La gran xuntanza de los Correa

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO BERGONDO

PONTEDEUME

JOSE PARDO

Una familia cuya raíz es de Pontedeume lleva veintitrés ediciones seguidas de su reunión anual, surgida en un entierro, que cuenta con autobús y comisión de fiestas

07 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La escena es habitual. Al final de un entierro siempre hay alguien que dice eso de «a ver si nos vemos también en otro momento, no solo en días así». En casi todas las ocasiones se queda en una intención, pero, en el caso de los Correa, ocurrió todo lo contrario. Dos primos de esta familia cuya raíz está en Pontedeume tuvieron esa conversación. «Somos muchos, pero nuestros hijos no saben unos de otros y solo nos juntamos en sitios así. ¿Por qué no nos reunimos todos un día para que se conozcan?». La primera Xuntanza dos Correa se celebró en Monfero en 1996 y, con la del pasado sábado en O Pedrido (Bergondo), ya van veintitrés ediciones sin descanso.

«Cada año se forma una comisión de fiestas de cinco o seis personas, que se encarga de reservar un lugar en el que poder estar, llevar comida, poner música... En definitiva, un sitio que sea solo para nosotros», cuenta Cristina, de 26 años, que lleva el sello Correa en el segundo apellido. Su abuelo era uno de los ocho hermanos de los que descienden todos los invitados a la reunión, para la que cada año guardan el primer fin de semana de agosto.

Aunque algunos, por la suma de generaciones, ya no llevan el apellido en el DNI, la sangre es la sangre. Así, el sábado se reunieron unos sesenta, en una jornada que dio inicio a primera hora de la mañana. Los que vienen de fuera de la comarca -Asturias, Madrid, Cartagena o incluso Francia- se acercan por su cuenta, pero los de cerca contratan un autobús, que va haciendo paradas por Fene, Cabanas o Pontedeume. A partir de ahí, lo habitual es hacer una visita a algún sitio emblemático, como este año al pazo de Mariñán. «Y también solemos hacer parada en algún bar de camino», sonríe Cristina. Después es el momento de la comida, en la que, como en cualquier familia gallega, siempre sobra. Eso sí, el momento más especial llega con la sobremesa, cuando se pronuncia el discurso, firmado por La memoria de la Xuntanza.

«Una razón de ser»

«La xuntanza es mantener vivos muchos momentos familiares, buenos y no tan buenos, historias de vida, patrones, briscas, bodas, nacimientos…, todo aquello que nos hizo felices, que nos trajo emociones, disgustos, éxitos, pero, sobre todo, momentos compartidos [...] Nos dan un pasado común, una razón de ser, un sentido para honrar a los que quedaron atrás, generar orgullo a los que vienen por delante. La necesidad, el derecho y la obligación, pero, sobre todo, las ganas por permanecer y proyectarnos en el futuro», recogió el discurso. Por lo tanto, como resume Cristina, «lo básico es recordar a los que no están y presentar a los nuevos miembros».

Además, lo hacen de una forma divertida, con una temática de disfraces cada año. Ya fueron vestidos de vaqueros, de los ochenta, de gallegos tradicionales, de deportistas, de hippies y, esta vez, de hawaianos. Y a esto, antes añadían el sorteo de un regalo, pero desde esta edición decidieron cambiar el obsequio por una donación a una asociación u oenegé. La primera le tocó a AFAL Ferrolterra.

¿Y se alarga mucho la fiesta? «Bueno, el conductor del bus siempre nos tiene que esperar, no hay quien nos eche. Después de todo el día, acabamos a las diez y media, y aún seguimos en Pontedeume», desvela Cristina. La edición veinticuatro, en la que le tocará estar en la comisión, ya está en marcha y las bodas de plata, en un 2020 especial, también.