«Din que a rompeu un lóstrego»

NACHO BLANCO < / span>

FIRMAS

Xesús Búa

En un temporal de 1978, la famosa Pedra de Abalar de Muxía, próxima al santuario de Nosa Señora da Barca, dejó de abalar tras ser zarandeada por una ola

15 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Existe un escogido elenco de lugares mágicos. Muxía, como San Andrés de Teixido, es uno de los de mayor atractivo turístico, ya por destilar todavía un aroma pagano ya porque el cristianismo ha sabido recoger el testigo y ampliar su leyenda. Una roca llena de misterio que incluso algunos, según Ramón Búa Lema, «vírona abalar soa». Desde épocas remotas hay testimonios del uso de la enorme losa de granito de Muxía. Se trata de una mole de 30 metros de perímetro y casi 80 toneladas, cuya posición permite, con el empuje humano, moverla. De ahí su nombre. Ramón asegura que antes del accidente «catro rapaces chegaban para abalala, e agora non». Los estudiosos creen que fue venerada como elemento favorecedor de la fecundidad. El triunfo de la Iglesia transformó a la gigantesca laxe en los restos de la barca con la que la Virgen recibió al apóstol Santiago en plena maruxía. La otra roca afamada, a escasos metros, la de Os Cadrís, sería pues el velamen de la sacra embarcación.

La piedra se mantuvo impertérrita durante siglos. Curiosamente, con la democracia llegó también un golpe de mar que desplazó y partió el sillar. El 13 de diciembre de 1978, un temporal, que La Voz de Galicia calificó de huracán, con vientos superiores a los 150 kilómetros por hora, no dejó títere con cabeza. En el barrio vigués de Coia unos 200 vecinos durmieron a la intemperie; las vías públicas gallegas se inundaron y los destrozos en los puertos fueron notables. Se habló de solicitar la declaración de zona catastrófica.

Pero la conmoción en Muxía no llegó únicamente porque las calles se vieran anegadas por el mar -que circuló a sus anchas un buen rato por las rúas- sino porque su más querido símbolo, A Pedra de Abalar, fue arrastrado por las olas hasta que rompió. Algo inédito. Los lugareños, como Ramón Búa Lema, recuerdan aquella fecha. Sobre la culpabilidad todavía no hay consenso. «Algúns din que foi un lóstrego e outros que o mar», comenta Ramón. Para él fue un rayo el causante, pues recuerda «a existencia dunha estela xusto na zona que escachou». Para recomponer la piedra, en 1982, se le inyectó resina, pero se fragmentó, una vez más, por la acción del océano. En 1997 la losa volvió a resquebrajarse. En 1998 la Pedra de Abalar sufrió una nueva rotura, en esta ocasión, en plena fiesta romera. Finalmente, el monumento natural fue tratado por un equipo de ingenieros y soldado con materiales avanzados. Y que dure.

Tuvieron que pasar varios lustros para que uno de los símbolos mágicos de la Costa da Morte recuperara su esplendor. Sin embargo, asegura Ramón, «cando se abala, non fai o son de antes, que era moito máis sólido, coma unha queixa case humana».

1978

130 AÑOS DE PERIODISMO DE VIVA VOZ A PEDRA DEIXOU DE ABALAR

La Voz de Galicia dejó constancia en sus páginas, durante varios días, del azote del temporal y de los destrozos ocasionados por el mar en la roca con más renombre de la marinera Muxía

14 de DICIEMBRE dE 1978

el último apaño fue inyectarle una resina especial

El 13 de diciembre un temporal asoló Galicia y grabó sus poderosas garras en el patrimonio. La famosa Pedra de Abalar de Muxía, próxima al santuario de Nosa Señora da Barca, fue zarandeada por una ola y se partió. Era la primera vez. Hubo tres más.