La matanza salvaje de caballos

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA/LA VOZ.

GALICIA

Represalias por los daños que los equinos causan en las fincas agrícolas pueden estar detrás de las reses abatidas a tiros y brutalmente acuchilladas en montes de Pontevedra

09 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Febrero del 2008. Ocho caballos aparecen brutalmente cuchilladas en un monte de Couso, en Campo Lameiro. Marzo del 2009. La matanza de otras ocho reses se repite en este municipio pontevedrés, ahora en Cimadevila. Octubre del 2009. Tres yeguas son localizadas con heridas de escopeta en el monte Xiabre, en Caldas de Reis. Noviembre del 2010. Encuentran dos yeguas abatidas a tiros en Cuntis y se investiga la muerte de unos 25 caballos, también tiroteados, en montes de Cotobade. Son solo cinco ejemplos recientes de sucesos relacionados con equinos salvajes en montes de la comarca de Pontevedra. Pero, ¿qué motivaciones hay detrás de estos actos salvajes y quién los protagoniza?

Fuentes consultadas por La Voz se decantan sin apenas dudas por el móvil económico. Vecinos que tienen fincas agrícolas y animales y que están hartos de que los caballos entren en sus propiedades privadas en busca de comida y arrasen con todo. «Salvo que retengan a los animales, como pasó en Caldas o en Poio, es muy raro que los dueños reconozcan que los caballos son suyos y se hagan cargo de los destrozos», explicó ayer un agente de la Guardia Civil que también incide en el grave problema para la seguridad vial que suponen estos equinos.

Lo que suele suceder es que, pese a las denuncias y las investigaciones abiertas, casi nunca se halla a los responsables de las muertes a tiros o a cuchilladas. Especialmente llamativo fue el caso de Campo Lameiro del 2009, donde los caballos fueron primero acorralados en un camino y luego acuchillados. Pese a la brutal escena, nadie vio ni oyó nada. «Se habló con muchos vecinos, pero fue como Fuenteovejuna-todos-a-una», reconoce un guardia civil que participó en aquellas indagaciones.

En el caso más reciente, el de Cotobade, en que murieron 25 ejemplares, la asociación caballar Monte Castelo confía en que las pesquisas que tiene en marcha el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) del instituto armado den resultados «porque esta vez foron moitos animais, e xa están ben, alguén ten que dar a cara por isto». Santiago Souto también es partidario de la tesis de la motivación económica, descartando otras causas como venganzas vecinales o la acción de cazadores: «Ten que ser xente que ten animais, ao mellor vacas, e que o fai porque os cabalos lle comen o pasto». El colectivo que cada verano organiza la rapa das bestas de Cuspedriños (San Xurxo de Sacos) pidió ayer que antes de que alguien se tome la justicia por su mano se dirija a la asociación: «Os animais non teñen culpa e ademais fan moita falta no monte».

La primera denuncia ante la Guardia Civil por el caso de Cotobade se presentó el 27 de octubre. Un vecino, José Amoedo Troitiño, perdió quince equinos. «Case outros tantos apareceron mortos tamén, e as bestas seguen faltando, entre elas, poldros de seis ou sete meses -explicó Souto-. Todos os anos por estas datas pasan estas cousas, pero nunca tantos».

Si los animales tienen dueño, es este quien tiene que hacerse cargo de la retirada de los cadáveres del monte para evitar un problema de salud pública. Si no es así, corresponde al ayuntamiento la tarea, que debe realizar una empresa autorizada. En Cotobade, el concello procedió a la retirada de varios caballos, aunque la asociación caballar Monte Acibal indicó que tienen un seguro.

Fuentes de la Comandancia de Pontevedra señalaron ayer que el Seprona está investigando el suceso, pero de momento no hay avances destacables. Tampoco dio resultado la denuncia interpuesta por la asociación estradense Rapa das Bestas de Sabucedo por las dos yeguas que aparecieron abatidas a tiros en la aldea de Vilar de Mato, en Cuntis. Para este colectivo, fue un «asesinato en toda regla».