«Tocar na rúa é o último recurso»

nacho mirás SANTIAGO

FIRMAS

SANDRA ALONSO

El músico ha establecido una larga simbiosis con el Momo

02 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hijo de la emigración, de Allariz por parte de padre y de O Morrazo por parte de mamá, nació el último día de 1964 en la ciudad de Santos, en Brasil. Aquel año, los Beatles arrasaban en las radios del mundo, que ya empezaba a ser global, con su I want to hold your hand. Ricardo Parada Entenza (Santos, 1964), cuenta que antes de ser músico fue aprendiz de muchas cosas. Pero

fijó su atención en la pedagogía musical, con el objetivo de especializarse en desarrollo del oído.

Parada recaló en Santiago por primera vez en 1991. Y, con sus idas y sus venidas, la ciudad lo ha adoptado y él ha hecho lo propio con una capital de Galicia a la que, no obstante, reprocha que en los últimos veinte años se haya convertido en un lugar excesivamente comercial, que ha perdido su esencia en el nombre de la rentabilidad. «Vin porque quería coñecer a terra dos meus pais», cuenta. «Vivín nun montón de sitios, entre Brasil, Estremadura, Euskadi... E cando cheguei a Compostela dixen: Estou na casa».

Los orígenes no fueron fáciles. Nunca lo son: «Enchín un Renault 6 con todo o que puiden e cheguei aquí. Primeiro busquei traballo. Pasei dous anos na Cociña Económica, almorzando, comendo e ceando, co obxectivo de chegar ás 8.30 á oficina do Inem, que estaba a carón da estación de autobuses», relata. Durante esos dos años, su trabajo fue, precisamente, buscar trabajo. Al principio acampó en un sofá prestado. Después, y gracias a la música, consiguió alquilar algo parecido a un piso. «Para manterme tocaba na rúa, e como tocaba moito de Silvio Rodríguez e tal, xa me comezaron a coller para tocar en bares. Son un músico de bar».

La calle no regala nada. «A rúa é o último recurso -dice-, non é traballar; é mendigar. ¿Sabes que teño prohibido tocar nas rúas de Compostela?». Enseguida explica las causas: acabó en un juicio con un individuo que le dio una patada en la funda de la guitarra y que se puso borde; quizás tenía algo personal contra Silvio Rodríguez o Pablo Milanés y lo pagó con el intérprete que se encontró en la calle. El caso es que Ricardo lo denunció, pero el juez determinó que las amenazas que aquel fulano había proferido no se podían demostrar. «Pero a ameaza cumpriuse -narra-, porque eu solicitaba permisos para tocar e xa non mos daban».

A partir de esa época, Ricardo cree que Santiago empezó a transformarse, y que esa metamorfosis lo pilló a él en medio: pasó de ser una ciudad que acogía peregrinos y estudiantes, «onde aínda funcionaban todas as fontes e os lavadoiros de pés», a inventarse el Xacobeo. «Converteuse na idea de que todo é vendible, así que ¡Imos vendelo todo! Iso é pan para hoxe e fame para mañá».

Ricardo lleva diecisiete años amenizando las noches del Momo A Rúa, el veterano pub que regenta Javier Rivera desde hace un cuarto de siglo en la calle Virxe da Cerca. Y recorre Galicia de norte a sur, de este a oeste, llevando su música y sus intenciones, que siempre son buenas, dentro de la funda de su guitarra. Un bar aquí, otro bar allá... Con el Momo, su rincón, ha establecido una simbiosis perfecta.

Ricardo Parada Entenza. Padre de Allariz y madre de O Morrazo.

Padre de Allariz y madre de Loira.

El pub Momo, donde toca desde hace diecisiete años.