Gallegos en la Antártida

La Voz

GALICIA

BASE JUAN CARLOS I

El mundo a los cuatro vientos Tres científicos de la Universidad de Vigo pasan la Navidad desarrollando una investigación en las playas polares entre icebergs, pingüinos, frío y comida preparada por un paisano

26 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

«La previsión meteorológica no es muy halagüeña y no falla: vientos de 45 a 58 kilómetros hora, temperatura de -2 grados y sensación térmica de -13,8. De todos modos hace sol y los icebergs continúan derritiéndose, dejando la ensenada cubierta de témpanos flotantes. Tres focas leopardo toman el sol inmóviles a escasos quince metros de nuestro punto de trabajo, sobre el talud de hielo. El viento racheado no cesa». No, no es un extracto del diario de Scott o Amundsen, ni siquiera de un personaje del fin del mundo de Verne, sino un pequeño fragmento del cuaderno de Adoración Sánchez Mata, doctora, científica del Centro de Investigaciones Marinas y profesora de Ecología en la Universidad de Vigo. Ella, junto a sus compañeros doctores Mariano Lastra (Ecología y Biología Animal) y el profesor Manuel García Gallego, ambos de la universidad olívica, se encuentran en la isla Livingstone, en la base española Juan Carlos I, junto a otras 17 personas. El viaje Los investigadores salieron de Ushuaia el día 19 en el remolcador Las Palmas . Tras navegar 500 millas, atravesar el canal de Beagle, doblar el cabo de Hornos y otear icebergs como en su día hiciera Darwin, llegaron el 23 a la isla, donde desde el primer momento se pusieron a trabajar en el proyecto «Gradientes de diversidad biológica en los sustratos móviles intermareales antárticos: conexiones entre las comunidades antárticas y subantárticas». Se trata de un estudio a tres años vista, en el que, con numerosos muestreos, se analiza la biodiversidad de los invertebrados marinos o, de otro modo, se estudia la biología de las playas de Livingstone (estarán allí hasta el 11 de enero) y Gabriel de Castilla (la base militar española, en una isla vecina, hasta el 11 de febrero). Un trabajo denso, que permitirá además analizar la sostenibilidad medioambiental del continente helado, al que el año que viene se unirá el catedrático compostelano José Mora Bermúdez. Pero en este ambiente de rigurosa disciplina científica, bajo las estrellas del verano antártico que dura hasta febrero, en un mundo inmenso que es 500 veces la superficie de Galicia, y a una distancia de casa que equivale a diez viajes ida y vuelta entre A Coruña y Madrid, también es Navidad. En la base hay adornos, camaradería y excelente menú obra de Román Romero, cocinero de Esteiro-Muros que en Nochebuena, tras el toque de campana que avisaba para la cena, sirvió con tarjeta impresa incluida y hasta un «toque Arzak», explica Adoración Sánchez. Ésta, antes había estado en el laboratorio separando y filtrando, con Louis Armstrong de fondo, nieve en el exterior y mucha inmensidad gratis para sus ojos.