«O día que falle na moto, morro»

GALICIA

El motorista que volcó vídeos en Internet a 270 kilómetros por hora tuvo retirado el carné y varios pubs de A Laracha y Arteixo reproducen su pilotaje en pantalla gigante

30 nov 2007 . Actualizado a las 17:32 h.

Cerillo lo tiene claro. Se lo dice siempre a sus amigos. «O día que falle na moto, morro». Quienes conocen a este motorista de Arteixo, que son muchos, hablan maravillas de él como persona cuando aparca su Yamaha R1, pero todos coinciden que su vida, «de seguir así de tolo», pende de un hilo. También es cierto que si lo aplauden como piloto, lo fustigan como motero: «Pode que non exista ninguén en Galicia que leve a máquina coma él, pero eso non quita que calquer día leve a alguén por diante».

Este joven de 28 años lleva desde los 14 sobre una moto. Solo la soltó hace un año. Obligado. Una patrulla de Tráfico lo sorprendió a alta velocidad y la sanción lo retiró momentáneamente de su pasión, según cuentan sus amigos. Pero no del todo. Relatan que es tal su devoción a las dos ruedas que regularmente se junta con otros moteros de la zona y viajan a Portugal, donde alquilan unas horas un circuito para dar rienda suelta a su destreza. «É unha necesidade a que el ten pola velocidade. Se ve que non pode evitalo. É tanto o que sinte, que el mesmo dase conta que está moi preto da morte. Sempre di que o día que cometa un erro, non o conta», explican algunos de sus conocidos.

Fuentes de la Guardia Civil de Tráfico opinan lo mismo que sus amigos. Los agentes lo conocen bien, aunque desmienten lo que dicen sus conocidos, que «cada vez que o ven, vaia rápido ou lento, xa o paran». No es así, según los guardias, pero sí es cierto, reconocen, que lo tienen «en el punto de mira».

No era más que un crío cuando se montó por primera vez en una moto. «Ao principio eran de 50 centímetros cúbicos, despois de 125, e así foi subindo de cilindrada ata a Yamaha R1 que ten agora. Pero fora nunha moto pequena ou grande, sempre foi ao límite», explica alguien que lo conoce bien.

Proyecciones

En cuanto a las grabaciones de sus graves imprudencias, fuentes de Tráfico explican que pone una cámara sobre el depósito para que no pueda distinguirse al piloto. Lo más grave es que lo lleva haciendo desde hace dos años y reparte sus vídeos por algunos pubs de A Laracha y Arteixo, donde los llevan proyectando en pantalla gigante desde, por lo menos, año y medio. Por eso son escasos los que no conocen a Cerillo. Para algunos, «es un grandísimo piloto», para otros, «un exhibicionista», un «asesino en potencia ao que lle deberían retirar o carné de por vida ou metelo na cadea unha temporadiña para que recapacite».

Esas imágenes en las que se le ve pilotando a velocidades que alcanzan los 270 kilómetros por hora por corredoiras, vías urbanas o autovías congregan a decenas de jóvenes frente a la pantalla de varios pubs. «Aínda que todo o mundo quede impresionado pola súa destreza e bo pilotaxe, tamén é certo que o toman por un tolo que pon a súa vida en risco e a de os que se cruzan con el. Non se pode considerar un mito a alguén que non lle importa xa non a súa vida, senón a dos demais», destacan la mayoría de quienes lo conocen.

Anécdotas sobre sus alocadas correrías hay miles. En una ocasión, según alguien que lo conoce bien, «adelantó en una curva con una moto de 500 a un total de diez moteros que manejaban máquinas de mil centímetros cúbicos y realizaban una carrera en la cuesta de la Sal». Y todavía hay quien lo aplaude.