Parada clásica en el centro

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

FIRMAS

M. MORALEJO

Perfecto González, Ángel Lago y José Domínguez continúan al frente del local fundado hace más de 40 años por los ancestros de los dos primeros tras regresar de Brasil

02 feb 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Si la desaparición en 1968 del Café Derby fue un acontecimiento conmovedor que según se recoge en las crónicas de la época, llevó a algunos clientes a acercarse hasta el local para llevarse algún recuerdo, la apertura de la cafetería Nuevo Derby, dos años más tarde, también tuvo su ceremonial.

José Domínguez Rubianes, uno de los actuales socios que comenzó allí con 18 años como empleado, muestra la foto de aquel acontecimiento en la que el párroco de Mosende aparece bendiciendo el negocio en un ceremonioso acto de apertura. En la imagen también aparece él con su impoluto uniforme blanco de camarero y en la escena se puede apreciar un curioso detalle decorativo -una enorme fuente de piedra lanzando chorros de agua- que el tiempo y las modas se han llevado a Dios sabe dónde.

El bar que se encuentra en la bulliciosa vía comercial de Urzaiz conserva desde sus inicios sus raíces familiares con origen en la parroquia porriñesa de Mosende. Tras regresar de la emigración en Río de Janeiro, fue abierto por Joaquín Lago y su hijo José, junto a Manuel González y hoy en día continúa trabajando allí el hijo y nieto de los dos primeros, Ángel, y el hijo del segundo, Perfecto.

El Nuevo Derby no tiene nada que ver con el antiguo, todo un referente social desde los años 20. Nada que ver, excepto en el nombre, ya que sus fundadores le pidieron permiso al dueño del Derby, Albino Mallo, para bautizar su nueva empresa repescando el nombre del anterior. «En los 70 la calle aún se llamaba José Antonio, justo encima estaba la Comandancia de Marina y había por aquí muy pocos cafés, no como ahora. Cuando abrimos solo estaban el Flamingo y el Goya, que también abrimos Perfecto y yo con otros socios hasta que decidimos cerrarlo», recuerda José Domínguez, que empezó de camarero pero en 1982 regresó como socio con Perfecto y el padre de Ángel.

Pero la vida laboral de José empezó mucho antes. Natural de Fornelos de Montes, a los 12 años hizo la maleta para la capital de Portugal, donde sus tíos tenían un restaurante en el que empezó fregando platos. «Lisboa es muy bonita para estar de turista, pero en cuanto pude me vine para aquí. Era duro», confiesa. Y así llegó al Nuevo Derby, donde lleva tantos años como el propio establecimiento, uno de los clásicos del centro.

Él ha visto evolucionar un bar que siempre ha sido un local muy frecuentado al encontrase en una de las arterias principales de la ciudad. «Y más cuando la mayor parte de los visitantes llegaban en tren a Vigo. Bajaban de la estación y todos se paraban aquí a desayunar», añade el profesional.

Hoy la cafetería sigue viviendo del cliente de a diario, pero prestando mucha más atención a la cocina. «Cuando abrimos eso del plato del día no existía. Antes era más de cafés, de meriendas, o de copas de coñac, ¡que hoy no se vende una en todo el mes!», apunta reflexionando sobre los cambios en las costumbres de la clientela, que abarca varias generaciones, como sus trabajadores. Entre ellos, su primo Pepe, que acaba de jubilarse tras trabajar allí más de 30 años.

Ahora lo que tienen, además de wifi gratis, es una gran variedad de platos y algunos fijos y tradicionales, como el cocido de los jueves y los domingos o el lacón con grelos de los martes.

La crisis, como a casi todos, les ha obligado a hacer ajustes en el calendario laboral. Actualmente abren sus puertas todos los días, excepto el de Navidad, «hay que buscar la manera de compensar las pérdidas», justifica.

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