Concha Tejada, emprendedora: «Un jefe duro solo consigue quemar a las personas con alta sensibilidad»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida ARES / LA VOZ

ARES

Concha Tejada, ayer en Ares donde pasa la mitad del año.
Concha Tejada, ayer en Ares donde pasa la mitad del año. JOSE PARDO

La también mentora organiza en Ares unas jornadas para profesionales con esta neurodivergencia, donde cuenta su propia experiencia; «tuve que aprender a decir que no»

15 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Concha Tejada cambió radicalmente en 2018. «Decidí emprender y al año ya estaba quemada, descubrí ahí que tenía alta sensibilidad, que llevaba un ritmo insostenible y debía poner límites», indica esta mentora y emprendedora. Tenía 45 años y no sabía que era PAS (persona altamente sensible), hasta entonces siempre había trabajado en el turismo: «Y monté una empresa con servicios como diseño gráfico, una marca de bolsos... nunca descansaba y era incapaz de decir que no». Su experiencia y su faceta como mentora le han llevado a preparar las jornadas de Autocuidado para Profesionales PAS, que se celebran en Ares desde mañana al sábado con la colaboración del Concello. Desde la Alianza Aresana lanzará mensajes como el siguiente: «Un jefe duro solo consigue quemar a las personas con alta sensibilidad».

Nacida en Palma de Mallorca en 1973, pero pasando media vida en «mi salvavidas Ares» donde siempre veraneó su familia y donde muchas veces trabaja en remoto, Concha ya sabía antes del diagnóstico de su neurodivergencia que «era intensa y creativa, mi última jefa en un hotel de Canarias me avisaba que debía aprender a decir que no». En sus charlas, recalca a emprendedores y a trabajadores que «si siempre dices que sí atraes mucha toxicidad a tus relaciones, yo trabajaba muy bien pero me saboteaba; cuando me puse en manos de una coach ella me preguntó cómo me hacían sentir las palabras de la gente... y yo dije que eran como alfileres que se me clavaban en la piel».

Primero, la autoestima

Concha tuvo que reconstruir su vida y su autoestima; cambiando la relación con su pareja, su familia y sus clientes. «Pasas un duelo por la persona que no habías podido ser al desconocer que tenías esta neurodivergencia», asegura. ¿Qué consejos aporta para el emprendimiento? «Las personas con alta sensibilidad florecemos en terreno amable, el emprendimiento es solitario y debemos buscar clientes afines; y los trabajadores por cuenta ajena acaban paralizados y quemados si tienen un jefe duro».

El mundo gira cada vez a mayor velocidad: «Obliga a estar siempre conectado, pero como PAS debes tener tus herramientas y saber que también debes recibir empatía». Esto se traduce en que «hay que gestionar el estrés (somos más proclives por nuestro sistema nervioso), insistir en decir que no aunque al principio resulte incómodo, y si es necesario buscar ayuda con terapeutas».

Un alto nivel de estrés sostenido en el tiempo «puede acarrear enfermedades, pero el rasgo PAS también es muy luminoso pues ayuda a detectar situaciones injustas». La alta sensibilidad es «como un vaso, la mitad lleno de una situación heredada y la otra de aprendizaje en los primeros años». Las personas con esa neurodivergencia «no deben autoanularse en el trabajo ni en las relaciones, hay que priorizar las propias necesidades en vez de evitar siempre los conflictos (porque eso desgasta como un cubo con muchos agujeros)».

Pero siempre hay pros, «tienes más empatía con el cliente, paciente o la persona que atiendas en tu profesión; captas muy bien las necesidades de los compañeros, creas buen ambiente y eres creativa». ¿La alta sensibilidad va asociada con altas capacidades? «La neurodivergencia es un arcoiris con muchos colores, conozco personas altamente sensibles y con altas capacidades, otras con PAS y TDAH; al final es como decía Juan José Millás, el carril por el que se mide la normalidad en salud mental es tan estrecho que todos nos caemos».