Lo que no te han dicho sobre el colesterol

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El bueno del huevo no tiene la culpa. Claro que se pueden tomar tres o más a la semana sin que tu corazón corra riesgos innecesarios. Eso sí, ni se te ocurra hacer lo mismo con los cruasanes y las palmeras de chocolate. Repasamos las verdades y mentiras que rodean al colesterol, ese enemigo silencioso de nuestras arterias.

18 dic 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

El colesterol no es malo, lo malo es tenerlo alto. Esto es lo primero que te dice cualquier cardiólogo sobre este enemigo silencioso del corazón, que no genera ningún tipo de sintomatología hasta que desemboca en un infarto. La gran paradoja es que hay pacientes con altos niveles de colesterol que no sufrirán un ictus o una trombosis en toda su vida, pero estas personas sí corren un riesgo mayor, respecto a los demás, de que les pase cualquier problema de este tipo. El jefe de cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), José Manuel Vázquez, pone un ejemplo muy gráfico para explicarlo: «Si circulas a 180 km/h de velocidad por una carretera con curvas, tienes más posibilidades de tener un accidente, pero esto no quiere decir necesariamente que lo vayas a tener».

En la actualidad, esta patología afecta al 50 % de la población adulta en España. Unos 14 millones y medio de personas viven pendientes del siguiente análisis de sangre, aunque hay quien opta por no preocuparse ni tratarse y también hay quien ni siquiera sabe que lo padece. El caso es que el colesterol no genera ninguna sintomatología, así que uno puede tenerlo alto sin saberlo. El 41% de los españoles piensa que el colesterol duele y, como no les duele, muchos piensan que lo tienen perfectamente cuando no es así.

Un axioma certero es el que llevamos oyendo toda la vida: Hay dos tipos de sustancia: el LDL -también llamado el «colesterol malo»-, que es el que se deposita por las arterias, y el HDL -o «colesterol bueno»-, que, al contrario, se encarga de arrastrar las sustancias nocivas lejos del corazón. Este último, a su paso por el organismo, va recogiendo y limpiando las arterias de camino al hígado. Por eso, «si el bueno lo tienes elevado, estás más protegido», explica el doctor Vázquez. Los intentos que se han hecho hasta ahora para aumentar el HDL de manera científica no han tenido mucho éxito, pero los de disminuir el LDL, sí. Hay que empezar por llevar una dieta sana, hacer algo de ejercicio físico (una caminata diaria de una hora a paso ligero sería suficiente) y abandonar el tabaco. Si todo eso no funciona, hay que acabar recurriendo a los fármacos (las estatinas) y hay a quien le va muy bien con el aumento del consumo de los fitoesteroles, presentes de forma natural en los frutos secos (avellanas, almendra, etc...), las legumbres (lechugas, acelgas, espinacas, pepinos...) y los aceites vegetales, donde están presentes de forma natural. En cuanto a los Danacoles y demás productos parecidos, el médico confirma que sí pueden ayudar, aunque no está demostrado, desde el punto de vista clínico, su efecto beneficioso en el organismo.

Se hereda solo a veces

Solo en algunos casos, el colesterol es hereditario. Hablamos de la hipercolesterolemia familiar, que aparece en una de cada dos mil personas, y que engloba distintas formas genéticas. En cuanto a su prevalencia, la forma más grave es la hipercolesterolemia familiar homocigótica. La sufren una de cada doscientas mil o trescientas mil personas. El otro tipo, la hipercolesterolemia familiar heterocigótica es más benigna y aparece en una de cada quinientas personas. La hiperlipidemia familiar combinada es la más frecuente (una de cada cien personas) pero la expresión es variable y depende de factores externos como la alimentación, el estilo de vida, etc... Hay otras alteraciones pero responden a patrones hereditarios más complejos y menos frecuentes», afirma el doctor Vázquez.

Si lo tienes en tus genes, hagas lo que hagas, tendrás altos tus niveles de colesterol. En el resto de los casos, ayuda llevar una vida sana y recurrir a los lácteos desnatados. Sí es cierto que los huevos tienen un contenido en colesterol elevado, -como también ocurre con el pulpo y los calamares- pero no son los principales alimentos a evitar, así que se pueden tomar más de tres a la semana. El enemigo público número uno del colesterol es la bollería industrial: Los cruasanes, los donuts, las palmeras de chocolate... También las carnes rojas y los embutidos.