Un monumento a Gio Ponti, arquitecto del eclecticismo

FUGAS

Taschen dedica un volumen en formato XL al diseñador italiano, que transitó del Novecento milanés a los postulados del Movimiento Moderno

11 may 2021 . Actualizado a las 16:22 h.

Cuando Taschen hace un homenaje, lo hace a conciencia. El catálogo de la editorial fundada en Colonia (Alemania) en 1980, centrada en publicaciones de arte, diseño, arquitectura, fotografía y cine, está plagado de exquisitas monografías fantásticamente ilustradas dedicadas a los nombres fundamentales del universo estético y técnico que ha evolucionado a la par que la historia de la humanidad. Pero es en sus ediciones limitadas y de formato XL donde acerca la obra de un creador a los lectores de un modo nunca visto. El último ejemplo es el trabajo dedicado a Gio Ponti, con textos de su hija Lisa Licitra Ponti y un extenso ensayo biográfico de Stefano Casciani. Un libro monumental empezando por sus dimensiones -mide 36 x 36 centímetros y pesa 5,67 kilos- y que permite adentrarse en la creatividad de un arquitecto-diseñador-artista clave del inagotable siglo XX.

Para explicar Gio Ponti a un profano, podría decirse que es uno de los responsables de la forma en que habitamos y organizamos cualquier espacio (doméstico, público, corporativo...) hoy en día. Su eclecticismo ha dejado huella y, mientras corrientes como el minimalismo, tan en boga en los 90, se ven ahora como una actitud impostada y pasada de moda, sus interiores elegantes y rendidos al arte son profusamente imitados.

Torre Pirelli, la elegancia hecha rascacielos. Terminado en 1960 en Milán, mide 127 metros de altura pero solo 18,5 metros de grosor.
Torre Pirelli, la elegancia hecha rascacielos. Terminado en 1960 en Milán, mide 127 metros de altura pero solo 18,5 metros de grosor.

Ponti (1891-1979) tuvo una formación con gran predominio de la cultura clásica, como era propio a principios del siglo pasado. Se graduó en Arquitectura en el hoy Politécnico de Milán, su ciudad natal, y abrió un estudio con otros dos colegas. Pero mientras Le Corbusier y Gropius fundaban el Movimiento Moderno, él se dedicó especialmente a trabajar en esos primeros años como ilustrador y ceramista. Pintó frescos como los del lobby del diario Popolo d'Italia, diseñó mobiliario -fundamentalmente en madera- y lámparas, y sus platos y ánforas para Ginori causaron sensación. Su estilo era neoclásico con un sello personal: sillas con volutas, cómodas con figuras aladas, entre naíf y surrealistas; porcelanas de manos alzadas o sosteniendo pistolas con el cañón envuelto en flores... En muchos de estos trabajos incluía símbolos esotéricos.

En arquitectura empezó abrazando el Novecento italiano, con edificios y villas inspirados en Palladio, plagados de balaustradas y pináculos con forma de obelisco. Pero sabía distinguir los proyectos institucionales, con otro tipo de arquitectura más funcional, como en la Facultad de Matemáticas de la Sapienza. En la década de los 30 sus edificios se racionalizan. La torre Rasini o la casa Laporte son ejemplos de su capacidad para unir dos conceptos opuestos y que difundió a través de Domus, una de las revistas más influyentes -sus portadas son auténticos manifiestos-, que fundó en 1929 y dirigió hasta su muerte (se sigue editando).

Paralelamente sigue produciendo con gran éxito todo tipo de objetos, diseños en cristal para Fontana Arte, cubertería y menaje para Christofle, sanitarios para Ideal Standard, máquinas de coser... Los proyectos ganan dimensión: un hotel en Val Martello, un edificio de oficinas, encargos del Vaticano, restauración del Palazzo del Bo en Padua, la escenografía de la ópera Orfeo y Eurídice, los salones de trasatlánticos como el Andrea Doria o el ferrocarril Settebello.

¿Cuál era su filosofía? El arte por encima de todo. «El elemento más resistente no es la madera, no es la piedra, no es el acero, no es el vidrio -decía-. El elemento más resistente en la construcción es el arte. Hagamos algo muy hermoso». Estaba enamorado de la arquitectura, pero obsesionado con la forma. En 1951, ya convertido en un auténtico moderno, se asoció con Alberto Rosselli y el ingeniero Antonio Fornaroli. Su obra se hace internacional. El Instituto Cultural Italiano de Estocolmo podría firmarlo Aalto. La villa Planchart de Caracas, Le Corbusier, pero rebosante de color y creatividad en el interior. Faltaba un icono y por fin entre 1956 y 1960 levanta la torre Pirelli. Un rascacielos que puede rivalizar con el Seagram como el más elegante del mundo. Los cálculos de Pier Luigi Nervi, a la caza de pesos innecesarios, fueron fundamentales para la esbeltez que transmite. El vacío de edificios alrededor exalta su expresividad. El suelo de goma del interior, fabricado por la compañía de neumáticos, se reproduce en las tapas del libro de Taschen. Su nombre, «Giallo (amarillo) fantástico».

TASCHEN

Art Edition con mesa incluida

Junto a la edición estándar de la gran monografía sobre Gio Ponti (200 euros), Taschen ha lanzado una Art Edition limitada a mil ejemplares y que  incluye la mesa de centro Planchart, una reproducción exclusiva en formato cuadrado del famoso diseño Arlecchino, producida por Molteni&C para Taschen. Esta edición especial cuesta 3.000 euros y añade también cuatro láminas numeradas de los estudios de Ponti para interiores de transatlánticos.