Ojalá fuese una noticia positiva. Por ejemplo, que Vigo empieza el año con una doble escala en el puerto. Pero no. Abrimos el 2015 con una doble estafa en el Ayuntamiento. Así recordamos que una cosa es el interés general y otra distinta (no suelen coincidir), la propaganda oficial.
La primera estafa es que los ciudadanos sigan pagando 30 metros cúbicos de agua en el recibo bimestral, aunque en muchos casos no consuman ni la mitad. La segunda, que los vigueses sigan escuchando milongas sobre un pacto PSOE-PP que iba a arreglar este timo, entre otros asuntos, y que en realidad solo arregló el futuro político de Caballero. Algunos se atreven a denominarlo pacto a la alemana. Vistos los resultados, que son de chiste, diríase más bien que es un pacto a la lepera.
El PP parece no entenderlo, pero está con el agua al cuello. Sus constantes apelaciones a que el gobierno local hace cosas bien gracias a su apoyo recuerdan la imagen de un tipo ahogándose que levanta la mano para gritar: «¡Eh, que estoy aquí!».
A Vigo le iría mejor si el alcalde tuviese, en vez de cómplices, una oposición que le pusiese las pilas. Con esta clase política, no es de extrañar que la ciudad esté perdiendo el tren. No solo el AVE directo a Madrid. Hubo un tiempo en que se acordaban grandes proyectos (Zona Franca, Rande, Universidad, ampliación portuaria...). Ahora se entierran millones en aceras y se pactan estafas.