El sector naval es vida para A Coruña

f. fernández FERROL / LA VOZ

FERROL

Estructuras de eólica marina fabricadas por Navantia y Windar Renovables en el astillero de Fene
Estructuras de eólica marina fabricadas por Navantia y Windar Renovables en el astillero de Fene César Toimil

Aclunaga calcula que el negocio de la construcción y reparación de barcos involucra en la provincia a un centenar de empresas que facturan 1.200 millones y generan 7.600 empleos

02 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector naval es vida para Galicia. También para la provincia de A Coruña, sobre todo, para la ría de Ferrol, donde se asientan los astilleros públicos de Navantia, que mecen la cuna de la economía comarcal. Así, en la actualidad, más de cinco mil personas trabajan directa o indirectamente para las factorías de Ferrol y Fene, que atraviesan por un momento de esplendor gracias a los contratos para la construcción de cinco nuevas fragatas para la Armada y a los pedidos de cimentaciones para asentar parques eólicos marinos. Y la carga de trabajo irá a más, tanto que la compañía pública calcula que en el 2026 alcanzarán los 9.000 trabajadores, de forma sostenida, para seguir así durante dos o tres años.

La mayoría de ese empleo lo proporcionará la industria auxiliar, auténtico motor en la ejecución de los contratos, dado que la plantilla directa de Navantia estaba compuesta, a 31 de enero pasado, por 1.713 en la factoría de Ferrol y 172 en el de Fene, según datos oficiales de la empresa pública.

Navantia es hegemónica en el sector naval provincial, pero hay vida más allá de los astilleros públicos. Así lo constatan los datos de facilitados por Aclunaga, la Asociación Clúster del Sector Naval. Los últimos que maneja la patronal se remontan al 2022. Entonces, operaban en A Coruña un centenar de empresas en el negocio, tanto asociadas como no. De ellas, doce son pequeños astilleros, todos privados, y otras 25 que ofrecen servicios para la construcción y la reparación. También hay firmas de habilitación (siete), de maquinaria auxiliar (cinco), de electricidad, electrónica y automatización (siete), entre otra gran variedad de suministradoras de servicios para el naval.

Ese centenar de compañías de la provincia facturaron ese año 1.250 millones y dieron empleo a 7.614 personas, de acuerdo con los datos que maneja el clúster. Aclunaga destaca el efecto multiplicado sobre el empleo indirecto: por cada puesto directo, se generan dos inducidos.

En comparación con los datos globales del sector en Galicia, la provincia de A Coruña ejerce un papel protagonista. Así, según los datos incluidos por la Xunta en el plan director de la construcción naval 2025-2027, en el 2022, el sector representó el 3,5 % del PIB de Galicia, generando un total de 2.447 millones de euros y aproximadamente 14.000 empleos directos, a lo que hay que sumar varios miles más de puestos de trabajo vinculados a la cadena de valor y logística en la que se apoya.

CESAR TOIMIL

Iria Ponce: «La imposición de la reducción de jornada nos puede hacer mucho daño»

f. f.

Iria Ponce Rodríguez es la nueva vicepresidenta de la Asociación de Empresas del Sector Naval Público de la Ría de Ferrol (Aenfe). Esta ingeniera técnica en Diseño Industrial natural de Ferrol ejerce también como responsable en la zona norte de la división naval de Alttion, perteneciente al grupo Depisa, una auxiliar histórica de Navantia.

—¿Qué es lo que hacen para Navantia?

—Tratamientos anticorrosión, chorreado y pintura. Trabajamos en carenas, en diques, en las cabinas de pintado, y en las fragatas F-110, nos encargamos de pintar los bloques antes de su montaje en grada y su posterior mantenimiento. Contamos con medio centenar de trabajadores.

—Ahora que se estrena en la directiva de la patronal, ¿a qué retos tiene que hacer frente?

—La situación actual es una oportunidad, con una carga de trabajo importante que va a aumentar gracias a los contratos de Navantia con la Armada. Sí que es cierto que, a corto plazo, tenemos un montón de retos, como la negociación del nuevo convenio del metal, el marco legal actual o la reducción de la jornada laboral...

—Todo eso cuando Navantia les está pidiendo que refuercen plantillas para asumir la carga de trabajo que viene..

