Rufus T. Firefly: «Nos obsesiona que nuestra música sea de verdad»

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La banda despertará del letargo de la pandemia a un clásico de la música en directo en Galicia, el Playa Club de A Coruña

05 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy el Playa Club, de A Coruña, vuelve a abrir sus puertas con estos alquimistas de la psicodelia (22.30 horas, 15/18 euros). «La semana pasada pudimos dar nuestro primer concierto en sala después de dos años y es que es superbonito poder contribuir a esto. Simbólicamente significa mucho», dice Víctor Cabezuelo, cantante y guitarrista de Rufus T. Firefly.

­—Tienen un disco a la vista. ¿Va a ser este ese concierto extraño en el que tocarán un álbum que no está editado?

—Eso es. Es lo que llevamos haciendo durante todo el verano. Queríamos cambiar un poco la manera de hacer las cosas. Ahora todo pasa por el streaming y las plataformas digitales. Queríamos darle la vuelta a eso. Muchos compañeros que se curran un disco durante años de repente lo suben al streaming y el estreno dura un día o dos. Y se acabó. Nosotros somos de la vieja escuela y creemos que los estrenos deben durar un año o año y medio. No tiene que ser una cosa tan caduca. Queríamos ir contra eso. Lo vamos a sacar primero en formato físico y lo último será en digital

­—Se han ennegrecido, tomando influencias del «soul», «funky» y «r&b». ¿Se puede bailar ahora con Rufus T. Firefly?

—Sí [risas]. Eso es algo que no había pasado antes. Durante la gira de Magnolia y Loto todo era muy intenso. Viajamos y trabajamos muchísimo. Estábamos muy cansados y empezamos a escuchar música más tranquila, que nos relajara en los viajes. Un día nos topamos con el What’s Going On, de Marvin Gaye. Flipamos. Fue como una revelación. De repente, veíamos que estaban tocando superflojo y todo sonaba increíble. Transmitía cosas muy bonitas dentro de su contexto triste. Empezamos a obsesionarnos con esa manera de tocar y con que todo en nuestra música todo fuera de verdad.

—¿A qué se refiere?

—Nosotros siempre hemos tirado mucho de trucos, efectos, samplers, pedales, mucha tecnología… Queremos partir de un sitio más real y que las cosas salieran de nuestras manos, no de nuestros pedales. Esa ha sido la esencia con la que ha salido este disco. Tiene mucho de los años setenta y el soul de esa época.

­—Antes un concierto de Rufus era una experiencia artística y cerebral. ¿Ahora parece que va a ir más a las caderas?

—Creo que sí. Ahora el cuerpo interviene y antes era más abstraerse y salir de ahí. Ahora pide moverse.

­—Oyendo los adelantos, me viene a la cabeza una especie de Carlos Santana en el futuro.

—Totalmente. El directo de Santana en Woodstock lo hemos visto un millón de veces. En este disco todas las canciones llevan congas. Es algo que nunca habíamos usado, pero un día en el local, probando con el nuevo percusionista, nos preguntábamos cómo hemos estado 15 años sin meter congas en un tema. Es increíble, muy psicodélico, una especie de trance.