La recogida puerta a puerta de aceite doméstico, un sistema que no deja de ganar adeptos en Galicia

FAI GALICIA VERDE

Emilio J. Cerviño

Los gallegos cuentan cada vez con más facilidades para evitar que el aceite usado llegue a la red de aguas residuales y, finalmente, a los ríos. Contenedores específicos en vía pública o puntos limpios son todavía el sistema mayoritario de recogida. Aún así, ante la desigual oferta de estas soluciones y de sus inconvenientes, crece la demanda de sistemas que simplifican la tarea

20 dic 2019 . Actualizado a las 10:13 h.

Cada vez son más los gallegos que no dudan en desterrar de sus hogares la práctica perniciosa de arrojar por el fregadero o el inodoro los restos de aceite que se generan en la cocina o se emplean en las conservas, una costumbre altamente contaminante que conlleva riesgos, como obstruir tuberías, encarecer procesos de depuración de aguas residuales o, cuando los aceites acaban en los ríos o en los lagos, dañar los ecosistemas. Los datos de recogida de aceite gallego por ayuntamientos avalan que la concienciación crece -por cada litro que se va por el sumidero del fregadero son mil los que se contaminan en el mar- y la demanda de sistemas que permitan facilitar la recogida de este desecho, también, sobre todo en esas zonas que no cuentan con múltiples puntos de recogida.

A nivel gallego, la situación varía por áreas e, incluso, no es homogénea en los propios entornos urbanos. Si son varias las localidades que en los últimos años acometieron la instalación de contenedores específicos en sus calles, como Vigo, Ferrol, Ourense o A Coruña, con datos que confirman la progresión -en la ciudad herculina la recogida de aceite usado subió un 33 % en el primer semestre de este año respecto al anterior-, en otras, como en Santiago o en Pontevedra, se desechó o no se opta por esta posibilidad. Desde estos consistorios esgrimen hábitos no adecuados por parte de los ciudadanos -que, aseguran, pueden provocar problemas como derrame de aceite sobre asfalto o aceras- o la complicada gestión cuando hay caídas como razones para no optar por este modelo. En Pontevedra ciudad, hoy en día la única opción es trasladarse al punto de recogida municipal habilitado en el mercado de abastos. En Compostela, para eliminar este residuo de forma responsable, y más allá de a los puntos limpios -tanto fijos como móviles-, hay que desplazarse a alguno de los quince centros socioculturales que disponen de servicio de recogida o a los lugares dispuestos por otras entidades como la Universidade de Santiago o algunos supermercados de la ciudad.

Es, precisamente, lo complicado que resulta en ocasiones buscar un depósito para deshacerse de estos restos -sobre todo, en el ámbito rural- o la falta de cercanía a los puntos limpios -en Galicia hay sobre 150 fijos-, lo que ha facilitado el auge y la buena acogida que han tenido iniciativas que simplifican y facilitan la tarea, como la recogida puerta a puerta, que suma fieles en los últimos años.

Más de una década lleva, por ejemplo PMA Nutrigas -una empresa dedicada a dar una segunda vida como carburante al aceite doméstico- surtiendo de bidones de distinta capacidad (desde 100 hasta 240 litros, lo que equivale a un contenedor de calle) a varias comunidades de vecinos de Vigo que lo solicitan y lo van rellenando poco a poco hasta completarlo, momento en el que llaman a la empresa y esta lo renueva. «Depende de cada comunidad, algunas tardan en llenarlo dos meses y, otras, cuatro años», puntualizan desde la firma sobre el servicio gratuito al que en la actualidad están adheridas en la ciudad 900 comunidades, lo que supone recoger entre 15 o 20 bidones diarios.  «Lo que sí notamos es que cada vez crece la demanda ante una mayor concienciación y por la comodidad del sistema, ya que los vecinos no tienen que salir a la calle para dejar las botellas de aceite», añaden. «Siempre contamos el caso de un vecino de Vigo de 89 años que se hace cargo del bidón de la comunidad y que no cesa de insistir y animar a sus vecinos para que reciclen», insisten con orgullo poniendo el foco en la implicación de la gente de avanzada edad. Ellos mismos, aclaran, cada vez que llegan a una nueva comunidad de vecinos, tratan de concienciar con pegatinas o buzoneo sobre la importancia de esta conducta respetuosa con el medio.

