Marta Flich: «A los políticos se les nota que te quieren seducir a las siete de la mañana, y luego 'chao'»

FUGAS

La actriz pondrá toda la gracia en A Coruña en el Encuentro Mundial del Humor, que se celebrará desde el día 13 al 19 de mayo en el Teatro Colón

26 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Marta Flich (Valencia, 1978), economista y actriz a la caza del bulo en Todo es mentira, cree, como Luis Piedrahita, en el humor a primera vista. «Es la chispa que puede venir de un tipo de humor que te resulte atractivo de entrada, o puede ser humor a primera vista solo por la persona que te lo está contando. Hay gente que te habla y ya te da risa. Eso es humor a primera vista. ¡Qué listo, Luis! Me encanta», dice quien le ve la gracia al flechazo y pondrá en A Coruña un Fantastic Colofon.

-¿El humor no tiene edad?

-No tiene edad en ningún caso. En general, cuando somos jóvenes nos hacen gracia cosas simploides, y no estoy demereciendo ningún tipo de humor... Pero cuando somos mayores nos hacemos de pico más fino.

-¿Y género, tiene o no?

-No, hombres y mujeres tenemos el mismo sentido del humor. Antes no era tanto que hubiera un techo de cristal para las mujeres como que no era lo mismo para un tío ir a un bar a contar chistes a las dos de la mañaña que para una tía, pero eso era antes. Ya cambió.

-¿Ves A Coruña como capital del humor? Praza do Humor ten...

-¡Sí, claro! Por algo el EHMU se hace ahí. Hace muuuuchos años estuve por ahí en un vodevil, con Sé infiel y no mires con quién, y el público coruñés es muy agradecido. A Coruña tiene muchísimo sentido del humor.

-Llévame a un sitio simpático.

-¡Pues seguro que nos vamos a un bar! Los mejores encuentros tienen lugar en bares, para charlar y reírse.

-¿Qué ha tenido más gracia en el ring electoral previo al 28A?

-¡A mí me fascinó Rivera apelando al pellizquito al corazón!, que era como inorgánico, ¿no? y su «silencio» en el minuto de oro. A mí el humor por contraste me vuelve loca. Y el momento marquito, tan de niño, me produjo ternura y risa, jajajajaja.

­-El humor moverá votos.

-Sí, pero esto es serio, porque se trata del futuro del país, ¡o del pasado!, según a quien se vote, claro.

­-Adviertes que los políticos mienten más que «aman», o algo así.

-Sí, sí, se nota que te quieren seducir a las siete de la mañana en un bar para algo muy concreto, ¡y luego chao! Una vez que el voto está en la urna se acabó. Prometer hasta meter, y una vez metido (el voto) se acabó lo prometido, ¿no?

­-¿Qué es la necroeconomía?

-He escrito un libro sobre ella que se publica en mayo. La necroeconomía es todo aquello que implica sacar rédito de un grupo vulnerable. Necroeconomía, para mí, es una economía de mierda, vamos.¿Vendes camisetas con un lema feminista para sacar pasta cuando en realidad te es indiferente la igualdad? ¡Necroeconomía! En política es todo aquello que se construye a partir de una mentira, resumiendo.

­-¿Qué le dirías a Javier Veiga si lo tuvieses aquí al lado, compartiendo página, como de coña pero en serio?

-¡Qué difícil! Ay, no sé qué le diría a Veiga, no lo sé... Le diría: ¿Javier, estás preparando alguna obra de teatro para mí? Algo así como tirarle la caña laboral. En plan: «¿Estás pensando en mí para algo, no?». Mitad en broma mitad en serio.

-Por lo que vemos en los vídeos, tú pasas del 8M y «de la huelga de mujeros» y te lo pasas de muerte, a título lucrativo, con Aznar. Código Flich. ¿Tu ironía se llama retranca?

-Sí, tengo retranca, tengo esa doblez en el humor. Mi padre creció en Tui y tengo mi vínculo con Galicia. Con el sarcasmo que me caracteriza, sí, «¡paso de la huelga de mujeros!». Y es que... lo que hay que oír. Esos que dicen «Yo no soy ni feminista ni machista» no tienen ni idea de qué es el feminismo. A esto voy, a confrontar el argumentario que quiero dejar en evidencia. Quien no sea feminista no quiere la igualdad, no es buena persona. No puede ser que haya ciudadanos de primera y ciudadanas de segunda.

­-¿Qué no tendría ninguna gracia?

-Que no hubiese Encuentro Mundial de Humorismo. Que no nos pudiésemos ver. Eso sería lo peor que podría pasarnos. ¡No va a pasar, eh!