento para establecer estos riesgos se denominó «seguimiento de amenazas» y entre ellas se incluyó el sistema ASFA, única medida de seguridad a partir del punto kilométrico 80,139 de la línea, cerca de donde se produjo el accidente en el que el pasado 24 de julio murieron 79 personas. «El sistema de ayuda a la conducción ASFA no proporciona supervisión a bordo y por lo tanto el maquinista debe seguir las indicaciones mostradas por la señalización lateral» y el cuadro de velocidades máximas. Se trata por tanto de un riesgo que «exportan» al maquinista. Una segunda auditoría realizada por la consultora pública Ineco -encargada de controlar esta obra- llega exactamente a las mismas conclusiones sobre el ASFA.

Las adjudicatarias trasladan al ADIF la responsabilidad para definir el cuadro de velocidades máximas en estas zonas, «que deben respetar las restricciones marcadas por la infraestructura». Las cinco empresas agrupadas en una UTE manejaron los cuadros de velocidades y gradientes para instalar el sistema de seguridad. De ahí que en otro de los «riesgos exportados» aclaren que la verificación y validación «están fuera del alcance de la UTE, por lo que debe ser el cliente [el ADIF] quien debe asegurar la exactitud de los mismos». La gradación de la velocidad en Angrois fue cuestionada desde ámbitos técnicos, al pasar de 200 a 80 por hora con un estrecho margen espacial y sin limitaciones intermedias.

Finalmente, las empresas aseguran que la obra es conforme con los requisitos de seguridad, «debiendo asumir el cliente los riesgos exportados residuales identificados», en el que también incluyen, entre otros, el mantenimiento adecuado del sistema.