Puigdemont no para máquinas

Carlos Punzón
Carlos Punzón LA VOZ EN BARCELONA

ESPAÑA

Quique García | Efe

El presidente anuncia que pedirá al Parlamento que responda al plan de Rajoy, mientras la CUP le reclama que declare ya la independencia, y ERC, que cree un «Gobierno de concentración»

22 oct 2017 . Actualizado a las 09:42 h.

Hace 40 años, tal día como el de mañana, Josep Tarradellas volvía a Cataluña y desde el balcón de la Generalitat en Barcelona proclamó su mítico «Ja sóc aquí!» para poner en hora el reloj del gobierno autonómico y apostar inequívocamente por integrar a Cataluña en el mapa de España.

Cinco presidentes después, Carles Puigdemont, igualmente desde la sede del Ejecutivo, no enriqueció ayer el discurso de integración de Tarradellas, sino que mandó seguir adelante y a toda máquina a la locomotora del independentismo anunciando que pedirá que el Parlamento autonómico se reúna para dar una respuesta clara a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

ERC, partido socio del PDECat en el Gobierno, y la CUP, apoyo matemático de ambos en la Cámara, quieren que esa respuesta no sea otra que «pise ya el acelerador» y proclame la independencia con la máxima urgencia antes de que el Senado dé el visto bueno al Gobierno central para intervenir en la gestión de la Administración catalana.

«La Generalitat no puede aceptar este ataque injustificado e incompatible con el Estado de derecho», proclamó Puigdemont en su discurso para derivar de nuevo la tensión hacia el Parlamento catalán, al que encargará «debatir en sesión plenaria sobre el intento de liquidar el autogobierno de Cataluña, y actuar en consecuencia». Se cuidó el presidente catalán de especificar en qué consistirá su propuesta, en un nuevo ejercicio de manejo de las palabras, centradas en identificar toda la acción del Gobierno central con la vulneración de la ley y «la humillación» que insistió en asegurar se ha infringido a los catalanes. Cualquier avance de sus intenciones podría depararle además consecuencias judiciales, que la Fiscalía, en todo caso, ya prepara, y una posible anulación legal de las sesiones que se convoquen si transparentan la intención de proclamar formalmente la independencia.

En catalán, en castellano y en inglés siguió el guion que trazó para intentar identificar al Gobierno central con la ilegalidad, la represión y la humillación, y a la Generalitat, en cambio, con la expresión de la libertad de los catalanes. En otro aviso que dejó sin concretar, el presidente proclamó que «defenderemos nuestras instituciones como siempre, de manera pacífica, pero cargados de dignidad y razones». 

Elude las elecciones

No concedió en su alocución posibilidad alguna a lo que desde el catalanismo moderado, expresado ahora desde la organización Lliures, le proponían para salvar la cuota principal de autonomía, la de ser él quien convoque elecciones anticipadas, antes de que lo haga Mariano Rajoy desde Madrid como tiene previsto antes del mes de abril. Curiosamente, los partidos de los dos dirigentes son a los que peor coge ese adelanto electoral. El PDECat no tiene candidato decidido, pues Puigdemont ha reiterado que no optará a la reelección, y Artur Mas seguirá inhabilitado hasta marzo del 2019.

Al PP catalán, los comicios le llegarán quemado y sin espacio electoral, al haber sido devorado el suyo por Ciudadanos, el partido que con más fuerza reclama la llamada a las urnas.

A falta de que mañana la junta de portavoces del Parlamento autonómico reciba las propuestas de Junts pel Sí y de la CUP para concretar qué contenido tendrá el próximo pleno, ERC ha hecho llegar a Carles Puigdemont la propuesta de que nombre un «gobierno de concentración» para intentar hacer lo más transversal posible la acción del Ejecutivo integrando a sindicalistas, entidades independentistas e incluso representantes de otros partidos como la CUP y Catalunya si que es Pot, e incluso tentar a parte del PSC

El «golpe» de Forcadell

Más intensa y sin seguir las pautas de la institucionalidad de su cargo, proclamó su discurso un poco antes la presidenta del Parlamento catalán, Carmen Forcadell, quien no dudó en tachar de «golpe de Estado de facto», la aplicación del artículo 155, y tratar de convencer de que «el conflicto es entre el Gobierno central y la ciudadanía de Cataluña», no entre políticos. «Quieren hacerse con el Parlamento que eligieron los catalanes», clamó, para añadir que las medidas anunciadas por Mariano Rajoy «no son legales, ni legítimas», como sí considera en cambio la presidenta la ley del referendo y la de transitoriedad pese a haber sido declaradas ilegales por el Constitucional.

La CUP, el fiel que mueve con sus 10 votos de 135 la balanza de la mayoría en el Parlamento, reclamó más intensidad, mientras ayer en la manifestación con la que se reclamó la puesta en libertad de los líderes de la ANC y Òmnium, se escucharon lemas con los que advertían «a Convergència (ahora PDECat), que se nos acaba la paciencia».

El 155 fractura al PSC y lleva a Núria Parlon a abandonar a Pedro Sánchez

La aplicación del artículo 155 ha fracturado al PSC, el partido que había optado por tratar de hacer de puente entre los soberanistas y las formaciones antiindependentistas. Su equidistancia se ha roto tras respaldar Pedro Sánchez la puesta en marcha y desarrollo del artículo 155 de la Constitución. La que era uno de sus principales apoyos en Cataluña, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Núria Parlon, presentó a última hora de la tarde su dimisión como miembro de la ejecutiva federal de Sánchez, por su «total desacuerdo» con las medidas diseñadas por el Gobierno central y secundadas por Sánchez. Parlon firmó además un manifiesto junto a los también regidores socialistas de Tarrasa, Granollers y Castellar del Vallés, en el que instan al primer secretario del PSC, Miquel Iceta, a desligarse de la puesta en marcha del 155. Los alcaldes piden en paralelo a Puigdemont que no tome ninguna decisión irreversible y buscar en cambio una última posibilidad de consenso. Mientras el PSC se fractura, Ada Colau abrió ayer un período de reflexión sobre si mantener o no su pacto con los socialistas. Podemos hace también ya del PSOE el blanco de sus críticas, en lo que es el arranque de una larga campaña electoral, que Iceta pidió el viernes en secreto y sin éxito a Puigdemont que fuese él quien la convocase.

LLUIS GENE | Afp

Por los Jordis, pero a favor de la independencia

La marcha convocada para exigir la puesta en libertad de los líderes de ANC y Òmnium Cultural se convirtió ayer en Barcelona en otra expresión en la calle en favor de la independencia y además contra la aplicación del artículo 155. Con la participación del Gobierno catalán y 450.000 personas, según la Guardia Urbana, 85.000 con las cuentas de Sociedad Civil Catalana, se reclamó la continuidad de los planes secesionistas al grito de «ni un paso atrás». Los organizadores de la marcha y, sobre todo, la CUP hicieron numerosos llamamientos a que la cita se desarrollase sin incidentes. Los helicópteros de la Policía Nacional fueron una vez más el blanco de improperios generalizados. foto Lluis gené afp