Casado se aferra a las recetas de Rajoy para «arreglar» España por tercera vez

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ESPAÑA

Sandra Alonso

Los populares abren en Galicia su convención con llamadas al reformismo

29 sep 2021 . Actualizado a las 20:03 h.

El Partido Popular inició ayer en Santiago su convención itinerante, que acabará el próximo domingo en la plaza de toros de Valencia y que cuenta con emplazamientos, planteamientos y debates diferentes para cada jornada de la semana. En Galicia, «la cuna de la civilización europea y del PP», dijo Pablo Casado en la presentación de las sesiones, tocaba hablar de economía, empleo e industria, aunque acabó convirtiéndose en un recetario del PP para salir de la crisis provocada por la pandemia poniendo como referencia etapas del pasado.

Santiago también es la ciudad de nacimiento biológico y político de Mariano Rajoy, expresidente del partido y del Gobierno que cumplió su palabra al ceñirse a una reflexión de media hora de duración en la que aportó su visión del momento que vive España en comparación con la que él se encontró hace diez años, cuando abordó la otra gran crisis del presente siglo con una sólida mayoría en las urnas. Rajoy, que eludió las críticas directas a los adversarios políticos o las solapó con su habitual ironía más o menos descifrable, empezó marcando diferencias al advertir que la depresión que comenzó en el 2008 y que él se encontró al llegar a la Moncloa tres años más tarde fue «bastante peor» que la actual, por la falta de preparación del país, el exceso de gasto público y el elevado endeudamiento de familias y empresas que había entonces.

El político pontevedrés recomendó al Gobierno actual preocuparse por hacer un «buen diagnóstico» y no complacerse con datos aparentemente positivos que no aguantan la comparativa con el entorno europeo por los duros efectos que tuvo el parón sanitario en una economía de servicios como la española. No se mostró pesimista Rajoy, porque en esta ocasión hay un compromiso firme de Europa que él, aseguró, no recibió, y porque el país estaba más preparado para el impacto tras años de crecimiento estable y reformas en el empleo y el sector bancario.

Tuvo buenas palabras para algunas de las medidas paliativas que tomó el Ejecutivo de Pedro Sánchez, como los créditos ICO o los ERTE, una figura que reivindicó para su equipo económico, aunque echó en falta ayudas económicas directas a los empresarios y autónomos como sí las hubo en Europa. «Todo esto está bien para media hora, pero hay que gobernar para el futuro», advirtió el expresidente, que conminó a Casado a liderar las reformas necesarias para «arreglar» España con un tercer «milagro económico» como los que, a su entender, protagonizaron él mismo y, antes, el Gobierno de José María Aznar. «No hay dos sin tres», dijo, situando ya a su sucesor al frente del próximo Ejecutivo que salga de las urnas.

Rajoy también opinó sobre lo que no se debe hacer: «Más gasto estructural, más impuestos y más regulación: son tres cosas letales», enumeró. Y añadió un elemento más, «empezar a pensar» en el déficit público, porque la manga ancha con el equilibrio presupuestario que impulsó Europa puede acabar «y podemos volver a las andadas».

Por último, recomendó para salir de la crisis «olvidarse de eslóganes, del dogmatismo, de la demagogia y del sectarismo». Puso como ejemplo su Gobierno, que tuvo que nacionalizar la banca o subir los impuestos, ideas que no iban «en el programa» y que más tarde corrigió. Mirando a Casado, le recordó que «no estamos aquí para hacer ideología, sino para resolver una crisis económica». El actual líder del PP apenas tomó la palabra durante la jornada y se dedicó a escuchar a los invitados en otras tres mesas redondas, de marcado perfil económico y empresarial.