Esta empresa también trabaja en otras localidades gallegas, como A Coruña, Ourense, Cangas, Ribeira o Ferrol, donde hasta 30 comunidades de vecinos ya se benefician del sistema. En la ciudad departamental, y como un hábito que pretenden extender al resto, abonan 10 euros por cada colector que se llene, entregándose la suma final a una entidad sin ánimo de lucro que elijan los propios vecinos. «Lo importante es que cada vez cale más hondo la necesidad de reciclar para darle una valorización», subrayan.

Una vez recogido el aceite, la firma lo lleva a su planta de Mos, donde se prepara, se limpia, se le saca el agua y el resto de frituras y se equilibra la acidez. Desde allí va directamente a refinerías. El 98 % del aceite recogido se destina a biodiésel.

Casa a casa en la Costa da Morte 

También con notable éxito e implicación de los consumidores avanza el modelo de recogida puerta a puerta puesto en marcha el año pasado en Cabana (donde trabajan con 1.700 familias) y, desde este año, en Ponteceso (con más de 2.000 familias) por la empresa Collecting Oil, una firma con sede en Carballo que llega a recoger en estas zonas hasta 26.000 litros anuales de aceite doméstico usado. Roberto Recarey, responsable de la firma, se declara muy satisfecho tanto por los propios resultados cómo por constatar el nivel de implicación existente y, también, por haber logrado que los vecinos, una vez salvada la reticencia inicial, se habitúen a este sistema que recoge el residuo casa a casa.

Un proceso que requiere, como explican, tiempo y logística. Tras entregar en cada domicilio una garrafa de 10 litros, las familias van almacenando en ellas el producto hasta la fecha de recogida -normalmente, cuatro meses-, que viene indicada en la tapa del envase. «O máis complicado ao principio era localizar á toda xente nas casas, gañar a súa confianza e explicarlles o modelo. Aclararlles, por exemplo, que o recollemos de día, non de noite», aclara. «Algún nos ten chamado ás 06.00 horas da mañá ao ver que non o quitáramos», recuerda. En la fecha de recogida, operarios de la empresa pasan a recoger el bidón, que debe dejarse delante de la puerta. «Desde que arrancamos, a resposta foi moi boa en case o 80 % dos casos. Una vez que coñecen o funcionamento, hai poucos casos de olvido e todos alaban a comodidade que supón», defiende. «Entre as cousas máis complicadas foi establecer as rutas, que facemos por GPS, porque ao cubrir tantos núcleos tardamos, por exemplo, no caso de Cabana, ata 12 días en recoller todo o aceite na zona. Este concello dividímolo en seis rutas que abarcan cada unha sobre 250 casas», detalla.

Zaira Pallas

Entre sus ventajas está también, focaliza Recarey, la posibilidad de detectar errores de reciclaje en origen. «Se o vemos, xa non reciclamos ese aceite», aclara. Los correctamente almacenados se llevan a la nave de la firma para tratarlos. La mayor parte, ya limpios, se destinan a biodiésel. El resto, lodos, a una empresa de Vimianzo.

«O certo é que este modelo, unha vez xa establecido o procedemento, se adapta moi ben ao rural e aos concellos pequenos», sostiene. De hecho, entre las previsiones de la firma está extender el modelo -que, por ahora, es gratuito para los concellos pero que en el futuro podría incluir el coste de implantación- a Laxe o Malpica o, a posteriori, a A Laracha, Carballo o Fisterra. 

Desde la firma, una vez constatada la buena acogida, no se ponen freno y entre sus objetivos ya incluyen para el futuro la posibilidad de recoger pilas o productos textiles. Siempre con este sistema. «Se se queren conseguir grandes cantidades de residuos reciclados, ten que ser con porta a porta», defienden.