La alimentación de los adolescentes es una asignatura pendiente que muchos hogares gallegos todavía suspenden. Después de preocuparse mucho por lo que los niños comen de pequeños, los padres restan importancia a una etapa en la que es vital, por ejemplo, el consumo de calcio. Más que en los tres primeros meses de vida.
18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En la adolescencia se necesita más del doble de calcio al día que durante los primeros tres meses de vida, según ha comentado la coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago, Rosaura Leis.
Y es que, durante la transición de la infancia a la fase adulta, el cuerpo humano registra innumerables cambios fruto de su adaptación a esta nueva etapa de la vida, siendo una de las evoluciones más marcadas la que se produce en la estructura ósea.
Para poder hacer frente al incremento del tamaño de nuestros huesos, el cuerpo necesita una mayor cantidad de calcio y de los elementos que contribuyen a su fijación. En este contexto, la leche y los productos lácteos representan una de las formas más recomendables de satisfacer estas nuevas necesidades, que deben ser, además, proporcionadas a través de la alimentación puesto que el organismo es incapaz de generarlas por sí mismo.
Por ello, la leche y sus derivados son unos aliados sobresalientes de la adolescencia, por su contenido en calcio y la presencia de nutrientes que favorecen la absorción de este calcio. De hecho, elementos característicos, como la lactosa, hacen que el calcio de la leche sea considerado como de alta biodisponibilidad, por lo que su consumo está recomendado como una de las vías «más eficaces» para satisfacer plenamente las necesidades del organismo de los adolescentes.
Por esta razón, en esta franja de edad hay que consolidar un ingesta que ronda las cuatro raciones diarias de leche y productos lácteos, la necesaria para proveer al organismo de los cerca de 1.300 miligramos al día de calcio que necesita. Esto, además, debe llevarse a cabo en paralelo a una adecuada actividad física.
«Tenemos que recomendar estilos de vida saludables, que incluyan alimentación, actividad física e inactividad. Es decir, consumo de alimentos que están dentro de la pirámide saludable, aumento de la actividad física y disminución de la inactividad, especialmente del ocio pasivo ligado a las pantallas. Con esto conseguiremos niños sanos, adolescentes sanos, adultos sanos y longevos muy sanos», ha zanjado la experta.
LOS GRANDES ERRORES DE LA DIETA
Los expertos coinciden en alertar de los grandes errores que se producen en la alimentación de los adolescentes: el alto consumo de comida basura y la baja ingesta de frutas y verduras son dos características comunes a la dieta de los más jóvenes, que, en algunos casos, se restringe también por la aparición de trastornos alimentarios.