—Sí, y tenemos contratos a largo plazo que ya están licitados y negociados. Va a tener un impacto, sobre todo, económico, a lo que se suma la escasez de personal, otro problema muy gordo. No va a ser fácil asumir más carga, reducir horas de trabajo, pagar más a los trabajadores o tener condiciones laborales diferentes, todo ello encorsetado dentro de unos contratos, como los de las F-110, que se van a extender hasta el 2030 y que no se pueden renegociar. Sí los que tengamos a partir de ahora y son contratos inminentes, es decir, debes tener todo en mente ya. Se nos plantean un montón de retos. Estamos buscando unificar el diálogo de las patronales para intentar lanzar un mensaje a las grandes empresas y Administraciones para que nos ayuden un poco a sobrellevar esta situación.

—¿Cómo asumirán esa reducción de jornada?

—Nos parece una oportunidad para mejorar las condiciones de los trabajadores y el bienestar de las empresas, pero que se nos imponga nos puede hacer mucho daño. El impacto puede ser muy gordo, ya empezamos a hacer estimaciones. Debemos tener en cuenta que trabajamos en un sector en el que a lo mejor no es posible recortar horas. Nosotros, por ejemplo, dependemos de la meteorología. Si hay un día malo, a mis trabajadores les puedo dar tiempo libre y flexibilizar la jornada. Pero un día que hace bueno yo no puedo recortar la jornada. Si la medida se flexibiliza puede ser un beneficio para todos, pero si se nos impone, peligra la viabilidad de las empresas.

—¿Cuántos trabajadores más van a necesitar?

—En nuestro caso, necesitaremos duplicar plantilla en dos años si las planificaciones de Navantia son certeras. La empresa habla de llegar a una plantilla de hasta 3.500 personas solo en dos años para los proyectos de nueva construcción, ahora no llegamos a las 2.000.

—¿Será posible?

—Parece casi imposible. En el caso de la pintura, no tenemos una formación reglada detrás, es un oficio que, como muchos otros, tú aprendes en el tajo. Por eso, es muy complicado encontrar a gente que ya esté formada y estamos hablando de proyectos que te exigen una calidad y unas garantías. No vale cualquiera y no todo el mundo quiere. Tenemos que hacer grandes esfuerzos en formación y retención de talento y no tenemos apoyo para salir de este atolladero de la captación de personal.

—¿Por qué no encuentran personal?

—No es un negocio que resulte atractivo, la gente no tiene interés en formarse, se están haciendo muchos esfuerzos desde la propia Navantia y desde las Administraciones con la FP dual y no consiguen captar alumnos suficientes. La gente no muestra interés. Tenemos que promocionar un poquito más el sector.

—¿Qué le contestan a Navantia cuando les pide que refuercen plantillas?

—No tenemos una solución. Lo que se planteó en una reunión con la dirección de Navantia fue volver a la antigua escuela de aprendices. Yo creo que todo pasa por ahí, por que los alumnos hagan prácticas en Navantia para que tengan otra sensación. De hecho, mucha gente que entra en la FP dual va con el objetivo de acabar en Navantia, no en una auxiliar. Nosotros somos pequeños, pero somos muchos, y, si pinchamos, también pueden caer los grandes. Sin nosotros no hay un naval fuerte, si pretendemos que Galicia sea un referente hace falta coordinarse, Navantia, administración y empresas, para superar todos los retos que tenemos por delante.

—La mano de obra extranjera es una alternativa para las empresas ¿no?

—Cada día se recurre más a ella, sí. Lo que pasa es que muchas veces se nos pide el esfuerzo de captar personal fuera y tampoco tenemos ni la ayuda ni la certeza de que todo ese esfuerzo vaya a merecer la pena. No tenemos estabilidad, trabajamos con licitaciones públicas, ese esfuerzo te puede salir bien o mal.

—Pero ¿las empresas se arriesgan?

—Sí, a ver, la mayoría de las empresas que estamos dentro de la asociación llevamos muchos años siendo partners de Navantia y tenemos la certeza, entre comillas, de que continuaremos trabajando. Pero seguimos con esa sensación de falta de estabilidad, compromiso compartido y de comunicación para disponer, a medio plazo, de información para poder adaptarte a la demanda del cliente.