El misterio de Ana Curra desvelado pregunta a pregunta

FUGAS

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La periodista Sara Morales edita un libro de conversaciones con el mito oscuro de la Movida

04 oct 2021 . Actualizado a las 09:25 h.

Es uno de los rostros más inquietantes de la música rock en España, pero al tiempo una de las figuras más amables e inteligentes que un periodista musical puede tener frente a su grabadora. Ana Curra posee un aura de figura magnética, increíblemente atractiva y al tiempo huidiza que da un poco de respeto. Pero en cuanto se establece contacto con ella, suele mostrar una cercanía, lucidez y humor que sorprenden y enamoran a partes iguales. La periodista Sara Morales ha caído en ese embrujo, como tantos. Pero ella ha ido mucho más allá. Ganándose la confianza de la artista, la ha desnudado en un interminable cuestionario de 275 páginas bajo el título Conversaciones con Ana Curra. Un libro imprescindible para cualquiera que haya vibrado con canciones como Quiero ser santa y desee conocer a fondo a su autora.

El volumen, enmarcado en la serie de libros de entrevistas de la editorial Efe Eme (antes han pasado por ese formato Jorge Martínez, Xoel López y José Ignacio Lapido), deja ya tiritando de entrada. Al poco de empezar, la artista relata la violación sufrida de adolescente, el embarazo fruto de ella y, posteriormente, el aborto practicado en Londres. Curiosamente, aquel hecho traumático, que asegura no haber superado nunca, la puso en contacto con el punk, su guía musical. Las primeras crestas que vio en su vida fueron de camino a la clínica en la que iba a interrumpir el embarazo. Mientras eso se despliega por el libro, el modo de preguntar de una y el de contestar de otra deja claro que el juego periodístico entra en una fase de confesión, empatía y sintonía que pocas veces se encuentra.

Ana Curra pasó en apenas un lustro por Pegamoides, Parálisis Permanente y Seres Vacíos. Fue pareja de Eduardo Benavente, Alberto García Alix, El Ángel y César Scappa. Participó como copilota de ralis, se coló con cámara oculta en los poblados de la droga de Madrid y se metió en Chiapas, estando a punto de perder la vida. De todo ello habla sin velos. Incluso en algún momento -por ejemplo, cuando relata el accidente de circulación que le costó la vida a Benavente siendo ella la conductora - el lector puede sentir el deseo de que frene, para no hacer la confesión más violenta. Pero no, Morales extrae y lleva al papel muchas de las respuestas que los seguidores de Ana Curra siempre se han preguntado.

Los problemas con la familia de Eduardo Benavente, que dice que la quisieron responsabilizar del accidente. Sus dos enganches a la heroína. La decisión de entregarse al amor con El Ángel, a sabiendas de que tenía el sida y se encontraba en la cuenta atrás de su vida. Los motivos por los que en el 2012 resucitó el legado de Parálisis Permanente con la gira El Acto. Los problemas legales con las discográficas que en los ochenta la quisieron vender como «la Madonna española». Todo eso se expone con nitidez en estas apasionadas páginas, repletas de emoción, pasión, sonrisas y lágrimas. Sí, llega a llorar en ellas en lo que parece un exorcismo. O, cuando menos, una catarsis personal.