Épica victoria de España

GALICIA

PAWEL KOPCZYNSKI

Mendieta y Alfonso, en los minutos 90 y 95, dieron la vuelta a la historia y rompieron la leyenda negra de la Selección en los grandes compromisos La selección española venció ayer a Yugoslavia por 4-3 en un partido épico. Los jugadores dirigidos por José Antonio Camacho llegaron al último minuto del encuentro perdiendo 3-2, con tantos anotados por Alfonso y Munitis. Un penalti cometido a Abelardo y que transformó Mendieta en el minuto 90 y un gol de Alfonso en el tiempo de descuento dieron la vuelta al marcador. España logró el primer puesto de su grupo y tendrá como rival en cuartos a Francia.

22 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Minuto 95. Alfonso aprovecha un cabezazo de Urzaiz para meterle un gol a la historia. El tanto, el encuentro, la celebración, ya se han convertido en un inolvidable borrón en la larga historia de tragedias la selección española, una historia escrita a golpe de fracasos, impotencia, polémica arbitral y mala suerte. El ariete de Getafe regateó a la inercia y al mal fario. Por una vez España dejó atrás tantas y tantas rémoras: Arconada y Platini en el 84, Julio Salinas y Tasotti en el 94, el árbitro y los penaltis en el 96... La tópica maldición «jugamos como nunca, perdimos como siempre» volvía a cernirse sobre la selección. En el minuto noventa se necesitaban dos goles más ante Yugoslavia. No quedaba alternativa: o gesta, o desastre. Y se hizo el milagro. La inesperada conclusión se cerró con un inédito «jugamos como siempre y nos clasificamos como nunca». El domingo quedará despejada la gran incógnita que surge tras la hazaña. ¿Se trata sólo de un espejismo y España se quedará clavada en los siempre fatídicos cuartos de final? La esperanza es que en dos minutos la selección española se transformó en el Manchester United de la final la Liga de Campeones del 99 o en la Italia de toda la vida. Pocas veces sintió la gloria in extremis como ayer. El culmen de esta sensación se vivió en el 64. Marcelino cabeceó en blanco y negro granulado y rompió la telaraña rusa a seis minutos del final para besar el único título continental de España. También en aquel partido clasificatorio contra Malta con resultado de sobras conocido, una de las cumbres épicas del repertorio balompédico hispano. En la Eurocopa del 84 un testarazo de Maceda dejó en la cuneta a la campeona Alemania. Pero en la final un error de Arconada propició el tanto de Platini. Esta vez se cambiaron los papeles. El noruego Solsjkaer, verdugo del Bayern en la final ante el Manchester, ayer se convirtió en víctima. Gran paradoja llamada fútbol.