Rubalcaba, el adiós del superviviente

Efe

ESPAÑA

Atlas TV

Dejó atrás a Felipe González y heredó el PSOE de Zapatero, pero el batacazo en las europeas terminó con sus fuerzas

26 may 2014 . Actualizado a las 19:16 h.

Rubalcaba ha recibido, a lo largo de los años y tanto en las filas socialistas como en las de otras formaciones (incluido el PP) un reconocimiento a su figura, en el sentido de considerarle como uno de los políticos más relevantes del país. Son muchos los cargos que ha ostentado tanto en el Gobierno como en el partido, y con ese bagaje y en medio de un momento difícil para su fuerza política, este superviviente felipista decidió dar el paso, ofrecerse para liderar el PSOE y ser el cabeza de cartel en unas elecciones generales tras dos citas con las urnas con la foto de José Luis Rodríguez Zapatero.

El resultado no fue bueno y el PP consiguió la mayoría absoluta, pero aguantó. Hubo después movimientos internos que desembocaron en el paso dado por Carme Chacón para disputarle el liderazgo en el Congreso de Sevilla de febrero del 2012. Pero Rubalcaba aguantó.

En medio del debate sobre el momento en que deberían celebrarse las primarias para las elecciones generales del 2015, defendió no hacerlo antes de las elecciones europeas celebradas ayer. Su tesis aguantó. Pero hoy, Rubalcaba ya no ha aguantado más. El resultado de los comicios europeos ha colmado su aguante y su paciencia y ha decidido entregar el testigo en el plazo de dos meses a alguien que, hoy por hoy, es una incógnita.

Forofo del Real Madrid, su alegría del sábado ha contrastado con la tristeza que le han provocado los resultados obtenidos por el PSOE en la cita con las urnas para renovar el Parlamento Europeo, una convocatoria para la que había pedido que los electores dijeran no a las políticas del gobierno de Mariano Rajoy. Pero el no que ha provocado que anunciara que abandona el cargo es el que los ciudadanos han dado a la labor de oposición socialista.

Un químico como Rubalcaba no ha encontrado la fórmula para que el PSOE recuperara votantes, a los que desde el Partido Popular les ha llegado un aluvión de mensajes de que representaba el pasado y las políticas que condujeron a España a la crisis económica. Ha luchado contra ello más que como el velocista que fue en su etapa universitaria, como un corredor de fondo que estaba convencido de poder lograr la meta.

Rubalcaba, un ex por excelencia (exvicepresidente del Gobierno, exministro de Educación y de Interior o exportavoz del Ejecutivo y del grupo socialista, entre otros muchos cargos) va a sumar ahora el puesto de ex secretario general. Se hace difícil pensar en un Rubalcaba alejado de la vida política. Meses antes de las elecciones generales del 2008 aseguraba que estaba ya en los últimos coletazos de esa vida. Nadie le creyó y, al poco, disputaba la Presidencia del Gobierno.

Ahora no existe la misma sensación y parece que sus palabras han sido mucho más sinceras. Pero seguro que cuando se certifique ese paso, tal y como ha comentado en alguna ocasión, unos de los momentos más emotivos que guardará en su memoria será el anuncio del final de la violencia por parte de ETA. Al igual que Joaquín Almunia, Rubalcaba dejará la secretaría general del partido sin haber logrado la Presidencia del Gobierno y con la esperanza de ser un puente entre Zapatero y en el próximo socialista en convertirse en el sucesor de Mariano Rajoy como inquilino de la Moncloa.

Pese a la situación vivida, el aún líder del PSOE ha asegurado hoy no sentirse solo en este difícil momento y no ha querido decantarse por ningún posible candidato.

Carme Chacón, Eduardo Madina, Patxi López o Pedro Sánchez son nombres que se antoja que van a sonar mucho en las próximas semanas y tal vez ninguno de ellos vaya a contar con el respaldo expreso de Rubalcaba. Quizás no les importe pensando en los antecedentes del aún líder socialista con las primarias: apoyó a Bono y le ganó Zapatero, respaldó a Almunia y fue derrotado por Borrell, y se volcó con Trinidad Jiménez en Madrid y el designado fue Tomás Gómez.

Con ello ha bromeado en muchas ocasiones el propio Rubalcaba, la persona a la que Zapatero consideró como el candidato natural para sucederle y que hoy ha decidido tirar la toalla sin que exista candidato natural alguno a su relevo. Los que opten a tomar el testigo están ya obligados a retratarse.