Esta vez ellas son la mayoría

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Chrissie Hynde, líder de The Pretenders que es una de las cabezas de cartel de esta edición del Noroeste
Chrissie Hynde, líder de The Pretenders que es una de las cabezas de cartel de esta edición del Noroeste Óscar Vázquez

La edición 2018 del Noroeste ha logrado algo histórico: ser un festival nacional de gran formato con más mujeres en el cartel que hombres. Hablan algunas de las protagonistas

03 ago 2018 . Actualizado a las 15:52 h.

Está claro que el 2018 ha marcado un punto de inflexión en la lucha por la igualdad. Y esa onda expansiva ha llegado, por supuesto, al mundo de la música. En ese sentido, la edición de este año del Noroeste Estrella Galicia ha cristalizado un anhelo que se respiraba en al ambiente: lograr que la presencia de mujeres en el cartel de un gran evento musical sea por una vez mayor a la de los hombres. Algo así se había dado en pequeños festivales, pero nunca en uno grande del ámbito pop-rock. Es una de las dimensiones del Noroeste que, además, tiene como gran estrella a The Pretenders, la banda liderada por Chrissie Hynde, icono roquero femenino definitivo.

«Me parece perfecto que la organización haya hecho algo así», dice la ourensana Marem Ladson. «Cuando existe una desigualdad tan grande es bueno darle la vuelta para conseguir la igualdad cuanto antes -añade-. Las artes, en general, suelen ser más transgresoras y esas cosas luego se expanden al resto de la sociedad». Al respecto, en este Noroeste un 72 % de los nombres incluyen al menos una mujer y un 54 % son solistas femeninas o bandas lideradas por una mujer. Algo en lo que el Ayuntamiento de A Coruña ha hecho un esfuerzo especial, intentando visibilizar el papel de las mujeres en la música, pero manteniendo el compromiso con la música en Galicia y la calidad artística de las tres últimas ediciones.

«Yo creo que no solo hay una presencia femenina alta, sino que existe un gran nivel artístico», recalca Maika Makovski. «Si fuera en contra de la calidad musical yo nunca estaría de acuerdo con algo así, porque lo primero es la música. Pero si esta existe y está de lado de las mujeres, adelante», concluye. Nombres como el suyo, uno de los más interesantes del rock alternativo español, y los de figuras como Ana Curra, María del Mar Bonet o Dona Rosa no dejan lugar a dudas. Y es que existe a veces el temor de que estas políticas se vuelvan en contra de los artistas y de la música. Por eso, al igual que Maika, otras artistas como Vega ponen matices a su opinión: «A mí me parece bien que estemos las mujeres ahí, pero nunca para rellenar una cuota, sino que estemos de manera natural».

«Como mujer no necesito una cuota, necesito que se cambien las mentalidades», insiste Vega y se muestra pesimista al respecto: «Honestamente, creo que hay un bum mediático pero que no se van a cambiar las cosas tan fácilmente. Esto no deja de ser solo un festival ¿entre cuántos?». Cuenta un caso personal ocurrido en otro evento que pretendía fomentar la presencia de la mujer de una manera que, a su juicio, resultaba equivocada: «Me llamaron, pero tenía que cubrir un papel en donde decía que, para tocar, al menos el 50 % de la formación tendría que ser mujer. Yo no quiero eso», concluye.

Algo similar relata Carla Green, que actúa en el Noroeste con una banda íntegramente masculina, The Demons. «A mí lo que me interesa es que este festival visibiliza propuestas musicales, sean masculinas o femeninas. Yo toco con cinco hombres, por ejemplo», argumenta. Y lanza al aire una pregunta: «¿Si en este festival esta mayoría femenina es provocada en los que hay más hombres también lo es o solo es una coincidencia?».

Más allá del escenario 

La coruñesa Elba Fernández traerá al Noroeste su proyecto Mordem. Comulga al 100 % con la filosofía de esta edición: «Es algo que entra dentro de la lucha feminista por la paridad y se nota que la gente que elaboró este cartel está en esa línea». Pero puntualiza: «A todo el mundo le gusta que se visibilicen en escena esas cosas, pero yo quiero que vaya más allá, que eso se vea también en las mesas de mezcla, en los estudios de grabación, en el management o en la producción. La artista tiene una visibilidad muy evidente, pero no lo es todo para nada».

Al hilo de ello, Marem Ladson señala que se trata de algo estructural: «La industria musical está dominada y codificada en términos masculinos. Los que escogen son hombres pensando para otros hombres. Quizá había que volver al principio. Si nos educasen de otro modo y con otros referentes, el pensamiento sería diferente».

Este año los niños y niñas que se acerquen al Noroeste verán a muchas mujeres cantando, rasgando guitarras y tocando baterías. «No tendría que resultar algo sombroso ver a una chica con una batería», dice Carla Green. «Es muy necesario que se normalice, que los carteles sean mixtos y no que siempre las mujeres en minoría. Son cosas de sentido común. Esto hoy es noticia, pero tendría que dejar de serlo cuanto antes», reflexiona Nina, la vocalista de Morgan.

El año pasado saltó la polémica en Victoria. Diferentes grupos políticos cuestionaban el cartel mayoritariamente masculino del festival Azkena Rock cuando el evento recibía dinero público. «Cosas como esa antes no se cuestionaban -dice Nina- Pero ahora la gente ve que hay un problema, se fija en ello y se está cambiando de opinión. Ya no parece normal que siempre haya una mayoría tan grande de hombres en los festivales». María Blanco, de Mäbu, también apela a su deseo de que hechos como la composición de este Noroeste dejen de ser noticia: «No me gustaría que se tomase como algo excepcional. Me parece un gran paso, pero debería ser lo normal. Está muy bien que se haga así, porque generalmente el arte es más abierto para este tipo de cuestiones. Pero, además, este tipo de cultura llega a la gran masa, porque es pop y eso es muy importante».

Sea como sea, lo cierto es que este Noroeste ha roto una ley no escrita que parecía imposible de quebrar. «Esto lo tienen que ver los niños», desea Elba Fernández. «Tienen que seguir así. Es una lucha de todos, de hombres y de mujeres, porque todos tenemos que buscar la igualdad y el cambio está ahí. Pero al tiempo tengo miedo de que el feminismo se quede en la moda y no vaya a lo esencial: la lucha de todos contra un sistema injusto».