Las sombras del emperador

mateo balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La trama de blanqueo que investiga la Audiencia Nacional entra en ebullición con supuestas implicaciones del CNI y guerras policiales

11 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A finales de 2010, dos años antes de que estallara el caso Emperador, la trama de blanqueo de capitales que investiga la Audiencia Nacional con más de un centenar de imputados, comenzó a difundirse en determinados foros vinculados a la inteligencia una teoría llamada China, economía parasitaria. La tesis era que el modelo chino de expansión, en el que se crean empresas que contratan a sus compatriotas para vender sus productos o servicios como sucede en España, no revertía de forma proporcional en el crecimiento nacional, ya que buena parte de las divisas generadas aquí regresaban al gigante asiático.

No fue casual que en esa época el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) reforzara su unidad económica, en consonancia con la crisis que comenzaba a vivir España y ante los ataques especulativos que sufría nuestra deuda soberana. Así, el parásito chino pasó a tener un lugar preferente en la agenda de los servicios secretos en detrimento de actividades en decadencia como el terrorismo de ETA. Al mismo tiempo, la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias de investigación en febrero del 2009 para rastrear el modus operandi de los mayores importadores chinos en España. De esta búsqueda prospectiva apareció el empresario Gao Ping, un prolífico hombre de negocios de aspecto impoluto que se codeaba con ministros o se fotografiaba con el rey.

Los investigadores bucearon en la base de datos de la Agencia Tributaria a raíz de unas diligencias previas abiertas en el 2010 por un juzgado de Madrid. De forma paralela, la búsqueda de parásitos chinos se extendió a Francia, Italia y Grecia mediante la colaboración de sus servicios secretos, pero con escasos resultados.

Sin embargo un suceso rocambolesco dio un vuelco a la investigación. Un juzgado de Sigüenza (Guadalajara) investigaba el robo de una furgoneta a mano de encapuchados. Sus dos ocupantes chinos, como los atracadores, denunciaron la sustracción de 35.000 euros en género y 5.000 más en metálico. Pero un mes después se presentan en la Brigada de Extranjería de Madrid y elevaron lo sustraído a más de un millón. Dos de los detenidos callaron, pero en el 2011 deciden colaborar a cambio de su excarcelación.

Los confidentes desmenuzan los negocios de Gao Ping y el titular del Juzgado Central número cuatro, Fernando Andreu, ordenaba una macrooperación en cinco comunidades, con 83 detenidos y en la que se intervinieron más de seis millones de euros en efectivo. Había estallado el caso Emperador.

Policías en escena

Y llegaron las machadas judiciales con la excarcelación de los supuestos cabecillas de la trama de blanqueo por un error del juez Andreu, al superar las 72 horas de detención policial. La Fiscalía recurrió y puso a la Policía manos a la obra para buscar nuevos indicios contra la trama. Aparecieron en abril del 2013, cuando Andreu les mandó de nuevo a prisión con unas polémicas escuchas. De forma paralela, entre secretismo, el instructor comenzó a tocar la fibra sensible de la trama, los empresarios y la alta nobleza española imputados por utilizar el sistema de blanqueo asentado en Suiza. Hasta que un informe de la unidad de Asuntos Internos de la Policía llevó a la Fiscalía a pedir la imputación de nueve agentes, tres de ellos comisarios, por sus vínculos con Gao Ping. La batalla estaba servida y la Fiscalía logra que Andreu deje la investigación por su amistad con el comisario del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca, implicado por cohecho y prevaricación. A principios de abril se hizo con el caso el juez Moreno, que esta semana ha tomado declaración a los policías.

La teoría del abogado Jacobo Teijelo, defensor de un lugarteniente de Gao Ping, es que el informe de Asuntos Internos llega una vez que Andreu acordase la libertad bajo fianza de 300.000 euros a varios imputados, una resolución no agradó a la Fiscalía, que buscaba otra salida para una causa que se diluía.