Una de Reyes

Marta Seijas TRIBUNA

FERROL

10 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Será porque son defensores de la República a ultranza y esto de los monarcas no va con ellos, será porque no creen en las tradiciones, será porque no son creyentes, o será porque estamos a puertas de las municipales, cada uno que saque sus conclusiones. Sea como fuere, lo que pasó en Lugo la noche de Reyes, resulta vergonzosamente insultante para los ciudadanos.

Y es que la indignación general por el discurso del Rey Melchor, más argumentario socialista que relato de ilusión para los cientos de niños que fascinados esperaban a los magos de Oriente, se ha hecho patente en la ciudad de la muralla. Dicen los socialistas lugueses, que no hay nada raro en el discurso de Melchor, según su Alcaldesa, «no se entendió, ya que lo que se hacía era una crítica con sarcasmo a todas las administraciones, incluido el Concello». En fin… Que me disculpe Lara Méndez, pero creo que tiene algún tipo de problema. O bien, quiere hacer tonta a la gente con tales declaraciones lo cual resulta tan vergonzoso y bochornoso como el fin de fiesta de la Cabalgata, o bien desconoce el significado de la palabra sarcasmo. Si bien sería más fácil de solucionar la segunda, con unas consultas al diccionario, por desgracia me inclino más por la tomadura de pelo a la ciudadanía derivada de un miedo atroz ante la posibilidad de perder otro bastión socialista. Escuchando el discurso, parecía estar asistiendo a la exposición de proyectos del POS, vamos, que Melchor ha realizado una disertación sobre el Plan de obras y servicios del que los vecinos de Lugo podrán disfrutar por el «módico precio» de un puñado de votos. Obras y proyectos pendientes en la ciudad como la intermodal o una playa fluvial fueron algunas de las grandezas que salieron por boca de un Rey con muy poca magia y menos vergüenza aún, entre los gritos, silbidos y abucheos de los presentes. En fin, gracias a Dios (porque yo si soy creyente) no todos somos iguales. No creo en el «todo vale», ni en la política ni en la vida, sea quien sea y venga de donde venga, porque ahí comienza el despotismo y la falta de respeto a quien realmente decide, los vecinos.